Blasphemous 2
- PlataformaPC8.5NSWPS5XBSPS4XBO
- GéneroAcción, Plataformas
- DesarrolladorThe Game Kitchen
- Lanzamiento24/08/2023 (PC, NSW, PS5, XBS)02/11/2023 (PS4, XBO)
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorTeam17
Review
Análisis de Blasphemous 2 y el milagro de sus 7 pecados capitales
Llega la hora de dictar sentencia sobre la secuela de uno de los mejores metroidvania de los últimos años y una de las cimas del videojuego español.
El Milagro no sólo ha atentado contra las tierras y los habitantes de Cvstodia, sino también contra este análisis. Ha hecho mutar sus párrafos y los ha transformado en una representación de los 7 pecados capitales. Para muestra este primero. La cristalización de la pereza. La ausencia total y absoluta de ganas de repetiros por enésima vez las bondades de Blasphemous. El juego vuelve a estar de rebajas en Steam y si a estas alturas seguís sin querer darle una oportunidad a uno de los mejores metroidvania de los últimos años y una de las cimas del videojuego español, nosotros ya no podemos hacer mucho más por vuestra alma. La pereza, la vagancia, la flojera, la tristeza de ánimo nos lleva a dejarnos de prolegómenos e introducciones y a dedicar este texto a los penitentes que sí conocen la obra de The Game Kitchen. Para ellos, ahí va, así es el regreso a la Ciudad del Santo Nombre. Así es Blasphemous 2.
La soberbia
La segunda parada de nuestro viaje es la soberbia, la arrogancia, el orgullo de pensar que si el juego original se nos hizo un simulador de costalero, Blasphemous 2 no pasa de procesión descalza. Es decir que sin ser un paseo, sí es más llevadero. Estamos tentados de echarnos flores y decir cuánto hemos mejorado como jugadores desde el anterior. O de echar la culpa a la proliferación del género souls y a nuestro síndrome de Estocolmo con el mismo. Pero al final del día es simplemente que el juego es bastante más fácil.
Hay dos ejemplos muy sencillos que evidencian lo expuesto. El primero es un flashback de Vietnam, un recuerdo infame de la anterior entrega. Los míticos pinchos que te mataban ipso facto al fallar ciertas plataformas. Y dada la controvertida jugabilidad de entonces, aquello pasaba a menudo (la soberbia nos impide admitir que éramos unos muñoncitos y que las caídas eran culpa nuestra). Aunque en Blasphemous 2 hay muy buenos jardineros y los zarzales se han reducido, aún encontraremos alguno, pero ahora precipitarse contra los mismos no te hace perder toda la vida. Sólo se te resta un trocito de salud y se te devuelve al saliente en el que tropezaste porque se te resbaló el dedo. Es más, hasta se te da un simpático logro por ello a modo de palmadita en la espalda.
Lo mismo con el jefe final del juego. En su día la mitad de los análisis de Blasphemous salieron maldiciendo al de entonces y tildándolo de todo menos bonito. Se hablaba de lo tramposo de sus ataques y lo disparatado de su dificultad. El de la secuela ha caído a la primera y sin gastar ni la mitad de los matraces biliares. Lo contamos por ego, el pecado que nos ocupa, pero también para compartir cierta desazón que experimentarán los veteranos de guerra al ver desaparecido el desafío original. Parte de la hazaña se desvanece.
La gula y la avaricia
Saltaríamos ahora a la gula y la avaricia. Llegaría pues el momento de citar las casi 20 horas invertidas en el análisis. ¿Acaso dura tanto? No, para nada. Rondará la mitad, la docena de horas, pero atrapa de tal manera que es difícil resistirse a ir a por el 100%. Puede haber perdido dificultad, pero explorar sigue siendo igual de adictivo y satisfactorio. O más, porque a los querubines y las cuentas de rosario, ambos de vuelta, se suman un buen número de coleccionables extra y de nuevos objetivos secundarios. El trasfondo y lore patrio tras cada escenario, cada personaje, cada diseño enemigo y cada mísero objeto recogido no hace sino volver más pronunciada la deliciosa sensación de que Blasphemous 2 es un señor metroidvania en el que da gusto perderse.
Sin embargo, y sintiéndolo en el alma, esto va de pecados y de un analista español, gocho y de pueblo. ¿Importa esto? Más de lo que parece, pues dicho redactor se ha criado rodeado de abuelas ajenas que lo cebaban y atiborraban a pastas aunque sólo se asomara a sus casas para preguntar si estaba Jóse. La propia The Game Kitchen es una de esas abuelas, pues nos malcrió con los añadidos de la maravillosamente demencial cobertura poslanzamiento del primer Blasphemous. Hemos comido tanto y tan bien gracias al estudio que ahora las inexistentes recompensas al terminar la partida y los nulos incentivos para una segunda vuelta saben a poco. No es una crítica como tal, pues esta secuela es mucho más generosa de salida de lo que fue el anterior, pero sí una petición a futuro del típico niño malcriado que golpea la mesa con los cubiertos. Más, por favor. (Y si sigue siendo gratis, matamos gula y avaricia de un tiro).
