El ayuntamiento contrata a un robot como funcionario: al año lo encuentran arrojado por las escaleras
Una máquina administrativa acaba destruida tras varios meses de alto coste y escasa eficacia en Corea del Sur.

En una escena más propia de una tragicomedia tecnológica que de un avance en la administración pública, el Ayuntamiento de Gumi, en la provincia de Gyeongsang del Norte (Corea del Sur), decidió poner fin al experimento de integrar un robot como funcionario. Un año después de haber sido contratado, el llamado “robot supervisor” fue encontrado fuera de servicio, con sus piezas esparcidas tras caer por unas escaleras.
Expectativas frustradas
El robot, que operaba entre las 9:00 y las 18:00 horas realizando tareas administrativas, había sido presentado como una solución innovadora basada en inteligencia artificial. Sin embargo, la realidad fue muy distinta. Lejos de ejecutar funciones complejas o asumir responsabilidades importantes dentro del consistorio, el robot se limitaba a entregar documentos y ofrecer la guía básica a los visitantes por las oficinas.
Según informó la agencia de noticias surcoreana Yonhap, el dispositivo apenas cumplía con lo que se esperaba de un asistente impulsado por IA. A pesar de su escasa productividad, su mantenimiento tenía un elevado costo mensual, lo que generó críticas sobre la rentabilidad de la inversión pública en este tipo de tecnología.

Una caída con muchas lecturas
La despedida del robot no fue mediante una carta de baja o una jubilación anticipada, sino con una caída aparatosa por una escalera de dos metros de altura. Mientras cumplía con su función en el segundo piso del edificio municipal, el autómata se desvió de su ruta, bajó precipitadamente por las escaleras y terminó destrozado en el suelo. Las causas exactas del accidente siguen sin esclarecerse, aunque un funcionario indicó que no presenció el incidente directamente, pero pudo confirmar que el robot “se desvió repentinamente”.
Este insólito final ha servido como metáfora de los límites actuales de la inteligencia artificial en ámbitos laborales más complejos. Mientras algunas empresas experimentan con IA para liderar negocios, otras han sufrido reveses, como el chatbot despedido por mala atención al cliente o el fracaso comercial del experimento de Claude en una tienda dirigida por IA.
Gumi frena la automatización
Tras el incidente, el Ayuntamiento de Gumi ha comunicado que no planea incorporar un nuevo robot en sustitución del caído. Aunque no han detallado los motivos, la combinación de un desempeño por debajo de lo esperado y el alto coste de operación parecen razones suficientes para abandonar este experimento.
El caso de Gumi refleja con claridad que la promesa de una administración pública más automatizada y eficiente aún está lejos de cumplirse. Al menos por ahora, los funcionarios de carne y hueso seguirán siendo necesarios para tareas que, por simples que parezcan, siguen estando fuera del alcance de muchos sistemas de inteligencia artificial.

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