BAJA: Edge of Control HD
- PlataformaPC6.5XBOPS46.5
- GéneroConducción
- Desarrollador2XL Games
- Lanzamiento14/09/2017
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorTHQ Nordic
Baja: Edge of Control HD, Análisis
Vuelven las carreras todoterreno con la sorpresiva reedición del título de 2XL Games, situándonos en una de las competiciones más grandes de la especialidad Off Road al mando de los vehículos más salvajes del circuito. Los complicados trazados y la exigencia del terreno nos brindarán horas de aprendizaje y superación.
No es extraño encontrar remásters de juegos estrenados en generaciones de videojuegos pasadas, pero no podemos negar que lo más habitual es que esta práctica se dé en títulos especialmente exitosos o aclamados por el público. En esta ocasión llega la versión mejorada de Baja: Edge of Control, un juego originalmente lanzado en 2008 para Xbox 360 y PS3 que ahora llega a las sucesoras de ambas y Steam. El trabajo de THQ Nordic para rejuvenecer el apartado visual tiene el mérito añadido de haber contado como base con un título que en ningún momento tuvo un aspecto acorde a los tiempos en los que fue lanzado.
Un festival de altura.
Baja nos sitúa en el festival del motor homónimo que tiene lugar anualmente en la península de Baja California, México. Es uno de los eventos más grandes y famosos del panorama Off Road y comprende pruebas de diversas longitudes y categorías, siendo especialmente relevante el rally Baja 1000. Como en otras carreras similares, cuenta la pericia al volante, el conocimiento del terreno, la capacidad de mantener la concentración y la gestión del vehículo a lo largo de jornadas duras e intensas sobre los áridos recorridos.
Haciendo carrera desde cero.
En Baja: Edge of Control tenemos algunos modos de juego bien reconocibles para cualquier jugador habitual: prueba individual, carrera y multijugador. La modalidad principal, llamada Baja profesional, nos convierte en un piloto novato que debe partir de las categorías de menor potencia para ir haciéndose un nombre entre los grandes. A partir de ahí, se trata de ir adquiriendo puntos de experiencia que desbloqueen el acceso a nuevas pruebas y clases, así como agenciarnos nuevos vehículos a través del clásico sistema de créditos en forma de dinero virtual. Dentro de cada categoría tenemos una serie de ligas en las que podemos inscribirnos, las cuales se componen de un número determinado de pruebas y pueden consistir en carreras al uso, pruebas de rally, escaladas o carreras abiertas, que consisten en pruebas en las que compite un coche de cada clase y la gracia está en que cada uno sale desde una posición adecuada a su potencia en relación con el resto, de modo que el coche menos capacitado debe intentar mantener su posición y el, a priori, mejor preparado tiene la misión de remontar todos los puestos.
Conforme se superan estas ligas independientes, desbloquearemos coches para utilizar en los otros modos de juego. Aunque, en principio, pueda parecer que las carreras individuales pierden interés en favor del modo profesional, lo cierto es que hay alicientes para dedicarlas atención particular, ya que la modalidad protagonista del título es la prueba definitiva y es aquí donde podemos disfrutarla en diversas versiones: Baja 250, Baja 500 y Baja 1000, según los kilómetros de longitud de cada rally, pudiendo hacer frente al desafío en varios parajes diferentes. Por supuesto, son pruebas que requieren mucho tiempo y concentración, puesto que la Baja 1000 nos llevará más de tres horas de conducción por los desiertos y montañas mexicanos.
Buscar un reto o dar un paseo.
