Crítica de ‘Los colores del tiempo’: herencias, el arte expresionista y la belle époque conectando el siglo XIX con el XXI
Una reflexión sobre la huella del tiempo en el arte y las emociones que conectan generaciones.

Las herencias separan y unen familias. En ‘Los colores del tiempo’, un gran número de beneficiarios de diferentes generaciones se reúne como si fuera una junta de accionistas. Se prepara el reparto del patrimonio que perteneció a una antigua pariente común, Adele. Más allá del inventario de los bienes familiares, descubren la fascinante vida que vivió la abuela entre el campo y el París de finales del siglo XIX. Adele se sumerge en una idílica belle époque parisina.
‘Los colores del tiempo’ es una de esas películas que no es ni mucho menos perfecta ni, desde luego, fast food de entretenimiento vacío. Pero ojo, tampoco es un denso relato indescifrable; en realidad, es una película fácil de ver, que tiene las ideas muy claras. En principio parece una película que usa la nostalgia para llevarte a su terreno, pero resulta ser el medio para exponer una opinión sobre la huella del tiempo en la expresión artística. Lo mejor de la película.
El director Cédric Klapisch sigue con su seña de identidad trayendo de nuevo un filme coral. Algo que no tendría la más mínima importancia si no fuera porque lo hace con un resultado tremendamente natural, muy orgánico. Lo opuesto al dulce caos que generan Berlanga o Robert Altman. Ningún estilo es mejor que otro, no se me entienda mal.

Es interesante comprobar cómo, durante su visionado, parece que la película está abocada a un mero entretenimiento sustentado por la nostalgia, pero afortunadamente lo deja en un segundo plano y se centra en mostrar la huella del tiempo en el arte visual. Es una película con varias capas. Presenta una reflexión muy interesante desde el punto de vista artístico, concretamente entre la pintura y la fotografía, y cómo estas dos parecen estar condicionadas por las modas y el paso del tiempo. Todo está en la sublime escena inicial. De lo mejor de la película.
Cédric Klapisch no intenta colocar un arte sobre otro; solo nos cuenta cómo estas disciplinas artísticas se retroalimentan y se liberan de las modas, revalorizándose con el paso del tiempo. Interesante reflexión sobre el valor del arte dependiendo del punto de vista del observador de una época u otra, dejando el valor económico y las valoraciones interesadas como algo vacío. ‘Los colores del tiempo’ nos habla del arte retando al paso del tiempo y funcionando como medio cultural que une generaciones desde los sentimientos más que desde la literalidad de los hechos.

La ambientación de época es más que correcta y funciona en parte nostálgica e histórica. Los actores tal vez sean la parte más irregular. Mejor los del presente, con un Vincent Macaigne que, como siempre, va por gustos; pero en el pasado hay un par de personajes que no te los crees. Parece que están disfrazados para carnaval.
En definitiva, a pesar de esto último, la película es muy recomendable porque es entretenida, está bien hecha y con un subtexto muy rico. Especialmente aconsejable para quien tenga debilidad por el expresionismo y su nacimiento. Casi nada.
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