Cine
Unos “repugnantes” puros provocaron el gesto más mítico de Clint Eastwood en el cine wéstern
La recordada película ‘Por un puñado de dólares’ de Sergio Leone estableció al actor como un grande del Spaguetti Western.
Clint Eastwood, a sus 94 años, sigue en el pie del cañón como cineasta; no en vano, acaba de estrenar su última película, ‘Jurado Nº 2′; y aún tiene cuerda para rato. Y es que estamos ante una de las grandes leyendas vivas de Hollywood, actor y director que durante décadas nos ha regalado tanto papeles para el recuerdo como fantásticas historias. Aunque el actor fue también todo un icono del género wéstern, con la recordada ‘Por un puñado de dólares’ de Sergio Leone de 1964 como punto de inflexión en su carrera, dando pie al llamado Spaguetti Western italiano. Y es precisamente este filme el que nos dejó aquella particular mueca de El hombre sin nombre, imagen que se ha convertido en todo un icono del género. Pero, ¿cómo surgió la idea? El propio Eastwood lo explicó años atrás en una entrevista a través de Independent.
El origen de la célebre mueca de Clint Eastwood
El hábito de fumar puros del llamado Hombre sin nombre es uno de los rasgos que definen al personaje, que simboliza su rudeza y su peculiar carácter tranquilo. Sin embargo, Clint Eastwood no se sentía cómodo con este aspecto de su personaje. Y es que el actor no era fumador, por lo que filmar estas escenas fumando puros fueron particularmente desagradables. Eligió una marca específica de puros para el papel, buscando la autenticidad visual en el entorno del Oeste, pero no estaba preparado para su sabor áspero.
Tanto es así, que la elección de Eastwood, los puros de la marca Virginia, fue elegida por su apariencia en lugar de su sabor, lo que llevó a una experiencia inesperadamente amarga para el actor: “Salí y compré un montón de puros que pensé que quedarían bien en una película del Oeste. ¡No tenía idea de que tendrían un sabor tan repugnante! Pero los llevé conmigo y se los di a los de utilería y los cortamos todos. Eran puros largos, llamados Virginia. Hice un montón de ellos que llevaba en mi bolsillo, de diferentes longitudes para combinar con diferentes escenas”.
Así pues, el mal sabor de los puros y el sol dándole directamente a los ojos -a lo que debemos sumar varios focos de iluminación- propició tan mítica mueca de Clint Eastwood que rápidamente se convirtió en todo un icono del género wéstern, seguramente, una de las imágenes más recordadas con el paso de las décadas.
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