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Ciencia

Las Feroe, las islas donde no pueden crecer los árboles

Las condiciones naturales de este archipiélago no facilitan ni el crecimiento ni la supervivencia de este tipo de flora.

Kilian Bron en las Islas Feroe con su MTB.
Jeremie Reuiller

No es que no haya flora en las Islas Feroe. El verdor de las plantas se impregna en la naturaleza viva del archipiélago, una nación ubicada en mitad de la nada, allá por el Atlántico Norte, apresada entre Noruega, Reino Unido e Islandia, o más bien entre las aguas impetuosas que entrechocan contra sus costas. Lo que llama la atención es la casi total ausencia de árboles, peculiaridad que por supuesto tiene una explicación científica.

Por qué casi no se ven árboles en las Islas Feroe

Según la Encyclopaedia Britannica, se trata de un fenómeno natural determinado por las condiciones propias de las Islas Feroe. En otras palabras, las circunstancias ambientales y climatológicas no son idóneas para el crecimiento de casi ninguna especie de árbol. Esto se debe principalmente a los veranos fríos, los fuertes vientos del oeste y las frecuentes galernas que asolan el archipiélago. Por si eso no fuera poco, el aire huracanado se alimenta de la salinidad del mar, lo que contribuye a la dificultad para que crezcan y sobrevivan. De todos modos, se han llegado a plantar ciertos árboles resistentes, si bien se ha hecho en plantaciones protegidas.

Campo de Eidi (Islas Feroe)
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Campo de Eidi (Islas Feroe)

Otra de las curiosidades es que las personas que sienten terror por las ratas pueden estar en principio un poco más tranquilas, porque en Las Feroe no se encuentran en su hábitat natural, al igual que otros mamíferos como los ratones o las liebres. La mala noticia es que que al ser una isla, algunos barcos las han transportado como “polizones”. Tampoco hay ni tortugas ni reptiles, pero sí aves marinas. Como cabría esperar, el hecho de que los árboles no crezcan incide en el tipo de fauna que habita dentro de estas islas.

Las Islas Feroe fueron colonizadas por los vikingos noruegos hacia el 800 d.c., razón por la cual muchos lugareños son descendientes de aquel pueblo. El panorama entonces debía ser similar: el de unas islas sin árboles.