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Age of Wonders 4

Age of Wonders 4

Review

Age of Wonders 4, análisis. Estrategia, fantasía oscura y Paradox: combinación ganadora

Analizamos la propuesta estratégica de Paradox con ambientación de fantasía épica y que mantiene el sello de calidad de la editora sueca.

Actualizado a

Hay estudios asociados a un género que, cuando los ves en la tienda digital que corresponda a cada plataforma, sabes que estás pisando en suelo firme. Es el caso de Paradox Interactive, que con una cantidad ingente de videojuegos de verdadero culto se han convertido en referentes absolutos de la estrategia. Sea como desarrolladores o editores, nombres como Hearts of Iron, Europa Universalis, Stellaris, Victoria 3, Crusader Kings III y un largo –larguísimo etcétera-, ha colocado a la compañía sueca como referente entre los fans del género. Casi una década después de su anterior entrega –si exceptuamos el spin off Planetfall-, tenemos que hablar de Age of Wonders 4, uno de esos títulos que tan bien combina no solo estrategia, sino gestión bélica y combate por turnos, desarrollado por los neerlandeses de Triumph Studios.

Se trata de un juego completísimo a todos los niveles, no estamos hablando de uno de esos casos que quiere abarcar tanto que al final no se especializa en nada: no, sea cual sea nuestro apartado favorito, la gestión más pura o las grandes batallas, hemos salido plenamente satisfechos con Age of Wonders 4.

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Lo que nos propone esta cuarta entrega es, al igual que las anteriores, establecer nuestro imperio y civilización, tal y como hace el propio Civilization, por ejemplo, pero bajo una ambientación de fantasía épica realmente atractivo. Con un tono eminentemente oscuro, y aunque el aspecto técnico no sea lo más importante en el género, nos encontramos con un apartado artístico fabuloso que no hace sino marcar aún más las diferencias no ya entre entornos, sino entre las diferentes razas y facciones que podemos elegir.

Humanos, orcos, elfos, enanos, tigranos, trasgos… La cantidad de facciones supera ampliamente la decena –al que hay que sumar la que nosotros podamos crear con un completísimo editor- refuerza una variedad en el desarrollo inusitada. No solo eso, sino que suma un plus a rejugabilidad realmente importante al estar claramente diferenciadas entre sí.

A su vez, disponemos también de 8 campañas diferentes, cada una con su propio nivel de dificultad creciente, con lo que las horas de juego están garantizadas y pueden contarse por, sin problema, centenares. Si caemos presos en sus redes, cosa que no es en absoluto difícil, tenemos juego para mucho tiempo.

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La estructura del juego es muy familiar para quienes ya sean duchos en el género, o incluso para aquellos que no hayan pasado de hacer unos primeros pinitos en alguna otra franquicia más mainstream, si es que podemos relacionar este término con la estrategia. Partimos de una ciudad que hace las veces de base del reino, y con unas pocas unidades vamos explorando el entorno en busca de una multitud sorprendente de eventos: vetas de oro u otros materiales como comida o maná para lanzar hechizos, encuentros con fuerzas de la naturaleza en forma de monstruos o infecciones, campamentos enemigos… A medida que avanzamos tenemos una libertad sobresaliente no solo para llevar a cabo esta exploración, sino para decidir cómo reaccionamos a cualquier vicisitud que se nos presenta.

Todas estas reacciones van moldeando nuestra identidad en el mapa, y si decidimos ser rotundos conquistadores o preferimos la diplomacia, esto a la larga también moldea el gameplay y cómo nos ven los reinos rivales, lo que a su vez condiciona los eventos venideros. La mayoría de estos tienen un trasfondo argumental, creando una suerte de efecto mariposa por el cual el acto más a priori baladí traerá consecuencias de las que nos percataremos, tal vez, decenas de horas de juego más tarde.

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Todo ello teniendo en cuenta que, aunque no sea algo insufrible, sí vamos a notar que nuestros primeros turnos van a pecar de cierta repetitividad. Esto hace que la barrera de entrada pueda resultar elevada a todo aquel jugador que no esté dispuesto a tomárselo con calma y quiera un entretenimiento inmediato. Esto no es un defecto per se, es algo casi inherente al género, y es que la fortaleza de nuestro reino, al comienzo no muy poderoso, evidentemente conlleva que las opciones no sean muchas, así como la cantidad de recursos que manejamos. Es un juego de saborear poco a poco, tomarse con calma y si es posible, disfrutar en sesiones de juego relativamente largas.

