Banished
- PlataformaPC7
- GéneroSimulación, Estrategia
- DesarrolladorShining Rock Software
- Lanzamiento18/02/2014
- TextoInglés
Banished
Banished nos pone al frente de una grupo de exiliados, dispuestos a fundar su propia ciudad para conseguir sobrevivir por su cuenta en una nueva tierra. Un título de simulación y gestión desarrollado por una única persona, en el que encontramos similitudes con Sim City o The Settlers. ¿Estás dispuesto a comenzar una nueva vida, en un lugar inhóspito?
La idea detrás de Banished no esconde algo realmente novedoso para cualquier amante de los juegos de gestión. Construir nuestra propia ciudad, prestando atención a las necesidades de nuestros ciudadanos y controlando su crecimiento para evitar que los recursos se antojen escasos, es una mecánica habitual en el género. Su ambientación, en algún punto entre la Antigüedad y el Medievo de un mundo que podría ser el nuestro, no es la más explotada aunque hayamos tenido la oportunidad de fundar urbes en los antiguos Egipto, Grecia o Roma. Tampoco lo es su gestión indirecta de los habitantes de nuestra villa, a los que no podremos dar órdenes de forma directa pero sí indicar los criterios que queremos que sigan para contribuir al desarrollo de la aldea. Cualquiera diría que no queda nada por inventar... Y, sin embargo, Banished se ha alzado como uno de los productos más vendidos en Steam durante las semanas posteriores a su lanzamiento.
La mayor sorpresa en lo que al juego se refiere, sobreviene cuando uno descubre que ha sido desarrollado por una única persona, trabajando incansablemente desde 2011 en el simulador que ha salido a la venta este mismo año. Shining Rock Software, cuyo nombre podría sonar a equipo formado por al menos media docena de desarrolladores, está integrado únicamente por Luke Hodorowicz. Y el hecho de que una única persona haya sido capaz de recrear las mecánicas que nos ofrece Banished, es algo digno de elogio. Un título repleto de características concienzudamente revisadas, en el que pocas cosas se han dejado al azar, y que requiere de unas prestaciones tan humildes como el equipo que lo desarrolla. Con sólo 512 MB RAM y 250 MB de espacio en disco -que ya muchos dispositivos móviles superan ampliamente- podremos mover este simulador. Solamente la duda sobre futuras actualizaciones, y qué camino podrían tomar, empañan ligeramente el buen hacer de Hodorowicz. Como iremos viendo, a Banished le vendría muy bien disfrutar de nuevos elementos.
Quien lo prefiera, podrá iniciarse en Banished con los tutoriales que acompañan al juego, en el que aprenderemos los conceptos básicos que necesitaremos para construir con éxito nuestros pueblos. Una vez aprendidas las mecánicas más básicas, podremos lanzarnos a nuestra propia aventura seleccionando alguno de los 3 modos de dificultad. Dependiendo de cada uno de ellos, comenzamos con más o menos recursos, edificios construidos y habitantes. Toda partida de Banished se inicia con un grupo de familias que han sido exiliadas de su anterior hogar, y han llegado a una nueva tierra en la que pretenden establecerse. Estos mapas son aleatorios, de forma que podremos volver a intentarlo las veces que queramos, sin riesgo a repetir mapa gracias a las infinitas configuraciones al azar. Solamente la poca variedad de aspectos en el terreno puede enrarecer esta diversidad de partidas, al terminar pareciendo todos muy similares. Quizás con algunos escenarios adicionales, el juego podría subsanar este aspecto.
Estas familias son, según el mismo desarrollador, el recurso más valioso del juego. Nuestros habitantes nacen, crecen, trabajan, se reproducen, siguen trabajando y... finalmente mueren. Su ciclo de vida está perfectamente definido dentro del juego, así como sus necesidades. Tendremos que proporcionarles alimento, proveer refugio para las inclemencias del tiempo, tratamiento para sus enfermedades, herramientas para su trabajo y, ya que estamos, quizás un poco de entretenimiento de vez en cuando. Para ello, Banished nos permite construir distintos tipos de edificios que nos permitirán satisfacer estas necesidades, que serán los mismos en los que habitarán y trabajarán nuestros queridos ciudadanos, recolectando y transformando los recursos para que su nueva vida sea mucho más llevadera y sencilla. A diferencia de otros simuladores, es cierto que Banished goza de dinamismo desde el primer momento, viendo como nuestros aldeanos se mueven de un lado a otro cual laboriosas hormigas.
