System Shock, análisis. Bienvenido a Citadel, insecto

Pocos juegos han tenido o pueden ya tener el impacto sobre la industria que tuvo System Shock en 1994. Si habéis jugado a un juego de un jugador con una atmósfera sofocante seguramente beba de System Shock. Si habéis jugado a un juego con un antagonista omnisciente capaz de sacarnos de quicio, bebe de System Shock. Si habéis jugado a un simulador inmersivo debe su existencia a System Shock. Grandes lanzamientos de este año deben su existencia a este título, vease Dead Space cuya Ishimura no existiría sin Citadel Station o Tears of the Kingdom cuyas físicas son el resultado de adaptar la propuesta del simulador inmersivo a un mundo abierto. Queremos decir con esto que, aunque quizás no hayáis jugado nunca a la obra seminal de Looking Glass Studios habéis indudablemente sentido su influencia a lo largo de vuestro recorrido por nuestro hobby.

Siendo esto así, parece absurdo que Nightdive Studios haya escogido esta obra concreta para pasar de hacer remasterizaciones a rehacer un clásico por completo. Pero esa fue la tarea que emprendieron en 2017, pidiendo para ello una buena suma de dinero en Kickstarter. Desde entonces, los ansiados contribuidores han estado esperando un “remake” que se ha hecho de rogar, que ha tenido incluso que empezar desde cero cuando su creador decidió que lo que estaban haciendo “no era Shock”. Por fin, tenemos entre manos el resultado de tan larga espera, la vuelta a la vida del clásico que ya hacia bien todo lo que la prensa y el público adoraron de su heredero Bioshock. ¿Habrá conseguido Nightdive acercarse o incluso superar semejantes expectativas?

Sin compromisos

Quizá lo más chocante de esta nueva versión de System Shock sea su adherencia a ciertas convenciones de diseño que pasaban por válidas en 1994 pero a día de hoy harían que cualquier videojuego recibirera más de una crítica. Para empezar, preparaos para jugar a esto con cuaderno en mano si no quereis recurria las dificultades más bajas, incluso si usáis una guía. La estación espacial en la que transcurre el título está llena de códigos numéricos que se generan al azar cada partida que jugamos. A lo largo de la campaña deberemos obtener estos códigos, ya sea para abrir zonas opcionales con numerosas recompensas que nos facilitarán nuestra labor o para completar la historia. Asimismo, las grabaciones de voz que encontramos a lo largo del juego nos darán claves acerca de lo que deberemos hacer, sin marcadores de objetivos. Afortunadamente, el juego incluye unas extensas opciones de dificultad que nos permiten obtener una experiencia más semejante a los juegos modernos, con indicadores de camino y la posibilidad de mirar los códigos en guías.

El juego comienza cuando nos secuestra cierto miembro de TriOptimum Corporation, la empresa encargada de operar la estación espacial en que pasaremos el resto del juego, Citadel. Nos despertamos en la planta médica y deberemos explorar la estación para descubrir lo que ha pasado y tratar de escapar vivos. La premisa es básica y a día de hoy ha sido imitada hasta la extenuación pero no siempre está así de bien ejecutada. Desde el comienzo hasta el final del juego iremos alternando combate y exploración, descubriendo más eventos de la historia que aquí transcurrió mientras mejoramos nuestro equipamiento. Deberemos pasar de una planta a otra, abrir habitaciones que llevaban cerradas todo el juego y demás actividades normalmente relegadas al “metroidvania” o a los juegos de terror. Pronto tendremos una clara idea de la distribución de cada planta y los pequeños tesoros que se esconden en cada una.

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No se puede hablar de exploración en un videojuego sin hablar de la muerte, como ya dijeron los filosofos griegos. En el caso de System Shock, la muerte supone una molestia pero no un problema. Cada planta cuentra con una habitación que podemos encontrar donde reapareceremos al morir, sin penalizaciones salvo la necesidad de volver a donde estábamos y con un poco más de la mitad de vida. Esto podría hacer la dificultad demasiado trivial, pero lo cierto es que las plantas que debemos explorar son lo suficientemente grandes y la orientación en ella suficientemente difícil como para que morir casí nunca fuese nunca opción preferida. El juego nos permite ademas hacer un guardado rápido en cualquier momento, requisito clásico de cualquier juego en el género. Cuanto lo uséis dependerá de vuestra paciencia y honor.

Cada planta tiene también una fuente de energía que podremos usar para cargar varias armas y más adelante mejoras de nuestro traje. Una vez tengamos el equipamiento adecuado y nos sepamos bien los mapas tener suficiente energía significa ser una máquina invencible cápaz de doblegar a cualquier enemigo con una granada y unos ataques cuerpo a cuerpo. Debemos combinar el uso de esta energía, limitada si no queremos seguir volviendo a su fuente o gastar nuestras baterías, con la munición limitada y los explosivos que encontraremos por el mapa. Todo esto se hace a través de un clásico inventario donde colocar los objetos adecuadamente puede suponer la diferencia entre poder llevar una escopeta o tres probetas inútiles. Empezando el juego desde cero y sabiendo las mecánicas se puede llegar a las plantas más avanzadas con recursos suficientes para derrotar a un ejército. Explorar cada recoveco nos recompensará más de una vez con mejoras notables y armas formidables.

