
Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii
- PlataformaPCPS4XBOPS57XBS
- GéneroAcción, Aventura
- DesarrolladorRyu Ga Gotoku Studio
- Lanzamiento21/02/2025
- TextoEspañol
- VocesInglés, Japonés
- EditorSEGA
Review
Análisis de Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii, cuando Majima se marchó... y a su barco le llamó ‘Libertad’
Ryu Ga Gotoku Studio firma una delirante aventura en alta mar protagonizada por Goro Majima, uno de los personajes más carismáticos de la historia de la saga que no tiene nada que envidiar ni a Kazuma Kiryu ni a Ichiban Kasuga.
Sega no quiere permitir que el ritmo decaiga y durante los últimos años ha metido una marcha más a una de sus franquicias estrella, ya que entre el lanzamiento de Yakuza 6: Song of Life en 2016 y el día que nos ocupa hemos visto un buen puñado de juegos si sumamos entregas principales, spin-offs y alguna que otra remasterización. Los dos Like a Dragon y su apuesta por el JRPG por turnos dando paso a Ichiban Kasuga, Judgment, la historia de Takayuki Yagami y su secuela, títulos secundarios como Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name o regresos como Like a Dragon: Ishin!... Vamos, que no parece que la compañía japonesa tenga pensado dejar de explotar la saga de Ryu Ga Gotoku Studio.
Ahora, para intentar comenzar el año con buen pie, llega el excéntrico Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii, una aventura en alta mar que trata de combinar la esencia de los Yakuza clásicos con una desternillante historia de piratas, de esos que buscan tesoros, saquean otros barcos y se pasan las noches ahogando sus penas en alcohol y cantando canciones para levantar un poco el ánimo. Un título cuyo desarrolló comenzó con la idea de lanzar una expansión para Infinite Wealth pero que, tras la buena acogida de una propuesta más contenida —nada de 100 horas— como el citado Like a Dragon Gaiden, finalmente se convirtió en un videojuego completo. ¿Siempre has querido ser un pirata legendario? ¿tener tu propio barco? ¿beber ron del bueno mientras decides dónde comenzar a buscar tu próximo tesoro? Entonces acompáñanos y te contamos qué tal nos ha ido a nosotros.
Me llamo Goro, ¿qué hago aquí?
Tras decir adiós tanto a Kazuma Kiryu como a Ichiban Kasuga, solo se nos ocurre un hombre capaz de protagonizar su propia historia: Goro Majima, uno de los personajes más carismáticos de la historia de la saga. Un antiguo miembro de la yakuza que llegó a ser pieza clave del Clan Tojo y que, después de varios años tratando de llevar una vida normal —y unos meses tras los hechos acontecidos en Like a Dragon: Infinite Wealth—, despierta en una playa sin saber absolutamente nada sobre su pasado, más allá de tener recuerdos vagos sobre un lugar llamado Kamurocho, una misteriosa isla con instalaciones industriales y una especie de organización criminal con tintes de secta. No borró su nombre; simplemente no sabe nada más, pero enseguida conoce a un niño de diez años llamado Noah que aparece junto a su gato, porque no hay duda de que es un gato, quien trata de ayudarle a recordar.
No queremos entrar en demasiados detalles argumentales, así que quedaos con que después de conocer a Noah —y a su GATO—, echar un vistazo a los alrededores de la isla, plantar cara a una docena de ladrones de poca monta y ayudar al padre del chico, de repente se ve con un alfanje en la mano, un sombrero sobre su cabeza y un enorme galeón, cuya tripulación está dispuesta a servirle hasta el fin de los días. Sí, esto de un exmiembro de la yakuza con amnesia que se convierte en pirata dos horas después de aparecer un poquito mejor que muerto en una isla desconocida. Tal como suena. No necesitáis saber mucho más; coges el timón, surcas los mares, asaltas otros barcos y amasas una fortuna de valor incalculable.

La vida pirata no siempre es la vida mejor
Muy a nuestro pesar, tenemos que decir que la faceta pirata del título nos ha decepcionado. Sobre el papel, eso de gestionar una tripulación, personalizar nuestro barco y surcar los mares en busca de tesoros suena de maravilla, pero lo cierto es que hay más palabras, que hechos. La exploración marina brilla por su ausencia, ya que todo está marcado en el mapa y cada región oceánica apenas cuenta con dos o tres islas del tesoro que se completan en poco más de cinco minutos. La razón es muy sencilla: casi todo es una excusa para pelear, así que olvidaos de llegar a una isla desconocida y recorrerla en busca de pistas. En su lugar, nada más acceder ya estamos en modo combate y no salimos de él hasta obtener el tesoro y volver a nuestro barco. Vamos, que desembarcar en estos pequeños escenarios es algo así como dar comienzo a un breve ‘Yo contra el barrio’. Que nadie piense en algo así como Wind Waker; avisados estáis.
Las batallas navales, por su parte, resultan algo más satisfactorias debido a la simpleza de sus mecánicas. El control del barco es agradable, el uso de las armas a distancia está bien resuelto y los combates contra otros barcos no son ni excesivos ni demasiado largos. Además, los duelos ante piratas de facción terminan con un abordaje en toda regla, en el que el equipo elegido de entre todos los miembros de nuestra tripulación asalta el navío enemigo y da comienzo a una batalla masiva, en la que generalmente nos enfrentamos a 20 o 30 oponentes. Si ganamos, tachamos el nombre de su capitán de la lista y nos quedamos con su tesoro. De nuevo, a nivel temático está muy bien, pero el hecho de que aparezcan señalizados en el mapa y casi todos los combates sean iguales termina dando lugar a una experiencia repetitiva. Hay un coliseo en el que podemos competir en torneos y escalar de rango a cambio de diversas recompensas pero, una vez más, participar en ellos no aporta nada especialmente útil.