Baja puede ofrecer experiencias de juego bastante diversas según nuestro enfoque y preferencias, y es justo hacer mención a cada una de ellas porque pueden marcar la diferencia entre un juego atractivo o no según el público. En principio, podemos situarlo como un juego a medio camino entre el arcade y la simulación, ya que siempre ofrece detalles que buscan cierto realismo como algunos daños mecánicos, el consumo de combustible, el calentamiento del motor, etc. pero también da la posibilidad de disfrutar de carreras del modo más alocado, con choques y maniobras imposibles sin consecuencias fatales. Respecto a lo primero, es satisfactorio comprobar que podemos optimizar el rendimiento de nuestro coche con nuestro modo de conducir, pues reventar ruedas o quemar motor son cosas que dependen mucho de nuestra atención y cuidado, y no sólo de evitar estamparnos contra rivales u objetos. El hecho de que nuestro coche no pueda quedar completamente inservible de un trompazo (y, por tanto, eliminado de la carrera) es la licencia personal para no frustrar al jugador que, tras varios minutos de competición, comete un fallo fatal.
Pero cuando decíamos que Baja puede parecer dos juegos distintos nos referimos a algo más que esa mezcla de elementos realistas y fantásticos, y es que ofrece directamente la posibilidad de alternar entre el modo de conducción arcade y simulación. Las diferencias entre ambos son enormes, hasta el punto de que un jugador puede manejarse perfectamente en el primero y ser incapaz de dar tres curvas seguidas en el segundo. En el modo arcade tenemos control absoluto sobre nuestro coche, que vira sin problemas sobre el terreno y no se ve afectado por las irregularidades más allá de cuando se despega del suelo. El juego de embrague y freno de mano, un detalle distintivo y muy trabajado, es útil y sencillo, permitiendo una conducción potente y divertida desde el principio. Sin embargo, el modo simulación es un auténtico reto desde la mera puesta en escena, y es que la manera en que la pista afecta a nuestro coche es, incluso, exagerada, llevando a comportamientos totalmente inesperados que son difíciles de corregir sobre la marcha. El grado de atención que hemos de prestar a las irregularidades del terreno cobra un nuevo sentido y, a pesar de que la dificultad puede ser a veces estimulante, también puede frustrar a muchos jugadores (y no sólo a los menos acostumbrados a la simulación, ya que el realismo no es el verdadero problema en este caso). Vale la pena mencionar que el manejo con volante deja mucho que desear, siendo totalmente recomendable ceñirse al mando ya que, incluso con una configuración con el mínimo punto muerto y una sensibilidad generosa, nos vemos en la necesidad de girar demasiado para que nuestro coche comience a virar, haciendo casi imposible toda reacción mínimamente rápida.
El hecho de poder elegir qué tipo de conducción preferimos ofrece la posibilidad de disfrutar a públicos muy diferentes del mismo género pero, en el modo profesional, esa diversión no se da de forma equitativa en ambos casos, ya que la conducción arcade va inseparablemente ligada a la opción fácil y la simulación a la opción difícil, sin más posibilidades de configuración intermedias, lo cual hace que jugar en modalidad arcade nos presente unas ligas que cualquiera, a poco familiarizado que esté con los juegos de carreras, puede completar sin ningún esfuerzo. Ciertamente, los modos fácil y difícil responden literalmente a su nombre: uno es plenamente fácil y el otro es todo un proceso de aprendizaje y perfeccionamiento lleno de retos. Esto no ocurre en las carreras individuales, donde se nos da la opción de elegir arcade o simulación y, a parte, el grado de dificultad de la IA (que, además, se mueve por porcentajes y no se limita a fácil y difícil). No obstante, seleccionar la conducción arcade sigue facilitando mucho las cosas incluso con dificultades supuestamente altas, puesto que la IA comete errores fáciles de evitar sin el modo simulación.
El multijugador ofrece la posibilidad de competir en las distintas pruebas disponibles en el modo carrera individual, aunque en las partidas locales existen más limitaciones, ya que las opciones de físicas, conducción e impactos son menores (de hecho, no permite seleccionar entre arcade o simulación), no podemos disputar las pruebas de resistencia y el número de coches en la partida está limitado a un máximo de cuatro, sean todos jugadores o se cuente con algún bot. Online, sin embargo, podemos disputar cualquier prueba Baja, elegir entre una amplia variedad de opciones de carrera y competir contra un máximo de quince rivales, dependiendo del tipo de partida que escojamos. No obstante, mantener el multijugador a pantalla dividida para hasta cuatro jugadores siempre es una buena noticia.
