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Review

Análisis de Abathor, una fórmula clásica adornada de elementos actuales

Abathor nos ofrece volver a la época de los 8 y 16 bits, aunque con mejoras que lo ponen al día de los tiempos que corren.

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Las fórmulas clásicas que se disfrutaron en la época de los 8 y 16 bits no se han ido nunca, pero no tenían cómo llegar al gran público. Sería a finales de la década de los 2000, cuando títulos sobresalientes como Braid, Super Meat Boy o Fez, y plataformas como PS Store, y en mayor medida, Xbox Live Arcade, abrirían el camino para que miles de desarrolladores alrededor de todo el mundo nos trajeran mecánicas completamente inéditas, u otras más vetustas, pero que parecían olvidadas. Abathor es hijo de aquella etapa donde encendías la consola y apenas pasaba un minuto hasta que ya estabas jugando: ni parches, ni actualizaciones, ni nada de nada, pero no nos engañemos. No es un juego “viejo”.

Un clásico a la antigua usanza con elementos modernos

A la vista, y en la práctica también, Abathor es un juego de plataformas y acción en dos dimensiones -como los primeros Castlevania- con algún vestigio muy pequeño de metroidvania, ya que hay cierta exploración en determinadas fases, y nada de roguelite. Se trata de un juego difícil, pero que no dificulta el avance de manera artificial con situaciones injustas -aunque alguna hay- o una progresión difícil en la que tras la muerte sufrimos una gran pérdida, y es que hay que hablar de la ausencia prácticamente total de elementos soulslike. Sí, aunque hoy parezca mentira, la dificultad y la exigencia no las inventó From Software...

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Abathor presume de varias funciones que podríamos llamar de calidad de vida, sobre todo a la hora de progresar en la aventura. Por mucho que quiera ser un juego “de los de antes”, afortunadamente no vamos a tener que completarlo de una sola vez, y menos mal, porque no es precísamente corto. Lejos de eso, normalmente cada 5 fases -el juego está dividido en mundos, que concluyen con su pertinente jefe- se guarda de manera automática, lo que facilita el avance. Pero por mucho que hablemos de diferentes mundos, no pensemos que cada una de sus fases es idéntica, porque en ocasiones no son ni mínimamente parecidas, existiendo incluso variables jugables, como por ejemplo una en la que el juego toma la forma de un shoot em up horizontal.

El título se empeña además en aportar una variedad que por entonces no existía: diferente música -una pieza distinta para cada fase-, diferentes enemigos... e incluso un sencillo sistema de mejoras para cada uno de los cuatro personajes, pudiendo incrementar el daño, la velocidad, el salto... De esta forma podemos crear nuestra propia build en cierta manera, en el sentido de que es posible mejorar aquellos apartados en los que nuestro personaje elegido, o nosotros como jugadores, somos más débiles.

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Vale la pena detenerse en la variedad de enemigos, porque va más allá de lo visual. Los patrones son tan distintos que nos hemos encontrado con varios con los que hemos tenido que pararnos y fijarnos bien en sus movimientos para descubrir no su punto débil, sino el momento preciso en que quedan desguarnecidos para poder atacar. Mención aparte merecen los jefes, y es que aunque el primero sea poco más que una piedra de toque, los siguientes son realmente duros de pelar, incluyendo algún movimiento traicionero cuando ya los damos por muertos. Además, la posición de los enemigos es completamente estratégica, no están esparcidos por el escenario de cualquier manera, y vamos a caer varias veces en la trampa de saltar de una plataforma a otra y encontrarnos, durante el salto, en la trayectoria de uno de ellos, o de un proyectil.

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Y es que en general, aunque Abathor dé facilidades en ciertos aspectos -ninguno relacionado con el gameplay-, hablamos de un juego difícil. Con un sistema de créditos -hay algunos repartidos por el escenario-, tenemos ese límite para completar cada mundo, y aunque los primeros cuatro mundos sean “accesibles”, es a partir de ahí cuando el juego se vuelve realmente duro. Enemigos que necesitan varios toques o estrategias diferentes para ser derrotados, plataformas más exigentes... Cualquiera que quiera disfrutar de un juego clásico podrá hacerlo, pero el que quiera enfrentarse a un desafío importante... también.

Conclusión

Lejos de las vertientes metroidvania y roguelite que saturan el mercado en la actualidad, Abathor nos ofrece una propuesta sencilla a la antigua usanza conjugando plataformas y acción con elementos modernos que lo hacen más disfrutable por jugadores más jóvenes. Con una dificultad muy bien medida y algunos aportes en forma de progresiónmás favorable, este título se consagra como uno de los juegos españoles a tener en cuenta durante este 2024.

Lo mejor

  • Una sorprendente variedad de enemigos, escenarios, música... e incluso mecánicas
  • Elementos actuales y de calidad de vida que lo hacen más accesible para todos los jugadores
  • Un título longevo y desafiante, con el plus del cooperativo para cuatro jugadores

Lo peor

  • Se echa en falta mayor cantidad de secretos y exploración
  • Puntuales situaciones de dificultad injustas, aunque una vez visto el truco, tienen fácil solución

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