Hogwarts Legacy, análisis en PS4 y Xbox One. ¿Un port con magia?

Con el asunto de los ports es casi como si hubiera que lanzar una moneda al aire, ¿saldrá cara o saldrá cruz? En apenas dos meses, dos cruces nos observan desde el suelo: las versiones PC de The Last of Us Parte I y de Star Wars Jedi: Survivor han resultado ser fallidas, pues están repletas de errores y de problemas de rendimiento. Ahora, tres meses después del lanzamiento de Hogwarts Legacy en Xbox Series X, Xbox Series S, PS5 y PC, Warner Bros. ha comercializado el título en las máquinas de anterior generación. La pregunta que todo el mundo se hace, ¿logra conservar la magia? La moneda cae, da algunas vueltas y al final enseña la cara.

No es cuestión de magia, es el resultado del trabajo del estudio. Warner Bros. Games pretendía que todas las versiones —excepto la de Nintendo Switch— estuvieran disponibles al mismo tiempo. Sin embargo, los desarrolladores necesitaban más tiempo para pulir el título en el hardware más antiguo. La noticia fue recibida con cierto escepticismo, habida cuenta del poco mimo que se le da algunas veces a esta clase de productos. Afortunadamente, no es el caso del juego ambientado en el universo de Harry Potter.

En este texto nos centraremos específicamente en la versión de anterior generación, por lo que os invitamos a consultar el análisis que publicamos en el lanzamiento original.

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Un excelente port a PS4 y PS5

La versión que hemos podido probar es la de PS4 Pro, la consola más potente de la familia PlayStation 4. Existen diferencias entre estas plataformas, que afectan, por ejemplo, a la resolución máxima, al framerate o a los tiempos de carga. El resultado en líneas generales es fantástico, gracias en parte a que el motor gráfico es Unreal Engine 4, una tecnología que se ha utilizado durante toda la generación. Aun así, el trabajo de optimización ha tenido que ser complicado, máxime cuando se trata de un videojuego con escenarios muy abiertos.

Cuando PS4 Pro y Xbox One X se presentaron, una de las características que más se promocionó fue la resolución 4K, si bien muchos títulos no llegaron ni a frisar esas resoluciones de forma nativa. La versión de anterior generación de Hogwarts Legacy corre a Full HD (1080p) en PS4 Pro, mientras que la consola original se queda en 900p. La de One X es la mejor en ese sentido, ya que alcanza los 2K. La bajada de resolución es, como cabría esperar, uno de los sacrificios con respecto a sus hermanas mayores.

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El juego permite elegir si se establece un límite de velocidad de fotogramas o no. Si lo activas se bloquea a 30 FPS y es más estable porque no fluctúa, pero nosotros lo hemos jugado con el modo desbloqueado y lo hemos notado mucho más fluido, aunque con algún que otro tirón. Nada dramático en cualquier caso.

¿Se sostiene gráficamente?

A nivel visual visual, WB. Avalanche ha tenido que hacer algunas concesiones, sin que ello suponga un bajón gráfico muy drástico. De hecho, el juego sigue luciendo muy bien, aunque se le perciben algunas de sus costuras: la distancia de dibujado deja entrever que hay menos elementos en los escenarios; no todas las texturas están al mismo nivel; los rostros han perdido un poco de detalle.... por otro lado, la iluminación ha sufrido recortes.

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El SSD de las nuevas consolas marca una diferencia generacional con respecto a PS4 y Xbox One. En este punto, se nota mucho el antiguo disco duro de las máquinas, que nos obliga a soportar tiempos de carga muy largos. En el caso de Hogwarts Legacy, estos tiempos son parecidos a los de otros juegos de mundo abierto, algo más de medio minuto entre viaje rápido y viaje rápido.

De todos los recortes, el que afecta más a la jugabiidad es el de los tiempos de carga. Quizá nos hemos malacostumbrado rápido a la velocidad de los SSD, pero es que supone una diferencia generacional. Por lo demás, una adaptación que vale la pena si no dispones de un hardware más actual. Ah, y viene de serie con la opción de eliminar a las arañas.

Análisis de la versión PS4 Pro. Código cedido por Warner Bros. Games.