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Cine

La gente sigue sin saber qué había en el maletín de ‘Pulp Fiction’ aunque Tarantino lo reveló hace 25 años

El contenido del maletín de ‘Pulp Fiction’ ha sido uno de los grandes misterios de la historia del cine, aunque el propio Tarantino ya lo resolvió a finales de los 90.

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El contenido del maletín de ‘Pulp Fiction’ ha sido uno de los mayores misterios del cine desde su estreno en 1994. Para sus guionistas Quentin Tarantino y Roger Avary la respuesta a la pregunta “¿qué hay en el maletín?” siempre ha sido muy sencilla y mundana: el maletín no contenía nada y su valor no residía en su contenido, sino en el maletín en sí como MacGuffin, un elemento creado puramente para que la trama avance.

El enigma dorado resuelto: el contenido del maletín de ‘Pulp Fiction’ es “lo que cada espectador se quiera imaginar”

‘Pulp Fiction’ fue una de las películas mejor valoradas de Quentin Tarantino, ostentando un 92% de la crítica y un 96% del público en Rotten Tomatoes. Debe su éxito no solo a sus diálogos memorables, sino también a tener una simbología muy peculiar, de la que forma parte el maletín que Jules (Samuel L. Jackson) y Vincent (John Travolta) deben obtener para su jefe Marsellus Wallace (Ving Rhames). Cuando los dos matones lo recuperan, Vincent Vega lo abre para comprobar su contenido, y un brillo ominoso de tonos dorados emana de él, lo cual ha sido carne de todo tipo de teorías y especulación desde entonces.

Una de las teorías más extendidas era la de que el maletín contiene el alma de Marsellus Wallace, basándose en que la combinación del maletín es “666″ (el número de la Bestia, asociado comúnmente con Satanás) y que la primera vez que vemos a Marsellus en el largometraje es desde atrás, y en su cabeza podemos ver una tirita enorme. Supuestamente, Marsellus le habría vendido su alma al Diablo y éste se la habría “sacado” por la parte trasera del cráneo.

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La tirita de la cabeza de Marsellus echó gasolina a la teoría de que el maletín contenía su alma

La explicación de la tirita era más simple: Ving Rhames se cortó al afeitarse la cabeza y tuvo que colocarse este apósito para curar la herida. Pero volviendo al tema que nos ocupa, Tarantino ya reveló en 1999 cuál era el contenido real del maletín. En el libro ‘Tarantino A to Zed: The Films of Quentin Tarantino’ el cineasta contaba que no había una explicación oficial; se trataba simplemente de un MacGuffin intrigante, un elemento creado con el único propósito de avanzar la narrativa de la película.

Por otro lado, en una entrevista con Roger Ebert, Roger Avary —co-guionista de ‘Pulp Fiction’— admitió que originalmente el maletín iba a contener diamantes. Pero descartaron la idea por ser demasiado “aburrida y predecible”. En su lugar prefirieron que nunca se mostrase en pantalla el contenido real del maletín, para que cada espectador decidiese con su propia imaginación qué había en él. Pero alguien del equipo de rodaje tuvo la idea de añadir una bombilla de luz cálida al interior del maletín, para que cada vez que se abriese su resplandor emanase hacia la persona que estaba observando su contenido. Para Avary, esto “fue un error” porque este resplandor ominoso daba connotaciones sobrenaturales al contenido del maletín.

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En otra secuencia de 'Pulp Fiction' (1994), Jules (Samuel L. Jackson) abre el maletín hacia la cámara, pero el plano está cortado de forma tal que no vemos el contenido

El hecho de que durante los 90 todavía no estaba extendido el uso de internet a nivel doméstico hizo que el boca a boca extendiese este falso rumor sobre ‘Pulp Fiction’, cimentando su estatus de película de culto durante el proceso.

El maletín de ‘Pulp Fiction’ y todo el misticismo que ha habido a su alrededor han sido consecuencia de dos factores no conectados entre sí: primero el hecho de haber tenido lugar en una época sin acceso rápido a información de manera global como comentamos más arriba, y en segundo lugar no haber sido una decisión deliberada. Y es que, al fin y al cabo, la imaginación es una herramienta muy poderosa, y el espectador tiende a rellenar los huecos que dejan los cineastas con sus propias expectativas.

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