Obviamente, esto hace que las prisas por hacer que nuestro reino crezca sean la mejor manera de llevar a un fracaso seguro. Tarde o temprano vamos a tener que combatir, no contra otras civilizaciones, sino frente a la multitud de especies salvajes que habitan en el mapa, e intentar hacerles frente demasiado pronto, sin haber crecido lo suficiente en nuestras fuerzas militares, van a conducirnos a una derrota que traerá duras consecuencias y de las que tardaremos en recuperarnos. Es importante saber medir los tiempos del juego.

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Hay que hablar de la magia, probablemente el sello de identidad de Age of Wonders 4 desde el punto de vista jugable. La investigación es crucial, siguiendo un sistema de tomos asociados a diferentes afinidades como el caos, el orden, la naturaleza, etc… y con el que gozamos de una gran libertad a la hora de experimentar no solo con los propios hechizos, sino con las sinergias de nuestros ejércitos o incluso los propios habitantes de nuestra ciudad. Dicho esto, y aunque tengamos el límite del maná, siempre podremos aliarnos con otros reinos o someter a otras especies para que nuestro rango de hechizos y magia sea aún mayor. Las posibilidades son casi infinitas.

Un combate sencillo pero efectivo

Cuando entremos en batalla, creemos que aquí cualquier jugador podrá sentirse casi como en casa, porque de una manera u otra, todos nos hemos enfrentado a combates por turnos como los que ofrece Age of Wonders 4. En un tablero dividido en casillas hexagonales, distribuimos a nuestras tropas alrededor del mismo, aunque no contamos con la posibilidad de cambiar su disposición inicial, algo crucial en algunos de los juegos de estrategia bélica más profundos. En general, se trata de un sistema que no es en absoluto tan complejo como el apartado de gestión, aunque se comporta de manera sólida.

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Lo que sí es sobresaliente es la cantidad diferente de enemigos a los que tenemos que hacer frente, lo que nos lleva a un desafío contínuo y donde cobra especial importancia la capacidad de adaptación. No hay lugar para acomodarse cuando no hay ninguna batalla igual que otra sencillamente porque el enemigo cambia tanto.

Sin embargo, como decíamos antes, se trata de batallas sencillas, tampoco especialmente masivas, algo que puede llegar a ser decepcionante máxime cuando estamos llevando a cabo la invasión de una ciudad rival. Obviamente esperas un combate épico con consecuencias fatales para ambos bandos cualquiera que sea el resultado, pero ciertamente no dista tampoco mucho que un enfrentamiento random con una especie salvaje que podamos encontrar a lo largo del mapa.

Conclusión

Age of Wonders 4 no es sino uno más de los muchos juegos de estrategia practicamente imprescindibles del catálogo de Paradox, algo que se puede decir casi de cualquier título de la compañía escandinava. Lo mejor que se puede decir de él es que cuenta con una cantidad de opciones de personalización en todos los sentidos que consigue que cada partida sea diferente, a lo que hay que sumar las distintas campañas con las que cuenta, siendo un juego capaz de suponer un pozo de horas insondable. Curiosamente, combina una gestión tan profunda como nos tiene acostumbrados desde la editora con un sistema de combate más sencillo al que cualquier jugador podrá adaptarse fácilmente, pero esa combinación es suficientemente sólida para encontrarse entre uno de los juegos a tener en cuenta para los amantes de la estrategia 4X en este 2023.

Lo mejor

  • Fantástica ambientacion, apoyada por un gran apartado artístico
  • Mucha rejugabilidad gracias a varias campañas y variedad de facciones
  • Profundidad en la gestión, sello de Paradox
  • Multitud de opciones de creación y personalización

Lo peor

  • El combate cumple, pero no está al nivel del resto de aspectos del gameplay
  • Algunas decisiones extrañas de la IA
  • El sistema de moralidad no parece tener mucha relevancia a largo plazo
8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.