Asphalt 8: Airborne

La franquicia Asphalt lleva triunfando en todo tipo de plataformas desde hace varios años, siendo iOS y Android los sistemas en los que la saga de conducción arcade de Gameloft explotaba a nivel de popularidad con la cuarta entrega, Elite Racing, allá por 2008. Desde su debut en 2004 para Nintendo DS y el híbrido Nokia N-Gage, han sido muchas las entregas que han saltado a otras plataformas como teléfonos móviles, PlayStation Portable, Nintendo 3DS, Windows Phone, BlackBerry o PlayStation Vita, entre otras, creciendo en calidad a cada nueva entrega. Y ahora llega a iOS y Android la octava parte, Asphalt 8: Airborne, la más completa, espectacular y potente a nivel audiovisual de todos los Asphalt aparecidos hasta el momento. Repasemos en nuestro análisis las claves de este nuevo racer táctil.

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Así, Airborne llega como el enésimo giro de tuerca a una fórmula conocida por todos pero que no deja de divertir ni un instante; realmente, éste es el objetivo de la serie Asphalt y con este nuevo capítulo queda demostrado que, al fin, sus creadores han dado en el clavo. Diversión, adrenalina, vértigo, velocidad, turbos, saltos y un espíritu competitivo que nos llevará a apurar nuestra barra de nitro hasta el último metro. El desarrollo de sus partidas está ajustado al milímetro para que cada carrera sea un auténtico desafío y no nos dejará apenas margen de error si queremos salir victoriosos de cada una de sus más de 180 pruebas del modo historia, dividido en ocho temporadas en un claro guiño a la saga Asphalt.

Los circuitos se hacen con buena parte del protagonismo, con unos entornos muy detallados y unos escenarios de lo más espectaculares, basados en diferentes lugares del mundo como Islandia, el desierto de Nevada, la Guayana francesa, Londres, Tokyo, Venecia o el citado trazado barcelonés, hasta un total de nueve circuitos diferentes ‒en sentido normal y espejo‒, algo que añade variedad a su desarrollo. Además, todos y cada uno de los trazados presentan decenas de atajos, caminos alternativos, elementos interactivos y muchos otras particularidades que los hacen especialmente complejos, tanto que necesitaremos de una buen número de pasadas para descubrir todos y cada uno de sus secretos para así sacar ventaja a nuestros rivales. Incluso tendremos que esquivar el tráfico ‒ya sea en sentido contrario o el nuestro‒, no sin realizar todo tipo de acrobacias y maniobras arriesgadas para rellenar la barra de nitro más rápidamente.

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Y es que dicha barra nos sacará de más de un apuro, puesto que difícilmente nos haremos con el primer puesto durante toda la carrera. Precisamente es éste uno de los mayores logros de Asphalt 8: Airborne; ninguna carrera es igual a la anterior, resultando tan divertido como desafiante. Además, tendremos que cumplir con ciertos objetivos en cada carrera ‒derrapar cierto número de metros o lograr un número determinado de derribos, entre muchos otros‒ para así conseguir más estrellas que nos den acceso a las nuevas temporadas y eventos. Y todo de una forma muy natural a pesar de cierto componente free-to-play vía micro-pagos, teniendo en cuenta que el juego está disponible por 0,89 euros.

Quizás sea éste el punto más controvertido de Asphalt 8: Heat; a pesar de ser un título de pago ‒eso sí, a un precio realmente competitivo‒ nos da la posibilidad de adquirir un pase de temporada para desbloquear los diferentes grupos de eventos, así como la opción de adquirir paquetes de coches para ahorrarnos buena parte del proceso y acceder a las carreras más importantes de forma anticipada. Nunca es obligatorio, aunque los jugadores más impacientes quizás opten por alguno de estos packs; si no queremos gastar más de los 89 céntimos que cuesta, tendremos que invertir un buen puñado de horas, algo que resultará plenamente gratificante dado el equilibrio logrado en su progreso. Cuanto más juguemos, más obtendremos, animando al jugador a correr y correr, el objetivo principal de todo Asphalt.

Con cada carrera obtendremos créditos que podremos invertir en comprar nuevos vehículos ‒divididos en cinco categorías: D, C, B, A y S, según su potencia y prestaciones‒ o mejorar los que ya tengamos en nuestro garaje, además de cambiar el color de la carrocería de forma gratuita. Podremos participar en diferentes tipos de pruebas, entre las que se encuentran las carreras clásicas ‒con algunos eventos de marcas‒, los retos de eliminación e infección, las pruebas de derrape y las de derribo, además del modo multijugador para hasta ocho jugadores y un modo asíncrono en el que competir contra las mejores actuaciones de nuestros amigos. Una oferta amplia y variada que trata de contentar a todos los jugadores con propuestas nuevas y atractivas, en función de la dificultad y nuestros recursos.

La jugabilidad está muy conseguida gracias a las diferentes configuraciones disponibles, que combinan iconos táctiles con el uso del acelerómetro; fácilmente encontraremos nuestra configuración ideal tras probar sus diferentes opciones. Eso sí, el volante táctil falla en ocasiones, perjudicando nuestra carrera de manera alarmante; un sólo error y podemos arruinar una actuación impecable. Así, nuestro coche acelerará de forma automática, dejando al jugador elegir el menor momento para frenar, derrapar o usar el turbo, además de recurrir a los saltos de 360 grados y barrel rolls. Girando con el acelerómetro también se consiguen buenos resultados, completando un apartado muy cuidado para un título de estas características. Si bien es cierto que en ocasiones reina el descontrol, no podemos exigir la precisión de un simulador, aunque tampoco lo necesita.

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Técnicamente es una gozada, tanto en lo visual como en el apartado sonoro; presenta hasta 47 de los mejores vehículos del planeta, con los últimos modelos de marcas como Lamborghini, Ferrari, Pagani, Bugatti, RUF, el español GTA Spano, Chevrolet, Mercedes-Benz o Aston Martin, sin olvidar vehículos algo más accesibles como los Ford Focus RS, Audi TTS Coupé, Audi RS 3 Sportback o Nissan 370Z, incluyendo prototipos y coches eléctricos, un auténtico sueño cumplido para los amantes del motor. Los modelados están muy detallados, la sensación de velocidad es bastante alta y seremos testigos de incontables detalles gráficos como una iluminación muy conseguida y unos efectos de partículas sensacionales. La música y los efectos de sonido no se quedan atrás, con temas a elegir entre tres bandas sonoras ‒música rock, bass y electrónica‒ y un ruido de los motores diferenciados y de buena calidad. Quizás algunos escenarios están algo vacíos, pero en ningún momento defrauda por su presentación audiovisual; puro espectáculo.