007: The World is not enough
Más Bond. Más acción. Más intriga...
A Rare solo le hizo falta pulsar el gatillo una vez, y descolocar todo el universo de los Shooters en 3D. La monótona mecánica a la que los Arcade en primera persona estaban empezando a encasillarse tuvo una respuesta inmediata. Ahora intentan desquitarse.
A Rare solo le hizo falta pulsar el gatillo una vez, y descolocar todo el universo de los Shooters en 3D. La monótona mecánica a la que los Arcade en primera persona estaban empezando a encasillarse tuvo una respuesta inmediata, y que desde después de la herida, sigue sangrando con el mismo ímpetu de antaño.
Un ímpetu que zozobró cuando Electronic Arts se hizo con la licencia de la decimoctava película del agente más famoso de todos los tiempos. Black Ops, encomendados para transmitir a la consola gris de SONY lo que significa reventar el tórax por las palpitaciones de la emoción, mezcló demasiados elementos en un compacto que pasó de la guía del magnífico Goldeneye, a un mentor quizás sobre valorado como lo fue Syphon Filter.
Tras un intento en vano, EA retorna a los comienzos, a seguir y casi calcar la pauta que la desarrolladora británica dibujo al aire con 007, y que subrayó dos años y medio después con Perfect Dark.
¿Estás preparado para la acción?.
Todo este trasfondo da pie a multitud de misiones en las que deberemos imbuirnos en mansiones custodiadas por infinidad de guardias, perseguir y eliminar a piezas claves del plan de Renard o incluso desactivar bombas en las profundidades de una estación de metro. Por suerte, toda esta variedad de objetivos y situaciones no afectan para nada la congruencia en cuanto al desarrollo del juego, que únicamente tiembla en alguna fase excesivamente lineal. Es el caso de cuando los desarrolladores han visto con buenos ojos añadir una sección que emule la persecución en esquís, sin duda una de las escenas más trepidante de la película, pero que al trasladarla a Nintendo 64 brilla por la poca consistencia de la misma.
Respecto los suministros del desaparecido Q, la variedad y cantidad supera incluso a los de la pieza de Rare. Desde válvulas para "pinchar" teléfonos, cámaras de ridículo tamaño, pasando por gafas de visión nocturna o de rayos X, hasta un reloj que aparte de informarte de toda la disponibilidad del inventario, suelta descargas eléctricas, dardos, e incluso, es capaz de prendarse en alguna que otra superficie especializada, soltando una cuerda para que Bond pueda acceder a otras áreas del escenario.
A la ascendente presencia que toma TWINE respecto al ancestro de los shooters de espionaje, pierde algo de fuelle en cuanto al armamento. Seguramente por la cantidad de poco más de 10 pertrechos, aunque todos basados en modelos reales, quedan algo eclipsados si se compara al número doblado de las aventuras de Joanna o la mitología de los Fireseed. Con todo, hay que tener en cuenta que pese al discreto énfasis mostrado en crear un elenco intimidatorio de ellas, la reproducción, consecuencias, y lo gratificante que resulta vaciar un cargador en la piel de alguno de los socarrones enemigos está muy por encima Turok 3, Forsaken y hasta Duke Nukem.
Parece que Nintendo 64 por fin ha olvidado a la tan recurrida niebla. En la obra de Electronic Arts apenas se digna a presenciarse, ni tan siquiera en las situaciones que por obligación debería estar; las infiltraciones nocturnas, o en los transcursos neblinosos, aspecto que hace un más difícil el mantener una tasa de frames irreprochable y sin popping.
El juego que nos atañe cuenta además, con todo tipo de atención al detalle. La evidente presencia de teléfonos, documentos y portapapeles en cada uno de los arraigados escritorios, a los que se les añaden elementos interactivos como pósters en la pared que caen al menor impacto, cristales desmenuzados, rehenes de muy diversa índole, superficies húmedas y reflejos sobre suelos encerados.
m ú s i c a
Es una lástima no poder escuchar la canción del film original compuesta e interpretada por el grupo británico Garbage. De igual forma, la célebre sintonía inherente a Bond tan solo se percibe vagamente en la fase del helicóptero y en el menú inicial. Aun así, no es exactamente la misma, sino una adaptación con pequeños cambios y cortes a la audible en otras versiones de la serie.
s o n i d o f x
También cabría destacar la reproducción y fidelidad con que han sido plasmados el tiroteo constante y extenuante de cada arma al soltar ráfagas descontroladas de balas, los casquillos al rebotar sobre el suelo, y la grimosa caída libre de tus oponentes al agua o dejándose la piel al chocar contra un amasijo de metal.