Cada persona en Banished tiene su propio nombre, edad y sexo. De niños no tendrán más preocupaciones que la de permanecer felices, alimentados y resguardados... hasta que lleguen a la pubertad y pasen a formar parte de nuestro grupo de trabajadores. En ese momento querrán casarse y disponer de su propio hogar para emanciparse, y a cambio podremos asignarles las tareas que creamos convenientes. Pero nunca de forma directa, pues no podremos elegir si Fulanito será constructor o agricultor. Simplemente indicaremos cuantos trabajadores queramos a cada especialidad disponible, y el sistema elegirá automáticamente quiénes lo harán. Aquí Banished no discrimina por experiencia previa o educación, pero sí por distancia entre el hogar y el punto de trabajo, optimizando el tiempo de desplazamiento. Por otro lado, está nuestro entorno, del que podremos extraer algunos recursos naturales con los que suplir las necesidades de nuestros habitantes, talando árboles de forma descontrolada o haciendo que nuestros trabajadores piquen piedra y extraigan hierro.
Las necesidades más básicas de nuestros aldeanos, serán alimento y cobijo. Cada familia necesitará su propio hogar, ya sea una cabaña de madera o una de piedra, y cierta cantidad de comida para poder subsistir. Si no hay viviendas suficientes, no se formarán nuevas familias y estancaremos el crecimiento de la población. Si no hay comida suficiente, los aldeanos empezarán a sufrir la hambruna y morirán de inanición... equilibrando en cierto momento la balanza pero causando pérdidas irreparables. No basta únicamente con estas dos variables, pues las casas tienen que calentarse durante el invierno. Debemos proveer de una cantidad suficiente de combustible para las chimeneas de la aldea, o también sufrirán los efectos del clima. Por supuesto, iremos teniendo más necesidades, pero es fundamental suplir las básicas. Todo aldeano que no sea asignado a un trabajo concreto, hará las veces de trabajador, transportando materiales de un lado a otro, o recolectando los elementos del entorno que indiquemos manualmente.
Campos de cultivo, establos para ganado, pescadores, cazadores o recolectores serán necesarios para conseguir alimento. Leñadores y guardabosques servirán para convertir la madera en combustible y mantener un equilibrio entre tala y re-plantación en nuestros bosques. Los herbolarios buscarán bayas y hierbas que puedan sanar las enfermedades de los aldeanos. Mineros y canteros conseguirán hierro y piedra, necesarios para fabricar herramientas de trabajo y construir ciertos edificios. Los herreros repondrán las herramientas de nuestros trabajadores, o veremos como su rendimiento se reduce al no contar con medios adecuados. Los curtidores podrán tratar el cuero para fabricar ropa de abrigo, y los cerveceros transformarán el cereal en cerveza. Además, tendremos que establecer lugares en los que dejar las mercancías y bienes transformados, ya sea en zonas de reserva o en almacenes. Cada una de estas zonas de trabajo puede necesitar de 1 a varios trabajadores, teniendo en cuenta que su rendimiento dependerá de si cuentan con el número óptimo de empleados.
El tiempo transcurre en Banished al ritmo de las cuatro estaciones, divididas cada una en tres momentos: Principio, mitad y final de cada estación. La temperatura y las condiciones varían según la época del año, haciendo sol, nevando o lloviendo según corresponda. Esto afectará al ritmo de vida de los aldeanos, y al trabajo en ciertas construcciones. Los campos, por ejemplo, no se labran en invierno, por lo que los agricultores son asignados directamente a otras tareas hasta que llegue la época de siembra. También es el momento en el que se consume más cantidad de combustible en las casas, y cuando las reservas alcanzarán sus mínimos. Así será, año tras año, siempre y cuando consigamos mantener un equilibrio que nos permita mantener un buen número de ciudadanos en activo. Banished es un juego en el que precipitarse tiene un precio muy caro, y si nos dedicamos a alojar familias sin tener en cuenta la sostenibilidad de nuestra aldea, iremos viendo como nuestros ciudadanos perecen sin poder hacer nada para solucionarlo.
