Ridley Scott justifica el fracaso de sus primeras películas: “Estaban profundamente equivocados”

Década tras década, Ridley Scott no ha dejado de confirmarse como una de las grandes leyendas de la historia del cine. Son múltiples sus grandes éxitos, películas que han marcado el paso y han supuesto auténticos hitos en sus respectivos géneros, pero algunas de ellas no fueron vistas en el momento de su lanzamiento de la misma forma en que se ven hoy día. El caso más conocido es el de ‘Blade Runner’, una cinta que tuvo 30 millones de dólares de presupuesto y logró recaudar 41′8. ¿El motivo? Scott parece tenerlo claro, los estudios no entendieron sus primeras películas.

Las cuatro primeras películas de Ridley Scott son ‘Los duelistas’, ‘Alien: el octavo pasajero’, ‘Blade Runner’ y ‘Legend’. Durante el podcast Director’s Cut, Scott destacó que las tácticas de marketing empleadas con las películas, fueron malas, siendo ignoradas por el público excepto con ‘Alien’. “Solo hay una película que lo hizo bien de esas, pero son cuatro primeras películas muy buenas”, asiente Scott.

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Una carrera de leyenda que no tuvo todo el reconocimiento desde un inicio

Pauline Kael, una de las críticas de cine más reconocidas de la historia, habló sobre Blade Runner en los siguientes términos: “No tiene nada que dar al público, ni un segundo de piedad por Sebastian. No estaba bien pensada en términos humanos. Si a alguien se le ocurre una prueba para detectar humanoides, quizá Ridley Scott y su gente deberían esconderse”. Palabras contundentes y, según Scott, una muestra clara de cuán equivocados estaban los críticos y el público con sus primeras películas.

“Para mí es casi espionaje industrial, porque destruyes un producto antes de que se estrene. Eran buenas películas, así que tanto el público como el marketing se equivocaron profundamente. Pero no estoy resentido. Estoy muy contento donde estoy. Es la mejor actitud que puedes tener: amar todas tus películas, confiar y seguir adelante”, declara Ridley Scott. Por último, también recordó una charla en uno de los estudios de cine con un magnate, el cuál le preguntó que “¿por qué no haces una película sobre gente normal?”, a lo que respondió “¿qué demonios significa esto? Porque nadie es normal a menos que sea absolutamente aburrido, ¿verdad?”.