Ciencia
Este meteorito cuenta una historia de su pasado que ayudará a entender los orígenes del Sistema Solar
Los investigadores han conseguido determinar cómo era al principio y cómo se ha transformado una y otra vez.
El 28 de febrero de 2021, un meteorito cayó sobre el condado de Gloucestershire, en Reino Unido. Era parte de un asteroide que los científicos examinaron al día siguiente, y aunque algunos fragmentos estaban contaminados y alterados por la atmósfera terrestre, pudieron salvar unos 602 gramos. Los diversos fragmentos se encontraban desparramados alrededor de los campos del pueblo de Winchcombe, de ahí que el meteorito haya sido bautizado con el nombre de la villa. El equipo los examinó y estudió, por lo que pronto pudieron llegar a algunas conclusiones: el asteroide había sufrido fuertes cambios morfológicos debido al agua, tal y como informa la Universidad de Leicester en un comunicado. Dada su naturaleza, ofrece datos sobre los misterios del Sistema Solar en sus etapas iniciales.
La composición del meteorito da buena cuenta de su historia, de su pasado y de los cambios que han cincelado su estado actual. Utilizando variadas herramientas y tecnologías, como los microscopios electrónicos de transmisión, los investigadores (entre los que se hallan colaboradores del Reino Unido, Europa, Australia y Estados Unidos) han logrado determinar su composición. “Este nivel de análisis en Winchcombe no tiene precedentes para materiales que no han vuelto directamente de la Tierra en misiones espaciales, como las rocas de la la Luna del programa Apolo o las muestras del asteroide Ryugu recogidas por la Hayabusa 2″, ha dicho Leon Hicks, de la Universidad de Leicester.
¿De qué está formado el meteorito Winchcombe?
Los análisis han mostrado cómo era el meteorito al principio, una roca seca que contenía hielo. Luego, cuando este se derritió, se transformó en una bola de barro, que se rompió y volvió a reconstruirse una y otra vez. El meteorito de Winchcombe es una rareza porque es un ejemplo bien preservado de un tipo de rocas espaciales conocidas como condritas carbonáceas, las más antiguos conocidas. Se formaron originalmente durante las primeras fases del nacimiento del Sistema Solar e incluyen minerales alterados por la presencia de agua en el asteroide del que proceden. “Los resultados tras la investigación de este meteorito y de otros como este se compararán con las muestras de los asteroides Ryugu y Bennu”, lo que permitirá seguir aprendiendo acerca del “Sistema Solar y de su historia”, ha añadido el doctor Hicks.
El estudio se ha publicado en la revista Meteoritics and Planetary Science, donde han informado de que se trata de una breccia, una roca formada por restos de otras rocas que se han unido y que forman una estructura llamada cataclistic matrix. “El equipo ha descubierto que cada tipo de roca ha sido alterada en distintos grados por la presencia de agua, no solo entre tipos de rocas, sino que sorprendentemente también dentro de ellas”, dicen en el artículo.
“Nos ha fascinado destapar lo fragmentada que estaba la breccia dentro de las muestras [del meteorito] Winchcombe que hemos analizado. Si lo imaginas como un rompecabezas, lo que hemos observado es que cada una de las piezas del puzle por si solas han sido cortadas también en fragmentos más pequeños, para luego ser mezcladas en una bolsa por fragmentos de otros siete rompecabezas”, ha recalcado el líder del estudio, el doctor Luke Daly de la Universidad de Glasgow.
Por otro lado, la doctora Diane Johnson, de la Universidad Cranfield, ha explicado lo siguiente: “Investigaciones como esta nos ayudan a entender la formación primigenia de nuestro Sistema Solar de una forma que no sería posible sin los detallados análisis de los materiales que estaban en el espacio cuando ocurrió. El meteorito Winchcombe es una pieza destacada de la historia espacial, así que estoy contenta de haber formado parte del equipo que ha ayudado a narrar esta nueva historia”.