A todo este sinfín de destellos de calidad, se le suman los pasos del agente sobre diferentes terrenos preestablecidas, los proyectiles procedentes de tu pistola penetrando en la carne rival, y lo gracioso que resulta abrir una puerta de madera oyendo el canto contundente del metal.
j u g a b i l i d a d
Tras echarle el guante te darás cuenta de que la producción de Rare y la de Eurocom tiene más cosas en común a parte de la licencia. Inicialmente porque el sistema de control es, a trazos generales, exactamente lo mismo. La única excepción es que actualmente Bond puede saltar usando el botón "C arriba", mientras que en su precuela era impensable. De todas formas, no os asustéis por las connotaciones que pueda tener el hecho de poder moverte libremente por un mapeado brincando al libre albedrío. Las situaciones más engorrosas de Turok no tienen cabida en la pieza de EA, tan solo haremos uso de tal tecla para ascender alguna que otra vez y para alcanzar cadenas situadas en el aire sin muchas complicaciones.
Contando esta diferencia, se quita pues, la función que se le daba en Goldeneye (mover la cabeza para observar el entorno) y pasa a la otra parte del mando, al D-Pad, con lo que se aleja del alcance del jugador. Precisamente se agradece esta elección, cuyos recuerdos eran uno de los más borrosos de aquél juego, eliminando por completo la idea de que en la mayor parte de la acción nos la pasaremos mirando en todas direcciones con la finalidad de encontrar ese enemigo oculto en lo alto de una torreta apuntándote con su rifle de francotirador.
Superar el modo multijugador de 007-G siempre ha sido una de las metas de toda compañía decidida a introducirse al mundo de los shooters en 3D. Las virtudes de aquel entonces era el diseño inteligente de palestras sin recurrir siempre a la amplitud, localizaciones agradables, una buena cantidad de armas, decorados y variedad inusitada de "sims" a controlar. Pasados 4 años, solo Rage Wars y la secuela de número 7 han podido acercarse mínimamente a las horas y horas de vicio común a pantalla partida. Lamentablemente, si TWINE no puede vanagloriarse de algo, eso es precisamente su multiplayer; no porque no sea suave, ni tenga los artilugios suficientes como para hartarte dando vueltas y cargando armas, sino porque las arenas tienen una estructura poco usual, algo plana y sin profundidad. Vamos, que está rebosante de pasarelas, rocas y pasillos escuetos sin la menor sensación de libertad, y no solo por eso, sino porque no se han inventado apenas algún escondite desde el cual arremeter a traición a alguno de los personajes controlado por la CPU o por un ser de carne y hueso.
c o n c l u s i ó n
Cuando conectas TWINE en la consola y te zambulles en la primera misión, sabes que esto va a ser algo grande.
Estás en tu elemento al creer que habrá tantas o más misiones que en Goldeneye, rozará la calidad de los objetivos de Perfect Dark, y te mantendrá embelesado en la pantalla hasta que termines con todas las fases, niveles de dificultad y agobies al decepcionante multijugador. Eurocom ha hecho, sinceramente, mucho más de lo que cabría esperar, y por suerte, a tiempo. Antes de que se te quiten las ganas de probar otro Shooter de Nintendo 64 por el catálogo de imitadores de Rare, que toman y adaptan elementos en favor de resultados penosos, es obligatorio que eches una sola partida a la última incursión de Bond al mundo de las consolas, una para quedarte irremediablemente impávido intemporalmente mirando la carátula del cartucho, pensando en como se pasa la siguiente misión, o en que aspecto acabas de errar... y todo esto porqué como bien dicen, el agente Bond nunca envejece, pese a sus 53 años de edad...
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.