Crítica de ‘Los Radley’: Una película vampírica que logra pocas cosas de las que se propone

El género del terror siempre es uno de los grandes demandados por el gran público. La última que llegará a los cines será ‘Terrifier 3′, que ya se ha estrenado en el Festival de Sitges. Hasta entonces, hay que ir haciendo boca y este fin de semana llegará a los cines españoles ‘Los Radley’, la cual han promocionado como una comedia negra sobre vampiros combinada con terror. Sin embargo, la película no consigue lo primero ni lo segundo. Eso sí, nos dejan muy claro desde el principio que son vampiros y te lo hacen saber a cada rato. ‘Los Radley’, a pesar de que se encuentre en la lista de las mejores películas de terror de 2024, es plana en su argumento, y las imágenes parecen no casar muy bien siempre con la banda sonora. Sin embargo, si esta película se puede sostener es por las interpretaciones de sus personajes, los cuales dan todo y te meten algo más en la película.

La cinta sigue a una familia aparentemente normal, pero cuentan con una particularidad: son vampiros. Los padres son abstemios (de beber sangre, de qué si no) y sus hijos no saben absolutamente nada. A medida que avanza la cinta, la hija descubre la verdad de lo que es, asesinando con sus feroces colmillos a un chico que la quería violar. La llegada de un miembro de la familia que siguió viviendo como lo que es desatará una serie de consecuencias nefastas. La gran incoherencia de ‘Los Radley’ viene directamente desde sus posters publicitarios. En ellos, parece que el espectador se va a adentrar en una comedia banal con toques de terror. Sin embargo, como bien hemos comentado anteriormente, la comedia es nula. Tan solo cuando a Rowan, el hijo del matrimonio, le cuentan la verdad, parece atisbarse un signo de risa. De hecho, la escena forma parte del tráiler principal, por lo que si uno espera comedia, no va a encontrar chorros de carcajadas.

Lo que sí encontrará son chorros y chorros (y botellas) de sangre, ya que esta está presente desde el inicio. Al principio, esta era más sutil, comparándola con comida caída al suelo o en el color de la habitación de Rowan. Luego, cuando el caos se apodera de la cinta, la sangre es palpable en todos los lados e, incluso, se la utiliza como metáfora sexual en la mayoría de las ocasiones. ‘Los Radley’ también intenta abordar la comedia mediante la premonición, ya que en muchos diálogos, antes de que suceda todo, se menciona varias veces el verbo “morder”. La intención es buena, pero el resultado parece demasiado metido con calzador.

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Lo mismo se puede decir del terror, que es nulo en la película. Quitando un jumpscare esperable antes de la secuencia clave de la cinta, ‘Los Radley’ intenta que el espectador esté en tensión constante, pero erra el disparo. De hecho, la película es fácil de seguir, pero se desvía en temas que no tienen dramatismo, además que no sacarle partido a la narración en sí y dejar ideas y temas inconclusos. ¿Qué sucedió con el chico asesinado? ¿Por qué el vecino tenía tanta certeza de que eran vampiros si nunca lo habían revelado? ¿A Clara no le importa en absoluto que su hermano comience a salir con el chico que le gustaba? ¿Qué pasó con la vecina de la familia? Son muchos temas que pasaron a mejor vida y sin una explicación lógica.

Por otro lado, la banda sonora estridente intenta que te sientas incómodo viendo las imágenes. Y es cierto, el espectador se puede sentir incómodo, pero no en el sentido en el que ‘Los Radley’ quiere. La música no combina demasiado ni con los planos, ni con las imágenes, ni con la propia narración. Son estímulos que no casan en absoluto y que hace que la cinta pierda fuelle, como sucede con los personajes del hermano y el padre. Son interpretados por el mismo actor (Damian Lewis), y parece que iba a tener un potencial importante en la cinta, pero no. Son usados lo justo y necesario para que sea mínimamente creíble y cada uno por su lado.

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No todo son grises en ‘Los Radley’, ya que la cinta cuenta con un mensaje que es importante para las generaciones venideras: el sentido de la identidad. El saber quién eres y vivir de acorde a ello sin tener que fingir ser otra persona. Esto se ve muy bien gracias al personaje de Rowan, con el que se hace un paralelismo con su homosexualidad y el vampirismo, dos cosas que no deja ver al sentirse recluido. Finalmente, acepta quién es en los dos sentidos y termina con un discurso que es un canto a la vida. Su actuación, como la de la gran mayoría del elenco, sostiene en gran parte los pilares de la cinta. Kelly Macdonald, a la que ya conocíamos por ‘No es país para viejos’ (2007) y ‘Trainspotting’ (1996), sobresale por encima del resto. El espectador nunca sabe por dónde va a salir su personaje, y eso genera una inquietud enorme.

Al igual que en ‘Relatos salvajes’ (2014), los personajes sacan a relucir su instinto más primitivo y sucumben ante los placeres de la vida. La diferencia es que Damian Szifron, director de la cinta argentina, te dice que a veces está bien sacar a relucir lo que llevas dentro y Euros Lyn, director de ‘Los Radley’, te aconseja que si no matas a nadie, mejor. Existen otros puntos fuertes, como la mini secuencia de venganza con el asesinato por parte de Clara que nos puede recordar a ‘Ángel de venganza’ de Abel Ferrara o a ‘Kill Bill’ de Quentin Tarantino, pero la sosa narrativa, sumada a las incoherencias de guion y una realización que no ha estado a la altura, ‘Los Radley’ pasará sin pena ni gloria por la historia del cine de terror. O del género que sea la película.

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