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‘Star Wars’: esto es lo que ocurrió con el Templo Jedi de Coruscant tras al ascenso del emperador Palpatine
Darth Sidious le dio un uso muy particular y personal, sobre todo motivado por sus ansias de venganza.
El plan de Palpatine se desarrolló a lo largo de muchos años. Infiltrado en la República como canciller supremo, el Sith planeó el fin de la democracia y el cambio a un régimen totalitario. Su venganza también contemplaba la destrucción de la Orden Jedi, una operación que urdió pensando en hasta el detalle más nimio. Llegado el momento, cuando Anakin Skywalker descubrió su verdadera identidad, Darth Sidious decretó la Orden 66, de modo que los clones se volvieron contra sus aliados y asesinaron a los que poco antes habían considerado compañeros de armas y amigos. En Coruscant, la capital de la galaxia, el Templo Jedi —el hogar del Alto Consejo— tampoco se libró de la aniquilación.
Un nuevo uso para el Gran Templo Jedi: la venganza se ha completado.
Ya en los brazos del lado oscuro, Darth Vader se dispuso a cumplir las órdenes de su nuevo maestro. Acompañado de una compañía de clones, irrumpió en el templo y asesinó a todos los Jedi que se cruzaron en su camino, incluyendo los niños. Después, el lugar sagrado de la Orden estuvo un tiempo desocupado, por lo que Obi-Wan Kenobi y Yoda aprovecharon para cambiar la señal de alerta, manipulada para atraer a los Jedi supervivientes a la boca del lobo. Poco más tarde, el Gran Templo Jedi fue ocupado por las huestes del recién establecido Imperio Galáctico
La venganza tiene un sabor muy dulce para Palpatine. Así, se regodea ocupando el lugar en el que durante miles de años se habían establecido los Jedi, que vivieron, entrenaron, comieron y se educaron entre esos muros. El Gran Templo Jedi se transformó en el Palacio Imperial, la residencia personal de Darth Sidious. Allí hizo su vida, siempre pensando en que se lo había arrebatado a su enemigo. De alguna forma, era una prueba fehaciente de que su venganza había sido un éxito. A su muerte, Luke Skywalker recuperó fragmentos del Gran Árbol, que en tiempos de la República se erigía en el patio del propio templo.