Humanity, análisis. El heredero de Lemmings que va a competir como Juego del Año

Los puzles, esos grandes olvidados de los videojuegos en más de una ocasión. Hay quien dice que algunos géneros que antaño apostaban por ellos los han dejado de lado con el paso de los años, y también quienes lamentan que no haya muchos más juegos centrados en ellos. Por suerte, la última década ha elevado el nivel gracias a obras del calado de Portal, Stephen’s Sausage Roll, The Talos Principle y The Witness, entre otras.

Cualquier amante del género sabe dos cosas: una es que esos títulos son realmente buenos, y otra es que 2023 será recordado por añadir un nombre más a la lista: Humanity, la propuesta de Enhance Games con un tal Tetsuya Mizuguchi (Sega Rally, Lumines, Meteos, Tetris Effect) a la cabeza. Un enorme rompecabezas formado por un sinfín de acertijos que nos ha conquistado desde el primer momento. Desde que lo probamos no hemos podido parar de jugar, así que si te gustan los puzles, sigue leyendo.

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Paseando al humano

Si habéis jugado alguna vez al mítico Lemmings, apenas necesitaréis medio minuto a los mandos para saber perfectamente cuál es la regla principal de Humanity. Si no es el caso, os lo explicamos aquí y ahora. Imaginad un escenario con dos puertas; de una salen miles de personas que caminan en fila india y que nunca se detienen, mientras que la otra es justo la meta que deben alcanzar. El problema es que ambas puertas no están situadas una frente a la otra, así que somos nosotros quienes debemos indicarles cuándo y hacia dónde moverse.

Bueno, al decir nosotros nos referimos a un adorable perro de raza Shiba Ina y cuerpo espectral al que controlamos. Nos movemos libremente por cada mapa y colocamos órdenes de giro con total libertad, las cuales se muestran como iconos de dirección para que las personas tomen el camino indicado nada más entrar en contacto con ellas. Como podéis imaginar, esto sirve para evitar que se precipiten al vacío, caigan en trampas mortales o entren en contacto con el enemigo. Como decimos, el único objetivo es llegar a la meta sano y salvo.

La teoría es sencilla y aunque uno echa un vistazo a cualquiera de sus niveles y puede pensar que está ante algo muy complicado, lo cierto es que es muy fácil entender cómo funciona Humanity, sobre todo porque la curva de dificultad está medida con sumo acierto y el aprendizaje es realmente amigable. El juego se toma su tiempo para proponer las ideas básicas, introducir progresivamente otras más complejas y plantear rompecabezas asequibles a modo de ejemplo, tanto en la sección tutorial como en los primeros compases de cada secuencia. Sin embargo, dominarlo es otra historia...

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Una fábrica de grandes ideas

Si tuviésemos que destacar lo que más nos ha gustado de Humanity, no es otra cosa sino su capacidad para reinventarse cada cinco minutos. Es un auténtico derroche de talento; todos y cada uno de los niveles está diseñado con ingenio, y cuando pensamos que ya lo hemos visto todo, vuelve a sorprendernos con nuevos puzles, mecánicas y ideas que nos dejan boquiabiertos. Hay más de medio centenar de pruebas, y desde la primera hasta la última podemos decir eso de que va de menos a más, con el matiz de que la primera ya es realmente fantástica.

Ya os hemos hablado de la base que presenta cada puzles: personas que caminan en línea recta y a las que podemos ordenar que giren a la izquierda o a la derecha, pero, ¿qué pasa cuando entran en escena paredes escalables, ventiladores, piscinas de agua o bloques móviles? Todo se va tornando cada vez más complejo y llega un punto en el que debemos hacer gala de todo lo que hemos aprendido previamente: planificar una ruta segura, desviar a unas personas hacia un lado y a otras hacia el opuesto, reconocer el terreno sobre el que nos movemos... Parece complicado, pero os aseguramos que lo hacemos todo de memoria.

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Por poneros un ejemplo, hay niveles en los que el tiempo está detenido y una vez pulsemos el botón que activa el movimiento, no podemos volver a tocar el mando, así que la única forma de superarlos es diseñar la estrategia completa y colocar todas las órdenes de una vez, darle al play y sentarnos a ver cómo las personas llevan a cabo nuestro plan. Otros, por su parte, nos obligan a dividir a la marabunta en varios grupos y sincronizar su marcha para que empujen paredes, se crucen y se reúnan cerca de la meta objetivo. Son solo muestras de lo que es una impresionante fuente de ideas.

También nos ha gustado mucho la presencia de enemigos en algunas pruebas; personas de aspecto oscuro a las que conocemos como Los Otros, y no nos referimos a la película de Nicole Kidman. Estos seres llevan porras e incluso armas de fuego, y una de las órdenes que aprendemos en cierto momento del juego nos permite entregar dichas armas a nuestras personas. Esto da lugar a que algunos puzles incluyan batallas a gran escala en la que tenemos la sensación de comandar ejércitos. Es, de nuevo, un ejemplo de la ingente cantidad de mecánicas que Humanity pone sobre la mesa.

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¡Hazte con todos!

¿Habéis leído a esos fans de Dark Souls que una vez completan el juego por primera vez, dicen eso de “ahora empieza Dark Souls”? Pues algo similar podemos decir de los coleccionables de Humanity, llamados Goldy. Son una serie de personas gigantes y de aspecto dorado, tal y como su nombre indica, y hacernos con ellos (150) es el desafío que realmente nos exige explotar todas y cada una de las ideas que el juego pone sobre la mesa.

Los Goldy están repartidos por los niveles y no se mueven por sí solos; debemos hacer que las personas pasen en fila india junto a ellos para que los recluten y se sumen a la marabunta. El gran elemento diferenciador que surge una vez recogemos uno de estos coleccionables es que entra a valer el factor tiempo, ya que si nos descuidamos y dejamos que sufran una mala caída, se salgan de los límites del nivel o se acerque demasiado a Los Otros, morirán y los habremos perdido para siempre.

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Cuando completamos un nivel y luego probamos a jugar de nuevo con la intención de recolectar todos los Goldy es cuando nos damos cuenta de lo complejo que puede llegar a ser cada puzle. Por ejemplo, en los niveles en los que debemos diseñar la ruta y colocar las órdenes en un solo intento antes de activar el movimiento y soltar el mando, hemos llegado a necesitar hasta 20 órdenes más que de costumbre, quedando claro que de poco sirve lo aprendido previamente.

También nos gustaría destacar las denominadas Maravillas, que consisten en realizar acciones especiales en pruebas concretas (una por cada secuencia), como superar un nivel sin que muera una sola persona o resolver los acertijos más complejos con una cantidad reducida de movimientos, entre otros desafíos. No hay demasiadas, pero extiende la experiencia junto a los citados Goldy, los cuales no solo actúan como objetos coleccionables; algunos son necesarios para avanzar y desbloquean cosméticos para las personas.