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SHODAN sobre todas las cosas

¿Que es Portal sin Glados? ¿Bioshock sin Fontaine? ¿Half Life sin G-Man? De la misma manera, no se puede hablar de System Shock sin hablar de SHODAN. Esta Inteligencia Artificial que domina la estación es uno de los personajes mejor escritos del medio. Cada una de las frases de SHODAN podría adornar las paredes de un adolescente narcisista, representando a la perfección la locura y la soberbia de un ser que sabe ser superior a nosotros pero que también ha heredado nuestras peores cualidades. Cada nota de voz que encontramos puede ser de SHODAN y siempre que es así nos deleita. Pero no se limita a perturbarnos a través de la narración, sino que constantemente rompe nuestras expectativas en lo jugable. Un botón sugerente, una llamada a la ayuda, una puerta que parece ocultar jugosos contenidos… Todo puede ser una trampa de SHODAN, siempre jugando con nosotros como buena forma insignificante de vida que somos.

El doblaje de SHODAN y el resto de personajes, al menos en su versión original, se adecúa perfectamente a la atmósfera total de opresión y desesperación que se respira en la estación. En las notas de voz encontraremos retazos de lo que fue la vida en Citadel Station, poco a poco desentramando el puzzle de los terribles eventos que llevaron al presente. Las ideas discutidas son más profundas de a lo que el medio nos tiene acostumbrados, tocando temas metafísicos sobre lo que es el ser humano que son quizás hoy más relevantes que cuando salió el juego hace casi treinta años. Aunque el juego se pueda completar en una tarde con una guía, os recomendaríamos tratar por lo menos de hacer lo máximo por vuestra cuenta posible aunque solo sea por encontrar el mayor número de grabaciones posible y no perderos ninguno de los grandes momentos de SHODAN.

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Todo esto está muy bien, pero podría ser un análisis del juego original. Quizás os estáis planteando si era realmente necesario el trabajo de Nightdive. Probad el original, aunque sea un nivel y será evidente que la labor era, cuanto menos, hercúlea. Gráficamente se ha mantenido la atmósfera y el estilo del original donde quizás habría sido más sencillo hacer algo más moderno. Se ha optado por una estética semi-retro, donde se mantienen los claustrofóbicos pasillos y dimensiones cuadriculadas del original con un toque gráfico moderno que hace que todo reluzca. Cada planta tiene su estética propia y los enemigos rezuman personalidad, a excepción de unos pseudo-viruses que sinceramente no deberían existir. La música sí ha sufrido un cambio notable, para bien o para mal, pasando de una atronadora banda sonora en el original a algo más delicado y atmosférico en este. Por nuestra parte, esperaremos atentos a cualquier forma de jugar con la banda original aunque debemos admitir que no encaja tan bien con la mayoría de la propuesta jugable.

A proposito de lo jugable, es aquí quizás donde más necesario era rehacer este juego. El original tenía decisiones de diseño tan interesantes como hacernos pulsar la tecla de retroceso para recargar, algo que podía aumentar la tensión al jugar pero hoy en día resultaría quizás demasiado engorroso para justificar su presencia en el juego. Ahora tenemos un sistema de movimiento y apuntado convencional (hoy en día), donde podemos correr, saltar y recargar libremente e incluso realizar acciones que en 1994 hubieran sido prodigiosas como inclinarnos para apuntar alrededor de una esquina. Seguimos teniendo una buena cantidad de objetos que podemos utilizar en combate, pudiendo combinar granas con jeringuillas que aumentan nuestras dotes o hasta cuatro armas diferentes. No llega a ser un juego comparable con títulos más contemporáneos como Dishonored pero tampoco hemos sufrido en ningún momento. Hay que decir que en un primer momento nos chocó el poco impacto de los ataques cuerpo a cuerpo pero a medida que avanza el juego se sustituyen por otras herramientas de combate más útiles y con mejor respuesta de los enemigos.

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Sí hemos encontrado algún que otro error técnico de cierta importancia. La primera planta cuenta con una máquina para recargar nuestra vida, algo bastante raro en el juego y de cierta importancia para progresar usando pocos objetos. La primera vez que jugamos se quedó atrancada y no pudimos usarla más poco después de empezar, algo que no ocurrió la siguiente partida. Otros errores han ocurrido en ambas, como el morir inmediatamente al reencarnarnos de una muerte, solventable cambiando la habitación de reencarnación. Errores más ligeros como cadáveres que están de pie al entrar en una habitación y se deslizan suavemente hacia el suelo u otros más graves como salirnos del mapa. Recomendamos guardar frecuentemente y mantener varias partidas guardadas mientras se arreglan estos errores pero gracias a estas herramientas ninguno fastidió realmente nuestra experiencia de juego. Especial mención al hecho de que sale perfectamente optimizado, funcionando como debería en nuestro ordenador y Steam Deck salvo en una habitación específica que por algún motivo inexplicable destruye nuestra tasa de fotogramas. Tranquilos, no hay combate en dicha habitación.