La ira
Este injustísimo ansia irrefrenable de “más Blasphemous” conecta en cierta manera con la ira. Porque a veces da cierta rabia que se repitan enemigos del primero, o que se reutilicen ciertos diseños en la recta final a los que sólo se les cambian los colores y la magia (haciendo que pasen de azul a rojo, de tirar rayos a lanzar fuego, por ejemplo). Y también habrá a quien le lleven los demonios al ver que el gran añadido de esta entrega, los retablos de Montañés, ha terminado por tener un peso anecdótico. Se trata de una serie de complementos que alteran las estadísticas del penitente otorgándole más daño o defensa, mayor probabilidad de críticos, mejor protección ante ataques de cierto elemento y ventajas similares. Hasta podemos crear y guardar diferentes builds para nuestro personaje. Anunciado con su propia saeta, a bombo y platillo, no son tan importantes como esperábamos. Terminaremos por olvidarnos y despreocuparnos de ellos.
Y por supuesto siempre habrá unas gotitas de cólera al dividir el juego en dos mitades de ritmo distinto. En esta ocasión la segunda opta por la opción boss rush y descuida un poco las “mazmorras”. Encantados como estábamos de encadenar un jefe tras otro, no nos hemos dado cuenta hasta el fascinante nivel inspirado en la Alhambra, con el Patio de los Leones incluido como portal al mundo al revés. Tan bueno que evidencia cierta simpleza en las otras. Pero qué le vamos a decir nosotros del diseño de niveles a esta gente. Llegan la envidia y la lujuria.
La envidia y la lujuria
En lo referente a la lascivia, digámoslo sin paños calientes, hay pocas cosas que nos hayan puesto tan cachondos como el apartado artístico de Blasphemous 2. Es un despliegue aún mayor que el primero y uno termina sintiéndose mal por no pillar tantas referencias como a buen seguro yacen en su interior. Cada vez que atrapamos una sonreímos como idiotas al vernos partícipes de algo especial, algo único en su especie. ¡Pero cómo no sentirlo genuino! Hablamos de una joya que empieza citando a Miguel Hernández, convierte a Juan Martínez Montañés en un tu mayor aliado, representa La casa de Bernarda Alba y te pone a vengarte del afilador que tantas siestas te ha fastidiado en uno de los mejores combates del juego. Aunque es mucho más que Semana Santa y Andalucía, no hay nada que describa mejor su ambientación que un viva la madre que los parió.
Cerraría la envidia. La que sentirá cualquiera ante dicho apartado artístico, ante una memorable banda sonora de nuevo a cargo de Carlos Viola y ante el mejor doblaje al castellano, en nuestra humilde opinión, de la historia. The Game Kitchen se quita así la espinita del original, que no contó con nuestras voces hasta pasado un tiempo, y vuelve canon de Cvstodia un trabajo inolvidable, tanto por la cantidad de estrellas del casting implicado como por la cantidad de acentos reflejados y guiños al trabajo de esos mismos actores en la pequeña y gran pantalla.
Pero también es envidia del equipo humano que conforma el estudio. Un equipo que demuestra haber escuchado a la comunidad y que ha corregido las grandes demandas del original. Blasphemous 2 ha partido de cero y a los mandos es mucho más agradecido. El penitente se siente más pequeño, más ágil, más rápido. Hay un gran paso adelante a nivel jugable. La sensación de que el personaje “flota” por los escenarios ha desaparecido. Lo mismo con la ruptura entre movimientos de antaño (como entre un salto y deslizamiento, por ejemplo). Sigue habiendo margen de mejora en el componente plataformero, pero es una evolución y en acción se ve potenciado, más con las tres armas añadidas, uno de los mayores aciertos del título.
Porque Veredicto, Ruego al Alba y Sarmiento y Centella se roban la función y es con ellas con quienes queremos cerrar. Tres armas francamente distintas que nos han enamorado. Con y sin parry, con distinto alcance y velocidad, con poderes a los que amoldarse (contraataques eléctricos, golpes “de sangre” que restauran vida...) e incluso con distintos árboles de habilidades y evoluciones. Hasta abren puertas y caminos exclusivos. Hemos acabado especializándonos en la que menos esperábamos... pero también deseando que hubiera habido más novedades similares en lo que a magias y poderes respecta. Culo veo, culo quiero. La envidia.
Conclusión
Las palabras que más se repiten en Blasphemous 2 son castigo y penitencia, pero el juego en realidad es una bendición, un milagro (y además uno bueno, no como el de Cvstodia). The Game Kitchen nos regala otro metrodivania estupendo cuyo apartado artístico y sonoro será tan difícil de olvidar como de superar. Un despliegue aún mayor que el original que además viene acompañado de sensibles mejoras jugables que denotan que el estudio ha escuchado a la comunidad. Lástima que por el camino se haya perdido parte del espíritu souls y que las novedades ni sean tantas ni tengan el peso esperado. Con todo, es una auténtica joya que los fans del género no deberían perderse.
Lo mejor
- Las tres armas, variadas y maravillosas.
- Las mejoras jugables, todo es más ágil, fluido y dinámico.
- El apartado artístico. Sin parangón.
- El mejor doblaje al castellano que hemos visto jamás.
Lo peor
- Sensiblemente más fácil.
- La creación de builds acaba siendo anecdótica.
- No más cinemáticas obligatorias antes de jefes, por favor.
- La falta de motivos para rejugar.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.