Before Your Eyes, análisis. El juego que más partido saca a nuestra característica favorita de PS VR2

Imagina que estás muerto. Imagina que eres un alma perdida y que llevas tanto tiempo vagando por el limbo que hasta has olvidado cómo era tu vida. Pero entonces alguien te rescata. Un pescador, o quizás sea un barquero, un discípulo de Caronte. Es igual, el caso es que estás agradecido de volver a escuchar una voz, de escapar de las garras de la soledad eterna aunque sea momentáneamente. Entonces tu nuevo amigo te hace una petición. Quiere que le cuentes eso, tu vida, la que habías creído olvidar. Y aunque dudas de sus verdaderas intenciones, no tardas en ponerte a recordar. Al hacerlo se van materializando ante ti los rostros de tus padres, la casa de tu infancia, esa mascota de la que no te separabas y aquellas conversaciones hasta las tantas con tu primer amor. Los momentos más importantes de tu pasado se suceden frente a tus ojos, o como dice el título del análisis que hoy nos ocupa, Before Your Eyes.

La idea es tan bonita como repetida está su premisa. Anda que no habremos visto películas en las que alguien repasa los momentos clave de su existencia, o en las que un personaje ve pasar su vida ante él a cámara lenta cuando tiene a la muerte delante. Pero aquí es donde entra en juego PlayStation VR2. Before Your Eyes saca partido de nuestra característica favorita de las nuevas gafas de realidad virtual de Sony, el eye tracking. El juego detecta dónde miramos y cuándo parpadeamos y lo usa de una manera única durante esa cascada de flashbacks que nos plantea. Porque cada vez que parpadeamos durante un recuerdo pasamos al siguiente.

Si estás reviviendo una conversación importante y pestañeas, adiós muy buenas, te quedas sin saber qué se dijo. Si van a besarte y cierras los ojos como acto reflejo, cuando los abras ya no estarás en ese instante. Si rememoras un funeral, lo mismo una lágrima rebelde asoma por el rabillo del ojo, te obliga a parpadear y al hacerlo te rescata y saca de allí. Pero como decíamos, no sólo importa cuando abres y cierras los ojos, sino también a dónde miras. Pongamos que andas en medio de una clase de piano, ¿podrás mantener la atención en las teclas aunque recibas una llamada importante a la que se supone que debes contestar? O imagina que estás en el instituto y una compañera de clase te chista desde el pupitre de atrás. ¿Sigues con la vista en la pizarra y en tus apuntes o en lugar de eso te giras, pasas del profesor y empiezas a charlar con ella? Decisiones, decisiones, decisiones.

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Rabiosamente original, la experiencia propuesta por Before Your Eyes es de las que se recuerdan, de las que dan ganas de recomendar y descubrir a otros. Un juego que le encantaría a Antonio Lobato, pues en él se cumple cierta máxima suya: si parpadeas te lo vas a perder. Todo depende de lo que haces con los ojos, con tu mirada. Sin la realidad virtual y el eye tracking de por medio, el título carecería de fuerza y sentido. La tecnología al servicio de la imaginación. Ojalá el futuro de PlayStation VR2 pase por dar cobijo a desarrollos semejantes, pues son claves para la evolución y salud de un medio tan joven y tierno como es el de los videojuegos.

Ahora bien, por valiosa que sea la idea, también hemos de admitir que aún está en pañales. Su ejecución es correcta, el tema del parpadeo funciona perfectamente, pero todo está demasiado limitado. El juego no se acaba si parpadeas diez veces seguidas a toda velocidad. Sólo hay saltos adelante cuando pestañeas en determinados momentos en los que suena un metrónomo de fondo. Fragmentos de tiempo muy concretos en los que tampoco es que perdamos nada de valor si cerramos los ojos y pasamos al siguiente. Nuestras decisiones no tienen demasiado peso en el transcurso de la historia. Es bastante lineal y su desenlace no varía. Por tanto, una vez desvanecida la novedad del eye tracking, ese factor sorpresa, Before Your Eyes resulta previsible, restringido y simplón. Apenas se le ocurre una mecánica visual al margen del parpadeo, la de tocar el piano mirando las teclas coloreadas. Carece de más ases bajo la manga cuando en toda baraja que se precie hay como mínimo cuatro.

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Nos hemos acordado de Roy: A Life Well Lived, una recreativa que sonará a los fans de Rick y Morty. En la serie de Adult Swing, Roy es una máquina de realidad virtual que nos permite vivir la vida de otra persona (Roy, obviamente) para intentar que sea lo más longeva, exitosa y satisfactoria posible en base a nuestras decisiones. Una idea disparatada y divertidísima que pudimos probar nosotros mismos en Rick and Morty: Virtual Rick-ality, juego para las primeras PlayStation VR. En aquel, Roy sólo era un minijuego más dentro de la experiencia y aún así, nuestras decisiones tenían un impacto mayor que en Before Your Eyes.

En el Roy de Virtual Rick-ality, los saltos temporales eran más pronunciados y quedaba patente la enorme cantidad de ramificaciones que había. Al morir y llegar al final del viaje, estábamos deseando volver a empezar. Aquí no sucede nada de eso. Una hora y media después de arrancar, la experiencia llega a su fin y carece de alicientes para volver a pasar por ella. Querremos hablar de la idea del parpadeo, pero no de su discreto acabado gráfico, no de su inexistente profundidad jugable, no de una trama que es ajena a nuestras decisiones y que, si bien emociona, lo hace a base de leer el manual para dummies sobre cómo emocionar. Gran idea, correcta ejecución y mucho aún por explotar y potenciar.