Análisis de Camper Van: Make It Home, la reivindicación de un hogar propio

Cuando Team Cherry anunció el 4 de septiembre como la fecha de lanzamiento de Silksong, múltiples estudios decidieron reajustar sus respectivos calendarios para que sus obras no se vieran eclipsadas por el indie más esperado del momento. No fue el caso de Malapata Studio, quien decidió ese mismo día arrancar la caravana de Camper Van: Make It Home e iniciar su viaje por Nintendo Switch y Nintendo Switch 2. Al final y al cabo, es un título diametralmente opuesto a cualquier metroidvania, y al cualquier juego de acción al uso. En este juego cozy con el que debuta este estudio malagueño, el único objetivo es relajarse y gozar de manera virtual la vida de campamento.

Una escapada hacia la naturaleza

Camper Van: Make It Home huye de aquellos juegos cozy que han olvidado que el objetivo es relajarse y no trabajar virtualmente. Malapata Studio conoce muy bien al público que gusta de la estética adorable, de las experiencias contemplativas y de la búsqueda de la belleza desde la calma. No existe misión más allá de elegir nuestra caravana, cómo decorarla y cómo colocar nuestros objetos en ella. Ni siquiera hay instrucciones verbales, más allá de escuetos dibujos donde se nos explican los controles y cómo interactuar con los objetos.

Nuestra protagonista empieza su viaje la noche en la que, tranquila en la playa, quema sus apuntes mientras escucha música desde el dock donde inserta su móvil. Inicia un diario donde anota su ruta, sus vivencias y los recuerdos que recopilemos. El vehículo inicial es la más básica de las furgonetas, con una cama con unas cajoneras donde guardar los utensilios que conforman su vida. Desde allí, iremos conociendo nuevos lugares y mudándonos a otras caravanas más espaciosas y diseñadas para llevar una vida sencilla y digna.

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La vida narrada a través de nuestras pertenencias

Cuando Will Wright diseñó Los Sims a raíz de haber perdido su propia casa en un incendio, se dio cuenta de cómo la vida humana está tejida de objetos. Camper Van: Make It Home, cuya inspiración en Unpacking es más que evidente, nos plantea de nuevo esa reflexión en su jugabilidad. Conocemos a su protagonista a través de sus enseres y moldeamos su personalidad a través de las decisiones estéticas y decorativas que vayamos tomando en el juego. ¿Es una persona caótica u ordenada? ¿Qué le gusta hacer en los momentos de relax? En cada caravana hay espacio para todo, aunque en ocasiones hemos visto desaprovechadas sus posibilidades del espacio: ¿Por qué no guardar en el neceser los accesorios de belleza? ¿Por qué no doblar manoplas para que quepan mejor?

Cada fase del juego es un alto en el camino, en el que colocamos nuestra silla, sombrilla y mantel de picnic en el exterior y decidimos cómo distribuir nuestros objetos en el interior. Aquí nuestra imaginación e interpretación son los elementos clave de la narrativa del juego: ¿En qué parte plantamos nuestro rincón exterior? ¿Con vistas al mar? ¿De cara al bosque? ¿Qué comida nos llevamos para disfrutar en ese momento? ¿Nos llevamos la libreta para dibujar? ¿Nos ponemos algo de música? Algunos de los objetos serán interactuables, como la misma guitarra, y al mismo tiempo echamos de menos cierta interacción con otros tantos utensilios, como poder leer alguno de los libros o prepararnos algún manjar sencillo.

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Los gustos e inquietudes de nuestra campista van cambiando según cada etapa de su viaje, y los mismos objetos son testimonio de ello. Incluso si nunca hemos vivido un viaje en caravana, reconoceremos ciertas experiencias vitales comunes. Algunos objetos serán temporales, como los helados de tarrina para superar un momento difícil, y otros serán fieles compañeros de carretera, como el chocolate o la pareja de tazas abrazadas.

El repertorio de utensilios va variando y aumentando en cada etapa y en la misma evolución de la protagonista. Habrá partes del camino que hará acompañada, otras sola, otras conocerá a otras campistas, a juzgar por otras sillas situadas cerca de su hogar. En un momento, adoptará a un compañero animal —al que, por supuesto, podemos acariciar— que la seguirá hasta el final del juego y, con él, llegarán nuevos objetos que deberemos acomodar. Nuevas aficiones y cambios en el mismo estilo de vida se van sumando al conjunto: el descubrimiento por la botánica, la creciente pasión por la literatura y el maquillaje, la sustitución de los platos precocinados por la cocina casera…

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Camper Van: Make It Home está estimado en unas 8 horas de juego y, a su vez, no está diseñado para apresurar la partida y colocar los objetos inmediatamente. No hay prisa. Nosotros mismos marcamos el tiempo que nos queremos tomar a la hora de colocar todo. El juego invita a sumergirnos en esa paz virtual, con una delicada dirección artística de líneas suaves y colores delicados y la hermosa BSO de Juanma Latorre (Vetusta Morla). Y, a pesar del ambiente bucólico, desde Malapata se han asegurado que sintamos ese lugar como cotidiano: no existen elementos fantásticos, sino una naturaleza olvidada que nos saluda desde un rincón virtual al que escaparnos cuando no podamos hacerlo en la vida analógica.

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