Tu tarjeta de crédito robada vale menos que una entrada del cine: así se convierten tus datos en dinero en la dark web
Un informe reciente revela lo “poco” que cuestan las tarjetas de crédito robadas en la dark web, lo que permite su compra a granel para su posterior monetización.


En plena era digital, sufrir un robo de los datos de tu tarjeta de crédito es una de las peores pesadillas de muchos ciudadanos españoles, y algunos de ellos ya han tenido que lidiar con esta situación tan desagradable. Un análisis de expertos revela lo “baratas” que son en realidad en la dark web las tarjetas de crédito robadas, llegando a costar menos incluso que una entrada de cine. Este precio reducido posibilita su compra a granel, y las tarjetas robadas se monetizan mediante compras fraudulentas, tarjetas regalo o criptomonedas, lo que permite que los ciberdelincuentes conviertan tus datos en dinero real.
España, a la cabeza de Europa en el precio de las tarjetas robadas en la dark web
En el siglo XXI, el robo de datos bancarios se ha convertido en una industria en sí misma para los cibercriminales de distintas partes del globo. Según un informe de NordVPN —elaborado por su plataforma de análisis de amenazas NordStellar—, las tarjetas de crédito robadas en la dark web se venden por una media mundial de unos 8 dólares, aunque en España el precio asciende a unos 11,68 dólares, la cifra más alta de la Unión Europea, y un 73,6% más que en 2023.

Cabe destacar que estos robos de datos no solo incluyen los números de las tarjetas y sus respectivos números secretos, sino también otra información sensible como nombres, direcciones y correos electrónicos, lo que facilita a los delincuentes suplantar identidades con facilidad y esquivar los sistemas antifraude. Estos datos se obtienen principalmente mediante filtraciones y ataques telemáticos como phishing o malware.
De Japón a República Democrática del Congo: así de dispares son los precios de las tarjetas robadas en la dark web
El estudio ha utilizado 50.705 registros recopilados en mayo de 2025, y muestra diferencias notables entre países. Las tarjetas de crédito japonesas son las más caras de adquirir, con un valor medio de 22,8 dólares, seguidas por las de Kazajistán, Guam y Mozambique, que rondan los 16 dólares. En cambio, las más baratas son las que pertenecen a República del Congo, Barbados o Georgia, que pueden encontrarse por apenas un dólar.

En Europa, la mayoría de las tarjetas se sitúan cerca de los 8 dólares, aunque España encabeza el ranking comunitario, por delante de Francia (11,07$) y Portugal (9,26$). En cuanto al volumen de los datos robados, Estados Unidos concentra más del 60% de las tarjetas de crédito comprometidas, seguido por Singapur (11%) y España (10%).
El “precio de compra” de estos datos en la dark web obedece principalmente a la legislación antifraude vigente en el país de origen, lo que explica que las tarjetas japonesas sean más caras de adquirir. Es decir, cuanto más difícil sea obtener los datos de una tarjeta de un país en concreto, estará mejor cotizada en este mercado negro de internet.
Del robo al beneficio: cómo se convierte una tarjeta en dinero real
Detrás de este fraude telemático existe toda una cadena de suministros digital conocida como carding. En ella, los harvesters (recolectores) roban o compran los datos, los validators (validadores) utilizan bots para comprobar qué tarjetas siguen activas, y los cash-outers (cobradores) son el último eslabón, quienes las convierten en dinero vía tarjetas regalo, criptomonedas o productos revendibles.

“En los principales mercados, una tarjeta robada suele costar lo mismo que una entrada de cine”, resume Adrianus Warmerhoven, el experto en ciberseguridad de NordVPN. Este estudio revela también que el 87% de las tarjetas analizadas siguen siendo válidas durante más de 12 meses, lo que incrementa su valor para los criminales.
La mejor defensa sigue siendo la prevención activa
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Siguiendo unos hábitos de seguridad e higiene digital básicos, minimizaremos el riesgo de sufrir uno de estos robos de datos:
- Revisar nuestras cuentas bancarias a menudo para detectar cualquier posible movimiento sospechoso, y activar alertas de transacciones en tiempo real.
- Usar contraseñas únicas y complejas para cada servicio en el que nos hayamos registrado.
- No debemos guardar nuestros datos de pago en el navegador.
- Activar la autenticación multifactor.
- Supervisar posibles filtraciones de datos con herramientas de monitorización de la dark web.
En el panorama actual, los datos de tu tarjeta valen menos que una entrada de cine, por lo que la prevención sigue siendo la mejor línea de defensa contra un delito que crece de forma tan silenciosa como constante.
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