De pistolero estoico a cantante en un musical: así fue el papel más extraño de Clint Eastwood en ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’

Durante los años 60, Clint Eastwood se forjó una reputación de tipo duro gracias a sus papeles en varios spaghetti westerns de Sergio Leone, como la mítica ‘El bueno, el feo y el malo’. No obstante, la imagen que proyectaba quedó en entredicho por su participación en una película extraordinariamente divisiva para crítica y público. ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’, cuyo título original fue ‘Paint your wagon’, fue un musical de Joshua Logan en el que Eastwood dejaba atrás su imagen de pistolero estoico para mostrarse en pantalla como un hombre sensible y amable en pleno oeste americano.

Un musical en pleno Oeste: así era ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’

‘Paint your wagon’ se ambientaba en la época de la fiebre del oro. Este largometraje de Joshua Logan es una de las películas más insólitas del Hollywood de finales de los años 60. Protagonizada por Lee Marvin, Clint Eastwood y Jean Seberg, esta cinta mezclaba wéstern clásico con números musicales, diálogos ingeniosos y humorísticos y una puesta en escena casi teatral.

La trama giraba en torno a una ciudad minera improvisada, levantada sobre el entusiasmo, la avaricia y el caos propio de un asentamiento en constante crecimiento. Allí conviven personajes excéntricos que buscan fortuna, amor, o simplemente un lugar en el que comenzar desde cero.

Ben Rumson (Marvin) y el joven “Pardner” (Eastwood) comparten aventuras y un triángulo amoroso inusual con Elizabeth (Seberg), una mujer que se queda a vivir en el poblado tras ser “comprada” como esposa en una subasta. Alejada del tono sobrio y solemne del spaghetti western, la película opta por un tono ligero con toques de comedia, romance y canciones que avanzan la narrativa, creando un contraste llamativo para quienes esperaban un relato del viejo Oeste americano. Este choque de géneros, unido a su ambición visual y su gran presupuesto, la convirtieron en un experimento único.

Del Hombre sin Nombre al hombre sensible: el cambio que nadie esperaba

A finales de los 60, Clint Eastwood era sinónimo de virilidad, y ver su nombre en el cartel de una película era la promesa de presenciar aventuras trepidantes. La Trilogía del Dólar de Sergio Leone consolidó su imagen icónica como un pistolero silencioso e imperturbable y envuelto en un aura casi mítica.

En películas como ‘Por un puñado de dólares’ o ‘El bueno, el feo y el malo’, Eastwood destacaba precisamente por lo que no decía: su imponente e hierática presencia lo convirtieron en una leyenda viva del cine. Con este historial a sus espaldas, el público esperaba de él más de lo mismo: miradas que matan, súbitos estallidos de violencia sin apenas soltar prenda, y una masculinidad estoica incomparable.

Por esto, su participación en ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ resultó extraordinariamente chocante. En lugar de encarnar al habitual tipo duro del lejano Oeste, Eastwood interpretaba a un personaje sensible, amable e incluso romántico, que expresaba sus emociones con una apertura inédita en su filmografía hasta entonces. Y, además, cantaba: con una voz suave y contenida, pero suficiente para romper por completo la imagen que proyectaba hasta entonces.

Por estas razones, sus fans quedaron desconcertados, y la recepción tibia de la película por parte de crítica y público hicieron que su figura quedara momentáneamente en entredicho. Por fortuna, la imagen del célebre actor no se vio perjudicada, y pronto regresó a roles y proyectos que se alineaban más con lo que cabría esperar dada su reputación previa.

La rehabilitación del icono, y el regreso de la leyenda

Pese a la recepción desigual del musical, Clint Eastwood no tardó en recuperar —e incluso reforzar— la imagen que lo había convertido en una estrella. Dos años después, en 1971, dio vida al inspector Harry Callahan en ‘Harry el sucio’, un personaje que redefinió por completo el arquetipo del héroe duro en el cine policíaco.

La película fue un éxito rotundo y engendró a una de sus nuevas facetas cinematográficas: la de antihéroe urbano, directo, implacable, y que torcía los límites de la legalidad para castigar con contundencia a los criminales. Con Harry Callahan, Eastwood dejó claro que el experimento musical no debilitó en absoluto su estatus, sino que fue una mera anécdota en su trayectoria.

Durante los años siguientes, Eastwood siguió forjando su reputación de tipo duro. Regresó al wéstern con títulos como ‘El fuera de la ley’ (1976) y continuó construyendo su legado como director, donde terminaría convirtiéndose en una de las figuras más respetadas de Hollywood.

Análisis cinematográficos posteriores consideraron que ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ no fue un traspiés, sino una curiosidad dentro de su filmografía: una especie de ensayo o incluso un desahogo. Por suerte para sus fans, su posterior éxito reforzó la idea de que el Clint “de verdad” seguía allí, listo para volver a su hábitat natural.

Con el paso del tiempo, Eastwood protagonizaría otra de las rarezas más comentadas de su carrera: ‘Los puentes de Madison’ (1995), un melodrama romántico que le exigía una vulnerabilidad emocional muy distinta a la de sus personajes más duros. Sin embargo, esta sensibilidad inesperada no alcanzó el nivel de desconcierto que provocó ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’.

Mientras que la historia con Meryl Streep suponía una apertura en canal relativamente contenida, el musical del Oeste fue un puñetazo sobre la mesa que desafió por completo la imagen pública de Eastwood. Por eso, más de medio siglo después, sigue considerándose el proyecto más extravagante de su filmografía.

‘Los Simpson’ ya avisaron de que ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ era una película muy extravagante

Incluso a día de hoy, ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ sigue provocando reacciones de desconcierto entre quienes quieren ver la filmografía de Clint Eastwood en orden cronológico. Si esperamos ver un wéstern seco, duro y violento al estilo de los de Leone, la sorpresa será mayúscula. ¿Qué hace Clint Eastwood cantando? ¿Por qué hay coreografías en mitad del polvo y las minas?

Es exactamente la misma reacción que tuvo Homer Simpson cuando alquiló la película, esperando ver un baño de sangre... y llevándose las manos a la cabeza cuando vio a los personajes cantar y bailar. Este inserto era una parodia muy exagerada que plasmaba a la perfección las reacciones genuinas de buena parte del público de la cinta original en el momento de su estreno.

En definitiva, la mezcla de extrañeza, comedia muy fina y números musicales con grandes valores de producción convirtieron a ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ en una película digna de recuerdo, si bien es cierto que para muchos pueda resultar “doloroso” ver a figuras como Clint Eastwood y Lee Marvin prestarse a semejante experimento fílmico. Fue una rara avis en toda regla, y una película que marcó un punto de inflexión en Hollywood.

Suscríbete al canal de MeriStation en YouTube: somos tu web de videojuegos y entretenimiento, donde podrás conocer todas las noticias y novedades sobre el mundo del videojuego, cine, series, manga y anime. Análisis, entrevistas, tráileres, gameplays, pódcast y mucho más. También te animamos a seguir nuestra cuenta de TikTok.

¡Síguenos en ambas plataformas y, si estás interesado en licenciar este contenido, pincha aquí!