Cine
El talento oculto de Arnold Schwarzenegger durante su etapa de culturista
Schwarzenegger era todo un maestro de la guerra psicológica durante sus años de culturista, tal y como demostraba el documental ‘Pumping Iron’ que narraba las peripecias del austriaco.
Actor. Empresario. Político. Arnold Schwarzenegger es una figura polifacética, y aunque principalmente se le relaciona con el cine de acción, su camino hacia la fama y el estrellato mundial comenzaron en el mundo del culturismo. En estos círculos, Schwarzenegger es considerado el mejor bodybuilder de todos los tiempos en términos de fama y repercusión mediática. Aunque su imponente físico y la forma de cultivarlo fueron varios de sus mayores talentos, no fueron ni mucho menos los únicos: Arnold también fue un maestro de la manipulación que saboteaba a sus rivales con sus comentarios.
Schwarzenegger era un maestro de la guerra psicológica durante sus años de bodybuilder
El documental ‘Pumping Iron’ (1977), centrado en la figura de Schwarzenegger intentando retener su título de Mr. Olympia en 1975 ante el por entonces novato Lou Ferrigno fue el que, como parte de su narrativa, revelaba las dotes de manipulación del austriaco.
Básicamente, cuando un compañero culturista iba a pedirle consejo sobre su alimentación o su rutina de entrenamientos a Arnold Schwarzenegger, éste les desaconsejaba deliberadamente, provocando que se entrenaran en exceso o de forma insuficiente.
Pese a que el propio Schwarzenegger contaba que hacía esto como una especie de broma porque simplemente le hacía gracia, la realidad es que también era una forma eficaz de deshacerse de sus competidores en potencia, ya que el resultado de estos malos consejos era que estos otros culturistas no llegaban en la forma física óptima a las competiciones.
Estos otros atletas se preguntaban por qué los consejos del que consideraban un compañero más no funcionaban con ellos, totalmente ajenos al hecho de que habían sido malaconsejados adrede.
O lo que es lo mismo: desde bien joven, Arnold Schwarzenegger ya demostró que sus talentos no solo eran físicos sino también intelectuales. A sus 28 años de edad, que son los años que tenía durante el rodaje de ‘Pumping Iron’, ya apuntaba maneras y su hambre de éxito le haría llegar muy lejos.
Arnold Schwarzenegger: del culturismo al mundo empresarial y de ahí al cine y la política
Aunque la figura de Schwarzenegger está estrechamente vinculada al mundo del cine de acción con producciones como ‘Commando’ (1985) o ‘Depredador’ (1987), para cuando dio el salto a Hollywood, el austriaco ya era millonario gracias a sus inversiones inteligentes con el dinero ganado durante su época de culturista.
En 1980 se graduó en Marketing y Administración de Negocios en la Universidad de Wisconsin, y consiguió convertir sus relativamente modestos ingresos generados del culturismo en una pequeña fortuna a base de inversiones en bienes inmuebles y pequeñas start-ups en los años venideros. Aunque comenzó en el mundo del cine de forma paralela a su carrera de bodybuilder, solo obtuvo papeles pequeños en producciones modestas hasta que el documental ‘Pumping Iron’ de 1977 le hizo ganar relevancia, y en 1982 consiguió su primer gran papel en ‘Conan el Bárbaro’. Tras esto le siguieron éxitos variados durante el resto de los 80 y los 90.
Con su popularidad en relativamente decadencia, en 2003 aprovechó la oportunidad de dar el salto a la política, y ganó el puesto de Gobernador del estado de California en Estados Unidos formando parte del Partido Republicano. Schwarzenegger fue reelegido en 2006 y continuó ejerciendo este cargo público hasta 2011. En este período su carrera cinematográfica estuvo limitada a pequeños cameos, pero a partir de 2012 volvió a la gran pantalla en producciones como ‘Los Mercenarios 2′ con Sylvester Stallone y otras estrellas del cine de acción.
En resumidas cuentas, Schwarzenegger era y es un genio que ha demostrado ser mucho más que puro músculo gracias a sus comentarios perspicaces que le eliminaban competencia durante su época de culturista, sus inversiones acertadas con el capital obtenido durante esta era, y su soltura para moverse por ámbitos tan dispares como el mundo del cine y la política. Y pese a esto ha demostrado tener los pies en la tierra, negándose a aceptar la etiqueta de “hombre hecho a sí mismo”.