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Aggressors: Ancient Rome

Aggressors: Ancient Rome

Juego de estrategia por turnos

Aggressors: Ancient Rome, análisis PC

Interesante título de estrategia por turnos que se encuadra dentro el género 4x y qué está ambietando en la época republicana de Roma (276 a.C.), aunque puede ser jugado con diferentes facciones.

Aggressors: Ancient Rome es un juego de estrategia por turnos para PC que se encuadra en el género 4x: explora, expande, explota y extermina, y que sigue fiel a los cánones que impuso allá por 1991 Sid Meier con su Civilization. Los chicos de Slitherine han sabido combinar con acierto los esquemas clásicos con ciertas ideas novedosas que le proporcionan un estilo propio y le convierten en un adictivo juego de “sólo un turno más y lo dejo”.

La acción se sitúa en el periodo medio de la República de Roma (276 a.C.), con el sur de la península itálica controlada por las colonias griegas y el norte por tribus celtas. El jugador puede escoger entre 20 facciones del mundo Mediterráneo, aunque para aquellos que se inicien en este tipo de juegos es recomendable apuntar a las civilizaciones más pujantes de la época: Roma, Cartago y el Imperio Ptolomeico. Para estas tres facciones existe un tutorial idéntico que introduce al jugador en los mecanismos básicos de la partida.

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Ritmo pausado

Una de las principales diferencias de Aggressors: Ancient Rome respecto a los diversos juegos del mismo género y temática es su ritmo, mucho más lento de lo que suele ser habitual. Esto es consecuencia de que las conquistas no son fáciles y están condicionadas por dos factores: dinero y preponderancia de la defensa, sobre todo en los asaltos a ciudades, que son capaces de resistir varios turnos ejércitos muy superiores en número.

Esto en lo que respecta a civilizaciones de gran tamaño, en el caso de ser pequeñas, como los íberos, todo se vuelve extremadamente complicado. No hay dinero, los recursos son escasos y si se entra en conflicto con una gran potencia las posibilidades de supervivencia son escasas, por no decir nulas. En este rango, la estrategia más acertada es intentar crecer a costa de otras naciones pequeñas y conseguir acuerdos diplomáticos que aseguren la ayuda de terceros.

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Esto ya lo he visto

Cuando uno inicia la primera partida de Agressors la primera sensación es “esto ya lo he visto antes”, tanto por estética (muy similar al mapa de campaña del Rome: Total War) como por temática (Europa Universalis: Roma). Pero lo cierto es que tras unos pocos turnos el juego va descubriendo que es mucho más de lo que parece a simple vista. Aunque el peso recae en el apartado militar, la gestión es muy importante y además cuenta con la ventaja de no interferir en la partida. Todo fluye de una manera bastante simple y que requiere de poco tiempo para mantener al día, interviniendo solo para cambiar las políticas que marcan el ritmo de crecimiento social y económico. En las primeras partidas es complicado entender cómo funciona cada uno de los parámetros, pero al poco se va descubrinedo qué hay que tocar en cada una de las situaciones: impuestos, tasas de nacimiento…

En el caso del comercio y la diplomacia, en cada turno se presentas ofertas que pueden ser aceptadas, rechazadas o modificadas. Es muy importante el apartado diplomático ya que permite varios tipos de asociaciones que influyen en el mapa geopolítico del juego: desde simples tratados de ayuda mutua a la creación de federaciones o estados vasallos. A medida que se adquiere mayor poder militar y más influencia cultural se facilitan, y mucho, las condiciones de negociación. El único pero es que las alianzas entre iguales son excesivamente volubles y de buenas a primeras un aliado rompe un tratado sin causa justificada.

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Unidades y combates

Las unidades militares están personalizadas para cada civilización (prínceps en Roma, hoplitas en Grecia, guerreros para los bárbaros…) con varios tipos para cada una de las ramas de infantería, caballería y armada. Cada ficha representa un ejército de 10.000 hombres, pero solo admite unidades de un tipo, algo que limita, y bastante, el aspecto táctico de los enfrentamientos.

