Crítica de ‘Un viaje atrevido y maravilloso’: Margot Robbie y Colin Farrell viven un amor de fantasía
La película del surcoreano Kogonada relata un romance diseñado para encandilar a una generación falta de historias ñoñas desde hace más una década.
Como si de un sketch de los Monty Python se tratara, la presentación de la historia en ‘Un viaje atrevido y maravilloso’, que llega este viernes 19 de septiembre a los cines, (Kogonada, 2025) arranca con comedia, surrealismo y un toque fantástico que abre una puerta prometedora a lo que está por llegar en las siguientes dos horas. Kevin Kline (’Un pez llamado Wanda’, ‘Silverado) y Phoebe Waller-Bridge (’Fleabag’, ‘Indiana Jones y el dial del destino’) son perfectos para causar una primera agradable impresión. Lástima que ambos se alejen inmediatamente de la historia. Sus personajes son solo un gag que precede a la historia de amor que protagonizan Colin Farrell (Almas en pena en Inisherin, El pingüino) y Margot Robbie (Barbie, Babylon), cuya conexión y mera presencia en pantalla están muy por encima del texto al que dan vida.
La contratación de dos de las estrellas más importantes y atractivas de Hollywood para una historia de amor como la que se nos presenta, no es baladí. El auge del streaming ha redirigido las películas ñoñas y románticas a las plataformas, que han dotado al género de un aroma a Serie B en el que reinan las películas para adolescentes. Para las salas de cine, solo han quedado las joyas que captan a un público más formado y adulto como pueden ser ‘Vidas Pasadas’ (Celine Song, 2023) o ‘Retrato de una mujer en llamas’ (Celine Sciamma, 2019). Lejos han quedado las simpáticas comedias de Julia Roberts o Sandra Bullock y los sobredimensionados éxitos basados en novelas de Nicholas Sparks, cuyo gran representante es ‘El diario de Noa’ (Nick Cassavettes, 2004). Hay, por tanto, una generación que en la última década está falta de una gran película comercial romántica con la que llenar Instagram de posts de frases y fotos de sus guapísimos protagonistas para hacerlas suyas.
Con esa pretensión de ser una película generacional, Kogonada construye el romance de Farrell y Robbie a través de una road movie más fantasiosa que fantástica, en la que los personajes reviven los momentos que han marcado sus vidas por medio de portales mágicos hacia sus recuerdos. No faltará en ningún momento un diálogo que busque ser ingenioso ni una mirada que no esconda coquetería a la vez que misterio.
La sensación final es que la película está escrita para adolescentes que se ven a sí mismos como futuros cuarentones atractivos que en el fondo desean encontrar un amor clásico que ponga fin a sus divertidos pero solitarios años sin pareja. Una fórmula para engatusar a la chavalería tan manida como ñoña. Con un par de buenos actores, por supuesto guapos, y alguna secuencia diseñada para ser recordada, con frases emotivas y trasfondos muy personales, es posible que la generación Z encuentra en las salas de cine un género que parecía perdido hace años para el gran público.
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