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Cine

Ni en ‘Fallout’ ni en ‘Oppenheimer’, la explosión nuclear mejor recreada está en una película de Schwarzenegger

Un repaso a cómo se hizo la explosión nuclear de ‘Terminator 2: El día del juicio’, un milagro de los efectos especiales.

Actualizado a
Terminator 2

En estos días en los que la serie de ‘Fallout’ ha vuelto a todo el mundo un experto en explosiones nucleares, nos hemos acordado del pulso entre Nolan y la Academia de Hollywood con motivo de ese mismo tema, pero en ‘Oppenheimer’. El director presume a menudo de cómo recreó una bomba nuclear sin CGI, pero el comité de los Oscars se negó a nominarle y aseguró que había 20 películas de 2023 con mejores efectos visuales que la suya. Y no sabemos si todas las cintas citadas tenían más mérito, pero sí que tenemos claro que ninguna de las partes está a la altura de lo conseguido en ‘Terminator 2: El día del juicio’. Porque el sueño de Sarah Connor fue y sigue siendo un milagro del cine que hoy vamos a contaros cómo se hizo.

¿Cómo se hizo la explosión nuclear de ‘Terminator 2′?

Como no podía detonar una bomba atómica de verdad (algo que parece evidente, pero que conociendo a Cameron seguro que el director lo preguntó y consideró), la explosión se puso en manos de 4Ward Productions, una compañía de efectos visuales hoy día con tres Oscars a sus espaldas: ’Aliens’, ‘Abyss’ y la propia ‘Terminator 2′. Y como en aquella época las cinemáticas generadas por ordenador aún estaban muy verdes (hablamos de 1991), el equipo optó por una aproximación más artesanal.

Explosión nuclear
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Rober Stokak, cabeza de 4Ward Productions por aquel entonces, ha reconocido en más de una ocasión que el gran problema de las explosiones nucleares es la nube con forma de hongo posterior. No hay forma alguna de conseguirla usando detonaciones controladas y a pequeña escala. Por eso la primera y alocada opción que se valoró era que la explosión fuese un actor disfrazado de nube. Idea que, sobra decir, acabaron descartando.

En lugar del actor, Stokak y su equipo usaron piezas de plexiglás (una especie de vidrio transparente) que estaban rellenas de fibras de poliéster y se conectaban unas a otras mediante bisagras. La productora montó un set con una marcada luz de fondo y al grabar prendía fuego al poliéster y hacía que su creación se elevara hasta dos metros tirando de unos cables y reforzando así la sensación de movimiento. Dichos cables fueron eliminados en postproducción, donde también se aumentó la sobreexposición para ocultar las costuras del turco. Lo que era el cine antes, vaya. Ingenio, magia.

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4Ward Productions también elaboró varias miniaturas de Los Ángeles y hubo que convencer al mismísimo Cameron de que no las volara con TNT en mitad del desierto tal y como quería. La productora tuvo que explicar al director que además de ser ilegal, el resultado de las explosiones era difícil de predecir. A cambio le hicieron varias miniaturas de Los Ángeles antes y después de que cayera la bomba.

La transición entre unas y otras se hizo rodando desde un helicóptero varias tomas del Downtown real de la ciudad y jugando con la iluminación de manera digital. Así surgió ese famoso plano en blanco y negro en el que se destruyen todos y cada uno de los edificios.

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Pero la cosa va todavía más allá pues nos faltan un montón de planos muy concretos de la ciudad después de la catástrofe. De nuevo en las manos de Rober Stokak y los suyos, el equipo creó elaboradísimos decorados con yeso que destrozaban en distintos grados usando unos potentes caños de aire comprimido, como en ‘Los tres cerditos’. Se necesitaron hasta ocho a la vez para derribar algunos edificios y encima, para que cayeran como querían a veces los conectaban mediante poleas a sacos de arena escondidos detrás. Conseguían de esa forma que se vinieran abajo hacia atrás.

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Y para acabar, dos curiosidades. La primera, que las palmeras de los decorados no cedían a los cañones de aire y hubo que darles su forma abombada mediante cables. Y la segunda y más curiosa, que sólo al terminar de grabar se percataron de que habían hecho todo como si la explosión golpeara el escenario de derecha a izquierda, justo al revés de lo que pasaba con las miniaturas. Pero como no tenían dinero para rehacerlo, tuvieron que apañarse con grabar el reflejo de la toma un espejo, pues ofrecía la imagen al revés.

Méliès estaría orgulloso.

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