Cuando es necesario asaltar una ciudad o enfrentarse a un ejército superior lo más recomendable es apilar varias unidades y unificar el combate en uno solo, también hay un factor que penaliza la defensa si la unidad se ve flanqueada. Las victorias no solo se consiguen por un ataque directo, ante una ciudad fuertemente defendida, es más fácil saquear sus alrededores y establecer un cerco que debilite a sus defensores.

En las batallas es muy importante, casi decisivo, la elección del terreno. Por ejemplo las legiones romanas serán imparables a campo abierto, pero tremendamente débiles si combaten en terreno boscoso. Elegir con acierto donde se libran las batallas y las unidades que deben participar y las que no, es clave para minimizar las pérdidas.

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Gráficos y escenario

Es quizá la parte más floja del juego, con escasas animaciones y pocos detalles tanto en las unidades como en las ciudades. El escenario está dividido en una cuadrícula, pero se permite el movimiento y el ataque en diagonal. Las construcciones son excesivamente poligonales y cuesta a veces distinguir qué es cada cosa. Algo que no mejora ni haciendo el zoom, por el contra hay disponible gran cantidad de información de cada casilla solo con pasar el ratón por encima.

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Todo es personalizable

Uno de los aspectos más interesantes de Aggressors: Ancient Rome es la altísima tasa de personalización que admite: niveles de dificultad, duración de los turnos, tamaño del escenario en caso de escoger uno no realista, condiciones de victoria, aspectos económicos, gráficos, sonido… Todo puede ser adaptado para que el usuario se sienta cómodo. Incluso en los niveles más fáciles y dependiendo de la civilización, el título supone todo un reto. Extender el poder de Roma por todo el Mediterráneo es una tarea titánica y divertida, pero no lo es menos sobrevivir con estados pequeños como Esparta o Atenas.

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Dosis de calidad

El juego no es uno de esos que entra por los ojos desde el primer momento, si no que a base de buenos detalles va conquistando al jugador. Cuando un ejército toma una ciudad o una instalación (minas principalmente, herrerías, templos…) se producen bajas en ambos bandos y una afectación a la moral y experiencia de ambos bandos. Además de daños de diversa consideración que suponen un enorme gasto a corto plazo debido a las reparaciones.

Si los combates son excesivamente cruentos la unidad puede desaparecer o la ciudad sufrir un descenso tal de población que tardará muchas décadas en recuperarse. Reclutar tropas en ciudades recién conquistadas perjudica la moral del ejército y favorece la rebelión. Todo es bastante realista.

Cada civilización posee su propio árbol tecnológico y el ritmo de avance depende de los recursos empleados, cuánto más se gaste más corto será el tiempo que tarde en incorporarse un descubrimiento. Gastar mucho en ciencia obliga a recortar en gasto militar y viceversa, también hay que mejorar los caminos, crear nuevos edificios en las ciudades, conseguir mejoras para los ejércitos, desarrollar nuevas unidades… El dinero y lo recursos no son infinitos y la guerra es muy cara.

Conclusión

Aggresors: Ancient Rome es un interesante título de estrategia por turnos que se mueve dentro de los parámetros establecidos por el género, pero que es capaz de añadir ciertas ideas que le proporcionan una personalidad única. Está bien ambientado históricamente y se toma ciertas licencias geográficas en aras de facilitar su jugabilidad. Tiene un ritmo pausado que viene impuesto por la dificultad de las conquistas, mucho más complicadas que otros juegos similares. Además hay que estar atentos a factores como el económico o el social que también condicionan la partida.

Lo mejor

  • Ambientado en un periodo histórico muy interesante
  • Ritmo pausado que invita a un partida más reflexiva
  • Posibilidad de jugar con 20 civilizaciones personalizadas
  • La gran influencia del terreno en las batallas obliga a elegir bien donde librarlas
  • Necesidad de reparar ciudades y zonas ocupadas
  • Conquista por asedio

Lo peor

  • Gráficamente, pobre
  • No es posible combinar unidades diferentes en un mismo ejército
  • Ruptura de pactos diplomáticos sin razones evidentes
  • Batallas navales pobres y con poca posibilidad para estrategias innovadoras
7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.