‘Los tres fantasmas de Tesla’, reseña. Una interesante ucronía en los EE. UU. de los años 40

Richard Marazano es un conocido guionista francés que ha tenido como maestros a dos tótems del cómic europeo: Moebius y Víctor de la Fuente. De amplia formación humanista, estudió Física antes de dedicarse al cómic y de ahí su admiración por una de las figuras más enigmáticas y fascinantes del mundo científico, el croata de nacimiento y serbio de pensamiento Nikola Tesla.

Alrededor del inventor construye ‘Los tres fanstamas de Tesla’, una ucronía ambientada en el año 1942, con los Estados Unidos enfangados en el teatro del Pacífico y los nazis dominando casi toda Europa. El francés maneja con acierto el retrato costumbrista de la sociedad estadounidense en guerra, con las mujeres ocupando los trabajos que tradicionalmente hacían los hombres. Para contar su historia adopta la perspectiva de un adolescente que se muda a Nueva York junto con su madre tras perder a su padre en la guerra.

Marazano recrea con talento la vida callejera de las pandillas de chavales en viñetas que por su tratamiento y puesta en escena recuerdan al trabajo de uno de los más grandes, Will Eisner.

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Doble línea

‘El misterio Shtokaviano’, el primer álbum de la trilogía de ‘Los fantasmas de Tesla’, suma a la historia humana una segunda línea argumental en la que un misterioso personaje persigue al desaparecido Tesla, que se había negado a suministrar más inventos al Gobierno para ganar la guerra.

Aquí es donde la historia se separa de los acontecimientos reales para presentar una Nueva York steampunk con zeppelins sobrevolando sus cielos, extraños buzos recorriendo las profundidades de la bahía y extraños robots que parecen sacados de ‘La guerra de los mundos’ vigilando las calles.

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Dibujo

El también francés Guilhem Bec es el encargado de poner los lápices a la historia. Editor, diseñador e ilustrador su mejor obra es esta y por ella recibió numerosos reconocimientos. Es un gran dibujante de la escuela franco-belga que se toma cada viñeta como un cuadro, de tal forma que cada detalle, por pequeño que sea, está cuidado con mucho mimo. Aunque apuesta por estructuras regulares, no tiene inconveniente en adaptar la disposición a las necesidades del relato, de hecho, llama la atención los constantes cambios de plano que hace para controlar el ritmo del relato.

El color corre a cargo del propio Marazano, que ha escogido una paleta con tonos oscuros, donde predominan los marrones y grises, para conducir al lector a un paisaje emocional de tristeza y misterio. Se nota que hay gran labor de documentación a la hora de dibujar los trajes, los vehículos y los escenarios.

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Conclusión

‘Los tres fantasmas de Tesla’ es un cómic para todos los públicos que combina aventura, misterio, cotidianidad y fantasía. La perspectiva del narrador adolescente dota a la obra de un aire inocente y fresco, frente al horror en el que se haya sumida la civilización. La pena es que el cómic se interrumpe cuando coge velocidad, aunque falta ya poco para disfrutar del segundo álbum.

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