La IA configura experimentos de óptica cuántica y los resuelve de manera más simple que los diseños humanos clásicos: “Era incomprensible”
Se abre la veda a una nueva forma de hacer ciencia, una en la que no somos los únicos capaces de formular ensayos científicos.


La inteligencia artificial ha empezado a hacer algo que hasta hace poco parecía exclusivo del pensamiento humano: diseñar experimentos científicos. Y no de cualquier tipo. Investigadores del University College London han utilizado modelos generativos de IA para crear configuraciones de óptica cuántica que, en muchos casos, no solo funcionan, sino que lo hacen mejor que las propuestas tradicionales. ¿El problema? Nadie entiende cómo lo hacen.
“Era incomprensible”, reconocen los físicos implicados en el estudio. Las configuraciones que proponía la IA eran tan extrañas que, en un primer momento, pensaron que se trataba de errores. Pero al llevarlas al laboratorio, descubrieron que no solo eran válidas, sino que resolvían problemas complejos con una eficiencia inesperada.

La clave está en cómo razona el sistema. En lugar de seguir patrones clásicos o intuiciones humanas, la IA explora combinaciones que escapan a cualquier lógica conocida. Y lo hace sin prejuicios, sin aferrarse a lo que “debería funcionar”. El resultado: soluciones más simples, más limpias y, en algunos casos, más potentes.
Este tipo de avances abre la puerta a una nueva forma de hacer ciencia. Una en la que los humanos ya no son los únicos capaces de imaginar experimentos. Y aunque todavía estamos lejos de que la IA sustituya al investigador, sí parece claro que puede convertirse en su mejor aliado. De hecho, los modelos utilizados no solo diseñan los experimentos, sino que también escriben el código, lo ejecutan y evalúan los resultados. Un ciclo completo de investigación automatizada.
La gran pregunta es si estas IAs podrán generar ideas realmente novedosas, capaces de revolucionar la física. “Esa es la cuestión del billón de dólares”, admite uno de los autores. Pero incluso sin descubrimientos radicales, el aprendizaje podría ser clave para crear otras IA más útiles, autónomas y más creativas.
El futuro de la física tal vez no lo diseñen humanos, sino una IA que, sin entender del todo lo que hace, lo hace mejor.

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