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Geografía

El pueblo español que está rodeado de territorio francés y protagonizó la guerra más divertida del siglo XX

Llivia es la aldea de ‘Astérix y Obélix’ de la que los galos no quieren oír hablar y aquella que logró doblegar las normas de circulación.

Llivia

Se llama Llivia y es un pueblo situado a 1.223 metros de altura. Está en los Pirineos y más en concreto en el valle de la Cerdaña y la ladera del pico Carlit (que alcanza los 2.921 metros). Sólo se puede acceder al mismo a través de la N-154 procedente de Puigcerdá, en Gerona, y recorrer dicha carretera (de titularidad española) supone cruzar la frontera del país vecino. Pero aunque todos los territorios circundantes están en Francia, Llivia es un pueblecito español. Es algo así como la aldea de Astérix y Obélix, pero en vez de tratarse de galos rodeados de romanos, en este caso serían españoles rodeados de galos.

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El despiste que lo originó todo

Este rara avis dentro de la geografía europea es fruto de un error burocrático que se remonta al año 1659. Por aquel entonces acababa de terminar la guerra franco-española y Felipe IV se había visto obligado a ceder a Luis XIV más de una treintena de territorios por medio del Tratado de los Pirineos. En dicho acuerdo se incluían un buen número de pueblos de las comarcas catalanas que eran precisamente los que rodeaban Llivia.

Los responsables del famoso tratado no se dieron cuenta hasta última hora de que por entonces Llivia no tenía el título de pueblo, sino de villa real y quedaba por tanto exenta del acuerdo. Pero cuando se hicieron la pregunta evidente (¿cómo iban a dejar un enclave español dentro del nuevo territorio francés?) ya era tarde. Los representantes de ambos gobiernos habían sido presionados para cerrar el pacto cuanto antes y aceptaron añadir un anexo, el Tratado de Llivia, en el que se que recogía la excepción y se ponía una sola condición a la misma: que aquella población nunca se fortificara.

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La Guerra de los Stop

Aunque se cumplió el pacto y Llivia nunca se armó ni usó como bastión en las continuas idas y venidas entre españoles y franceses, el municipio acabaría declarando su propia y particular guerra a los galos con independencia de España. Lo hizo en uno de los conflictos más absurdos y divertidos de la Europa contemporánea, la llamada Guerra de los Stop.

En la década de los 70, a los franceses no se les ocurrió otra cosa que construir dos carreteras cerca de la N-154 que iba a Llivia. Dos carreteras que cruzaban la misma y servían de alternativa a los ciudadanos franceses de las poblaciones circundantes. No hubiera habido problema de no ser por la decisión del país galo de poner también varios stop en la que iba de camino a Llivia, es decir, la N-154, para favorecer a quienes circulaban por las suyas.

Los llivienses se lo tomaron personal (¿por qué iban a tener que ceder ellos el paso a los franceses en su carretera?) y se pasaron más de una década arrancando las señales de stop. La situación pueda sonar un tanto ridícula e intrascendente, pero escaló tanto que el gobierno español acabó firmando un pacto con Francia para financiar un puente que permitía a las vías vecinas cruzar la N-154 por encima y evitaba así que nadie se viera afectado. España tuvo que pagar su construcción y a cambio, los franceses aceptaron hacerse cargo de su mantenimiento.

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Famosos por muchos motivos

Por si la situación de Llivia, su origen y su guerra con Francia no fueran suficiente, el pueblo se ha hecho célebre por muchos más motivos. Por ejemplo, contiene la primera farmacia de Europa (de 1415) y consiguió su propio récord Guinness al hacer una estelada gigante a base de velas (más de 81.000) en su campo de fútbol.

En el año 2017, The New York Times dedicó un reportaje a esta localización en el que consideró a Llivia el primer pueblo independizado de España. Se basaba en que sus habitantes siempre se habían sentido al margen de la península y el día del referéndum inconstitucional del 1 de octubre, 561 de los 591 votos registrados (por los 1.500 habitantes que hay) votaron sí en las urnas.

Política al margen, Llivia se ha convertido también en un lugar perfecto para una escapada de fin de semana. Rodeado de estaciones de esquí, rutas de senderismo y toda clase de paisajes abrazados por el río Segre, hasta cuenta con su propio casco histórico y castillo, así como un precioso entramado de casas de madera, piedra y pizarra. Llivia es un lugar que merece la pena conocer y que es la Gibraltar de España, la aldea de ‘Astérix y Obélix’ de la que no que no quieren oír hablar los galos.

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