Cuando dejamos el timón y nos toca pelear a pie, todo lo aprendido en Like a Dragon no sirve para nada, ya que aquí tenemos un sistema de combate como el de cualquier Yakuza clásico. Es decir, peleas de acción en tiempo real en las que podemos dominar varios estilos, aprender diferentes combos y recurrir a todo tipo de habilidades. Nos ha gustado especialmente lo mucho que se diferencian los estilos de lucha, ya que el Majima pirata pelea con espadas duales, usa un garfio e incluso puede disparar con un cañón de mano, mientras que ese antiguo yakuza que no recuerda quién es parece conservar sus dotes para el combate cuerpo a cuerpo y no tiene nada que envidiar al mismísimo Kiryu. No tenemos queda sobre el sistema, pero tenemos que la cantidad de batallas que libramos a cada paso que damos nos ha parecido extremadamente elevada. Para gustos...

¿Hawái? ¿quién va a ir a Hawái?
Sí, buena parte del juego se desarrolla en el mismo escenario que Like a Dragon: Infinite Wealth y prácticamente todo lo que conocimos en aquella ocasión se conserva intacto. Hemos tenido sensaciones encontradas al recorrer sus calles, ya que si bien es cierto que funciona muy bien como fanservice, también lo es que nos habría gustado que una parte tan importante de la aventura fuese algo más que eso. Si medio juego tiene lugar en alta mar, el otro medio se sucede en Honolulu, un lugar en el que nos esperan decenas de misiones secundarias, minijuegos y otras actividades en las que se nos va el santo al cielo y cuando nos damos cuenta ya es de noche.
En este escenario, el juego funciona como un Yakuza clásico, aunque en casi todo momento se percibe como una experiencia secundaria o de carácter menor. Con esto queremos decir que, por ejemplo, muchas de las misiones secundarias apenas consisten en participar en minijuegos que ya conocíamos, por lo que echamos en falta esas pequeñas —que a menudo terminaban siendo grandes— historias que dejaban huella. Es cierto que algunas actividades son muy divertidas, como es el caso de Dragon Kart, los clásicos de Sega, el billar o los Repartos Delirantes, pero el hecho de que las recompensas no sean demasiado útiles nos deja un sabor agridulce; parece que hay mucho por hacer, pero lo que obtenemos a cambio no tiene demasiada relevancia en el desarrollo e incluso en más de una ocasión se percibe como relleno. En líneas generales, creemos que es un videojuego interesante y rebosante de carisma, pero lejos del nivel establecido por la gran mayoría de títulos de la saga.

Conclusión
Like a Dragon: Pirate Yakuza es una carta de amor a los fans de Yakuza 7 y Yakuza 8. Es decir, a los dos Like a Dragon protagonizados por nuestro querido Ichiban Kasuga. Una desternillante historia de piratas con un protagonista carismático como pocos, pues Goro Majima es la gran estrella del juego, sin importar si es un yakuza en horas bajas o un pirata legendario. Hay motivos de sobra para jugarlo: su sentido del humor, la cantidad de actividades secundarias, el coliseo pirata, Dragon Kart... Sin embargo, la exploración en alta mar y la búsqueda de tesoros nos ha decepcionado, ya que ambos elementos son muy limitados y pocas veces nos hemos sentido como un auténtico pirata. En resumidas cuentas, estamos ante un buen juego que, al igual que otro título de carácter secundario como Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name, es muy recomendable para cualquier seguidor de una de las mejores sagas de la historia de Sega.
Lo mejor
- Una delirante aventura de piratas repleta de fanservice, perfecta para fans de Like a Dragon.
- Goro Majima rebosa carisma. Un protagonista que no tiene nada que envidiar ni a Kiryu ni a Ichiban.
- Algunos personajes secundarios están a un gran nivel y es imposible no encariñarnos con ellos.
- Hay contenido secundario para aburrir y algunas actividades como el coliseo pirata, los clásicos de Sega o Dragon Kart son geniales.
Lo peor
- Ciertos problemas de ritmo en algunas secciones en las que abusa demasiado de los combates.
- Tanto la exploración en barco como la búsqueda de tesoros son mucho más limitadas de lo que nos gustaría.
- Las misiones secundarias no están a la altura de la saga; hay muchas que no aportan prácticamente nada.
- La franquicia empieza a necesitar una renovación gráfica.
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