También podremos construir edificios públicos que, aunque no proporcionan recursos son muy útiles. El ayuntamiento nos proveerá información extendida sobre el gasto y producción de recursos, y antes de construirlo tendremos que hacer nuestras propias cuentas para saber si llevamos el camino correcto. También es un punto rápido desde el que asignar trabajadores, y necesario para que familias nómadas puedan unirse a nuestra aldea. La escuela permite educar a los niños de la aldea, incorporándose más tarde al conjunto de trabajadores, pero mejorando su rendimiento. El hospital cuidará por la salud de nuestros habitantes, y la casa de acogida servirá para que nadie se quede sin hogar mientras reformamos su vivienda o la reconstruimos después de una catástrofe. El pozo será útil en el caso de declararse un incendio. También podremos construir mercados y puestos comerciales, tanto para el comercio interno como externo. Para acabar el abanico de opciones posibles, disponemos de carreteras, puentes y túneles que faciliten el movimiento de los aldeanos.
Banished no nos ofrece muchas más opciones, ni existen objetivos claros más allá de la mera subsistencia. No cabe duda de que es un juego que encantará a los amantes del modo 'sand-box' más puro, aunque quizás necesitaría de algunos cuantos edificios o construcciones adicionales para que esta funcionalidad fuera mucho mejor que la actual. La idea de crear la aldea a nuestro gusto, sin tener nada en mente más que el desarrollo de la misma, es atractiva, pero quizás media docena -o más- de opciones ayudarían a que el juego fuese algo más variado. Lo verdaderamente interesante del juego es la evolución, no sólo de la villa, también de sus habitantes. Como van adquiriendo roles dentro del día a día de la aldea, formando sus familias y viviendo sus vidas virtuales. Y, aún aquí, quizás estaría bien contar con algo que nos permitiese reconocer mejor a cada aldeano, rastrear sus parientes, saber algo más de sus vidas, ... Ya que son el recurso más importante del juego, podría haberse profundizado más para dar mayor personalidad y carácter a Banished.
En lo técnico, el aspecto se ha trabajado mucho -para tratarse de un título independiente desarrollado por un único autor- pero no es excesivamente bueno. Algunos edificios, como las viviendas, cuentan con distintas variantes para que su aspecto no sea siempre el mismo, lo que es de agradecer. Los modelados de las construcciones son correctos y cumplen su función, sin entrar en demasiado lujo de detalles. Lo mismo ocurre con los aldeanos, no demasiado definidos y con pocos aspectos diferenciadores entre ellos. Los entornos son buenos, aunque al carecer de una variedad excesiva los mapas acaban pareciendo repetitivos en aspecto, si bien no lo son en distribución. Las animaciones, como las del crecimiento o florecimiento de árboles y cultivos, como los efectos climatológicos, aportan esa pizca de variedad que el juego echa en falta en otros momentos. La interfaz se lleva la mejor parte, si bien más por su modularidad que por diseño. Prácticamente todas las ventanas de información pueden colocarse como queramos en pantalla, lo que ofrece gran libertad a la forma de distribuir los datos del juego. El sonido, parco y repetitivo, no merece más reseña.
Las mecánicas de Banished están bien planteadas. El juego ofrece una intencionada opacidad en la información, obligándonos a enfrentarnos tanto al entorno como a nosotros mismos durante gran parte del juego. Sin conocer el rendimiento final de nuestras cosechas, o la cantidad de recursos que consumimos cada año, es obligación de cada usuario buscar el equilibrio a ciegas. Poco a poco, mediante la experiencia y la construcción de ciertos edificios, podemos ir consiguiendo cierta transparencia en este campo, si bien habrá gran cantidad de elementos de los que desconozcamos su intención real. El control de la población, ya sea el natural o el ocasionado por la falta de recursos o catástrofes, está bien implementado. La evolución de nuestros aldeanos seguirá un ritmo creíble, en función de nuestras acciones en el juego, convirtiendo a Banished en un buen simulador en su género. Con algunas opciones adicionales, cierta mejoría técnica y traducción a nuestro idioma, estaríamos hablando de un título capaz de rivalizar con los grandes exponentes en su terreno.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.