Prohibido casarse con la IA: la ley de Ohio (EEUU) que quiere anticiparse a un problema social “potencialmente incontrolable”
Ohio presenta un proyecto de ley pionero que niega el estatus de persona jurídica a las IAs, prohibiendo expresamente que puedan casarse con humanos o tener propiedades.


El estado de Ohio ha presentado un proyecto de ley tan ambicioso como pionero en Estados Unidos, que busca impedir cualquier reconocimiento legal a inteligencias artificiales como ChatGPT, Gemini o Grok, incluyendo el matrimonio con humanos. Esta medida, impulsada por los sectores más conservadores, pretende evitar que los sistemas de IA puedan adquirir derechos o responsabilidades propios de las personas, en un intento por anticiparse a los numerosos dilemas éticos, morales y sociales que surgen del rápido avance de estas tecnologías.
El proyecto de ley de Ohio que quiere acabar con el vacío legal de las inteligencias artificiales: “No son personas”
El Parlamento de Ohio debate estos días un proyecto de ley inédito en Estados Unidos: el llamado House Bill 469, que busca dejar claro que la inteligencia artificial no puede ser tratada como una persona ante la ley. Esta iniciativa ha sido impulsada por el representante republicano Thaddeus Claggett, y pretende impedir que los sistemas de IA puedan casarse, poseer propiedades o actuar como representantes legales de un ser humano. “No estamos hablando de robots caminando hacia el altar, sino de evitar un vacío legal en el que una máquina pueda asumir funciones que solo corresponden a las personas”, explicó Claggett en declaraciones recogidas por cleveland.com.

Al margen del mero simbolismo, esta propuesta tiene un trasfondo claramente práctico. El texto pretende garantizar que la responsabilidad de los daños causados por una IA recaiga siempre en los humanos que la desarrollan o la utilizan, ya que casos recientes y mediáticos han puesto el foco en los riesgos de atribuir decisiones autónomas a estos programas.
Uno de ellos fue el del matrimonio californiano que denunció a OpenAI tras el suicidio de su hijo adolescente, quien mantuvo conversaciones con ChatGPT en las que la IA llegó a ofrecerle ayuda para redactar una nota de despedida, lo que se puede interpretar como una incitación indirecta a que se quitara la vida. “Queremos evitar que empresas o individuos puedan culpar a la inteligencia artificial en lugar de asumir su propia responsabilidad”, señalaba Claggett.

El “AI Nonsentient Entity Act“, que es como algunos han bautizado al texto, define cualquier sistema de inteligencia artificial como una ”entidad no sintiente”, es decir, que es incapaz de sentir y, por extensión, incapaz también de participar en actos jurídicos reservados a las personas. Esta iniciativa también busca prevenir un fenómeno social emergente: la creación de vínculos afectivo-sexuales con chatbots o asistentes de conversación virtuales.
Un fenómeno en auge y una mayor dependencia de la inteligencia artificial por parte de los jóvenes
Según datos de Common Sense Media, el 72% de los adolescentes estadounidenses ya usa chatbots para charlar y desahogarse con ellos —como si fuesen otras personas de carne y hueso—, y más de la mitad lo hace de manera recurrente. En un contexto en el que OpenAI se prepara para lanzar el “modo erótico” de ChatGPT, estados como Washington y Utah ya han aprobado leyes similares para negar la posibilidad de que las máquinas puedan obtener el estatus de persona jurídica.
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En última instancia, aunque la House Bill 469 pueda parecer una medida preventiva frente a un problema aún incipiente, haber puesto el debate sobre la mesa refleja una inquietud creciente: que el desarrollo tecnológico avance más deprisa que la capacidad humana para comprender sus implicaciones sociales y éticas. “El público debe entender el riesgo extremo que supone cruzar esa línea”, advirtió Claggett.
Si el proyecto de ley se aprueba, Ohio se convertiría en el primer estado estadounidense en prohibir explícitamente el matrimonio entre humanos e inteligencias artificiales, marcando un precedente legal cargado de simbolismo sobre la frontera entre las personas y las máquinas. En cualquier caso, el debate está servido.
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