El personaje más incomprendido del DCEU de Zack Snyder: reivindicando al Lex Luthor de Jesse Eisenberg
El Lex Luthor de Jesse Eisenberg fue ampliamente considerado el peor aspecto de ‘Batman v Superman’. No obstante, ¿y si lo que buscaba era precisamente incomodar?


Aunque el DCEU de Zack Snyder fue cerrado de manera definitiva y ha sido sustituido por el nuevo Universo DC de James Gunn, echamos la vista atrás para recordar a uno de sus personajes más divisivos y polémicos: el Lex Luthor de Jesse Eisenberg. Para muchos, simplemente fue una decisión de casting nefasta debido al histrionismo del villano, algo que le granjeó comparaciones con el mismísimo Joker. No obstante, ¿y si su excentricidad fuese una forma más honesta de retratar a un genio consumido por su propia inteligencia y un homenaje a la versión clásica del villano?
El Lex Luthor de Jesse Eisenberg en el DCEU: ¿un villano adelantado a su tiempo, o un homenaje clásico?
El Lex Luthor de Jesse Eisenberg en ‘Batman v Superman: El amanecer de la Justicia’ no fue concebido como un magnate frío y calculador, sino como un genio contemporáneo, heredero del poder corporativo y las grandes tecnológicas que vive consumido por su propia mente. Para ello, Eisenberg construyó a un Luthor lleno de nerviosismo, frases a medio acabar y gestos compulsivos, donde cada tic plasmaba una mente que funcionaba demasiado rápido para su propio bien. Su lenguaje corporal, su forma de hablar acelerada y sus silencios a destiempo representaban a un hombre incapaz de “apagar” su propio cerebro: brillante, sí, pero a la vez inseguro y obsesionado con el control.
Zack Snyder wanted Lex Luthor in BvS to feel like a modern and unstable genius, more a megalomaniac tech CEO than an old mogul. Eisenberg’s tics and chaotic energy were intentional, showing a man constantly walking the line between genius and madness.
— Oscar Race (@TheOscarRace) October 23, 2025
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Sin embargo, su recepción fue extraordinariamente divisiva, y ampliamente considerada uno de los peores aspectos de la película. Muchos críticos y fans tacharon al personaje de sobreactuado, excéntrico y fuera de lugar, chocando de bruces con el tono solemne que Snyder estaba construyendo en su universo.
Lo errático y enérgico de su comportamiento, repleto de tics y verborrea, generó muchas comparaciones tanto con el Joker —por lo impredecible— como con su propio papel de Mark Zuckerberg en ‘La Red Social’ (2010), como si ambos personajes compartieran la misma arrogancia y desprecio por el poder que no pueden controlar. Para gran parte del público, lo mostrado en pantalla no era Lex Luthor, sino un cruce entre un millennial genio y un villano demente que parecía sacado de otra película.

Aun así, la apuesta de Zack Snyder fue valiente, arriesgada y abiertamente rupturista con el pasado del personaje en la gran pantalla. Alejándose adrede de las versiones de Gene Hackman y Kevin Spacey, el Luthor de Eisenberg encarnaba de manera coherente a uno de los grandes males del siglo XXI: el empresario tecnológico con complejo de dios.
Era, a todos los efectos, una versión que intentaba actualizar al personaje sin perder del todo sus raíces; de hecho, en su obsesión por la inteligencia y el control, se perciben muchos matices del “científico loco” de los cómics originales, anterior a las encarnaciones más modernas del “Luthor CEO corrupto”. En su intento de unir conceptos —el genio moderno y el villano arquetípico—, Snyder y Eisenberg crearon una figura que quizá el público no supo comprender entonces, pero que, en retrospectiva, era más coherente que nunca, en plena era de egos tecnológicos y lucha de poderes digital.
El contrapunto de Nicholas Hoult como Luthor en el DCU de James Gunn: una visión más humana
En cambio, la recepción del Lex Luthor de Nicholas Hoult en ‘Superman’ (2025) ha sido mucho más positiva en comparación, y además se la ha considerado como uno de los mejores aspectos de la película, tanto en caracterización como en interpretación. Esta versión del personaje sigue siendo un magnate multimillonario obsesionado con el control, pero, por encima incluso de su inteligencia, destaca su odio extremo hacia los metahumanos, algo que le da matices muy interesantes.

Aunque ambas versiones comparten la esencia del personaje —la del hombre que, por encima de todo, detesta la existencia de los dioses—, la diferencia entre el Luthor de Eisenberg y el de Hoult reside en la forma en la que canalizan su obsesión. El Luthor del Snyderverse es un genio desbordado y consumido por su propia paranoia, mientras que el de Hoult representa el poder autolegitimado y carente de moral, un ser humano capaz de ocultar su monstruosidad bajo una máscara de calma, racionalidad, e incluso encanto en pos de hacer que sus planes avancen.
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Mientras que Eisenberg era puro caos, Hoult es orden —al menos, a priori, y cuando no se ve acorralado. Uno percibe a Superman como una amenaza hacia su propio ego, mientras que el otro lo entiende como una amenaza hacia toda la especie humana, dándole coherencia interna dentro de su carácter extraordinariamente racista. En definitiva, son dos caras de un mismo complejo de inferioridad que demuestra su incapacidad para aceptar que existe alguien por encima de él.

En última instancia, el Lex Luthor de Jesse Eisenberg fue una apuesta arriesgada al tratarse de un experimento que buscaba incomodar desde el primer minuto. Su tono enérgico e histriónico chocaba mucho con la construcción de un universo ceremonioso del DCEU, sí, pero precisamente por eso era digna de elogio: ofrecía una lectura diferente que, en retrospectiva, no era perfecta, pero sí reflejaba bien su época. Aunque hoy el público haya recibido mejor la elegancia comedida del Luthor de Hoult, la audacia del de Eisenberg supone una rara avis dentro del cine de superhéroes que merece ser reivindicada.
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