Ciencia
Así puede ayudarnos la manipulación genética de animales a entender el origen de las especies
Un experimento creó ratones sin extremidades al dotarlos de una estructura genética similar a la de las serpientes con tal de averiguar por qué estos reptiles las perdieron al evolucionar.
La manipulación genética moderna nos ofrece herramientas poderosas para investigar los orígenes y evolución de las especies. A través de técnicas avanzadas como la edición de genes, los científicos están desentrañando cómo las mutaciones y adaptaciones han moldeado a los seres vivos a lo largo de millones de años. Un experimento reciente, en el que ratones de laboratorio crecieron sin extremidades como si fuesen serpientes, ha dado nuevas pistas sobre estos procesos.
La edición genética de especies animales permite saber más sobre su origen y evolución
En 2016, la revista Scientific American publicó los resultados de un peculiar experimento para saber más sobre el origen de las especies animales del planeta. Concretamente, se manipuló la estructura genética de varios ratones de laboratorio para asemejarlas a las de una serpiente, y esto resultó en que los animales crecieron sin patas de forma natural.
Para tal fin, se utilizó la herramienta de edición genética CRISPR/Cas9 para alterar la estructura genética de las criaturas desde que eran embriones. El científico al cargo del experimento fue Axel Visel, y según él la meta era averiguar uno de los cambios morfológicos más drásticos de las especies vertebradas: la desaparición de las extremidades en las serpientes tras su evolución desde los lagartos.
Dado que los ratones y las serpientes tuvieron un ancestro común hace más de 300 millones de años, estos roedores de laboratorio eran sujetos apropiados para el estudio. El antepasado común vivió en el Paleozoico, y se denominaba amniota, una clase de tetrápodos vertebrados. Este linaje se bifurcó en dos grandes ramas: los saurópsidos, que originaron especies de reptiles como serpientes y lagartos, y los sinápsidos, que originaron los mamíferos incluyendo roedores como los ratones.
En el experimento se editó la estructura genética de varios embriones de ratón de laboratorio de la siguiente manera: en el genoma de algunas especies de serpientes como las boas y las pitones, hay secuenciadores de mejora que establecen cómo deben funcionar otras secuencias genéticas. Uno de ellos en particular, el ZRS, estaba muy degradado en las serpientes, y es el responsable de mejorar el gen sonic hedgehog que crea una proteína crucial para el desarrollo de las extremidades en los embriones.
Después, se modificó la configuración del ZRS de los sujetos siguiendo patrones presentes en distintas especies como caballos, humanos y serpientes. No se percibieron cambios drásticos en los embriones salvo en aquellos con ZRS de serpientes, que dieron lugar a ratones con unas extremidades infradesarrolladas, y a efectos prácticos se podía considerar que no tenían.
A pesar de que el estudio no resolvió el misterio completo de por qué las serpientes perdieron sus extremidades, abrió nuevas rutas para investigaciones futuras en genética evolutiva. Estos hallazgos también podrían tener aplicaciones médicas prometedoras, desde el estudio de malformaciones hasta el tratamiento de enfermedades complejas.
Los problemas éticos y morales de la experimentación con animales
El dilema ético sobre la manipulación genética en animales ha generado debate dentro de la comunidad científica. Si bien muchos investigadores argumentan que es crucial para el avance de materias como la biología y la medicina, grupos de protección animal expresan preocupaciones sobre los posibles sufrimientos innecesarios que estos experimentos podrían infligir en estos seres sintientes.
Visel también ha afirmado que las simulaciones y los modelos predictivos por ordenador no son tan fiables como la experimentación en un animal propiamente dicho, justificando así el los medios empleados en su investigación.
Esta clase de experimentos sobre tecnología relativa a la edición y manipulación genética pueden ser cruciales a la hora no solo de saber más sobre nuestro planeta y la evolución de las especies, sino también para potencialmente resolver grandes problemas del mundo actual como el VIH, considerado una pandemia global.