Un paraje del que disfrutar.
Cuando Baja: Edge of Control llegó a las tiendas en 2008 su apartado técnico era claramente inferior al de otras propuestas con las que iba a ser inevitablemente comparado como Pure o Motorstorm. Es cierto que ofrecía escenarios muy amplios, con una distancia de dibujado increíble, pero los modelados de los vehículos aparecidos en pantalla empañaban mucho la experiencia meramente visual. Sobre una base que no era especialmente llamativa en origen, 2XL games se ha centrado en ofrecer el resultado más nítido y limpio posible, y lo cierto es que lo ha conseguido en gran medida. Los gráficos tienen casi una década de antigüedad, pero a primera vista es un juego que luce muy agradable y permite ver con todo detalle cuanto aparece en pantalla, algo muy útil en un juego como este donde la visión del terreno es esencial.
Aunque la resolución (soporta 4k) y el rendimiento son óptimos, es cierto que los modelados de algunos coches siguen siendo la nota más disonante en el conjunto. Tampoco todos ellos lucen igual, variando entre algunos que se acoplan perfectamente al todo y otros que, comparados con lo realmente bien que se ven los escenarios, incomodan un poco al primer vistazo (en especial algunos de los vehículos menos complejos y de menor potencia). Lo cierto, no obstante, es que el juego ofrece estampas dignas de postal con kilómetros inacabables de desierto, rocas, montañas y carreteras que se ven hacia el horizonte desde muchos de los circuitos. Otro punto bien trabajado es el de daños en los vehículos, que van perdiendo trozos de carrocería con cada golpe, y la suciedad que se acumula en ellos, bastante resultona. Las construcciones y los vehículos civiles (que, por cierto, se nos pueden cruzar por medio del trazado en algunos puntos de carretera, aunque haya vallas y conos que supuestamente deberían impedirlo), así como los estanques y el mar son los elementos menos trabajados del decorado, pero lo cierto es que estamos hablando de un muy buen trabajo en el lavado de cara de un juego que nunca brilló por su apartado visual cuando fue lanzado originalmente.
Técnicamente, por otro lado, adolece de ciertos defectos que empañan un poco el resultado final. El popping es el problema más evidente, pues es muy común percatarse de que la vegetación se genera delante de nuestras narices, y también hay cierto baile de sombras en las zonas más cargadas. Son peores otros defectos que nos hemos encontrado de manera mucho menos común pero que afectan más a la experiencia de juego, como rivales que pierden todo atisbo de inteligencia y quedan varados en algún lugar durante toda la carrera (ocurre especialmente con pilotos que van a entrar a boxes y chocan con alguna estructura por el camino, quedándose atascados sin solución hasta finalizar el evento). La IA también juega alguna mala pasada cuando se trata de aliados, y es que el helicóptero de reparaciones que nos atiende durante las pruebas Baja 250, 500 y 1000 no siempre se comporta según el protocolo cuando le requerimos y nos confirma asistencia. No obstante, esto último añade una variante más a la experiencia de estas magníficas pruebas, sin ser algo comparable a los defectos antes mencionados.
El otro protagonista del apartado audiovisual, el sonoro, cumple con solvencia en general. Los efectos del coche han de ser protagonistas (aunque la mezcla por defecto, en esta ocasión, da más énfasis a la banda sonora), y a los rugidos del motor y los derrapes hemos de añadir todo el abanico posible de golpes y aterrizajes, ya que será la primera señal de que lo hayamos hecho bien o, por el contrario, hayamos golpeado alguna zona sensible o reventado una rueda. En cuanto a la selección musical, se mantiene la lista original con temas de diversos estilos que, aunque por sí solos pueden ambientar adecuadamente la partida, en ocasiones ofrecen tales cambios de registro que descoloca un poco, variando entre distintos tipos de rock y música electrónica, además de un tema de marcado carácter latino en los menús.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.