Atlas Fallen
- PlataformaPS57XBSPC
- GéneroAcción, RPG
- DesarrolladorDeck13
- Lanzamiento10/08/2023
- TextoEspañol
- EditorFocus Entertainment
Review
Análisis Atlas Fallen, buenas ideas ocultas bajo la arena
Tras seguir la estela de From Software con Lords of the Fallen y The Surge, Deck13 apuesta por un RPG de acción ambientado en un desierto sin fin.
Aunque ha llovido mucho desde que Dark Souls desató uno de los mayores fenómenos de la industria en el siglo XXI y a día de hoy es posible encontrar decenas de títulos que se inspiran en la obra de From Software, no conviene olvidar que Deck13 fue uno de los primeros estudios que trataron de seguir su estela con Lords of the Fallen (2014), algo que posteriormente se repitió con The Surge (2017), que cambió la fantasía medieval por la ciencia ficción.
Por eso mismo y para evitar confusiones, no está de más recordar que el nuevo Lords of the Fallen no está en manos del equipo alemán que ahora nos presenta Atlas Fallen, un llamativo RPG de acción que llega con la intención de conquistarnos gracias a la idea de sumergirnos en un vasto mundo sumergido en arena por los designios de Thelos, el malvado Dios Sol al que nos toca hacer frente. El juego llega a PS5, Xbox Series X|S y PC, así que es la hora de contestar a la pregunta del millón: ¿merece la pena?
Polvo somos y en polvo nos convertiremos
No vamos a negar que la puesta en escena de Atlas Fallen es toda una declaración de intenciones en la que, si algo podemos tener claro, es que vamos a ver un tópico tras otro. No queremos desvelar demasiados detalles, pero puedes dar por hecho que en cuestión de segundos serás un héroe a quien acaban de encargar la sencilla tarea de salvar el mundo de la destrucción. Una especie de elegido que, en realidad, es un pobre desgraciado que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Eso sí, os recomendamos que no saquéis conclusiones durante los primeros compases, porque el prólogo no hace justicia al juego. Ya lo entenderéis.
A pesar de que algunas historias secundarias parten de una premisa interesante, resulta evidente que el guion no es el punto fuerte del juego y al cabo de unos pocos minutos todo forma parte de una excusa para ponernos a hacer lo que realmente importa: explorar un mundo devastado por el árido clima, buscar coleccionables y luchar contra todo tipo de monstruos. Y en cierto modo —a pesar de algunos problemas que comentaremos más abajo—, funciona gracias a una de las claves del título: su fantástico sistema de control y lo divertido que es manejar al personaje.
Aquí no tenemos un botón para sprintar; en su lugar, lo que hacemos es surcar las dunas como si estuviésemos haciendo snowboard sobre la nieve. La transición entre caminar, correr y deslizarnos es inmediata y muy suave, por lo que recorrer el mundo es algo realmente satisfactorio a los mandos. ¿Recordáis cuando destacamos que era muy divertido controlar a Frey en Forspoken? Pues estamos ante un caso prácticamente idéntico. Además, la exploración a veces es muy vertical y la combinación del doble salto con el dash aéreo nos permiten escalar con agilidad y alcanzar casi cualquier rincón del escenario en cuestión de segundos.
Escenarios que, dicho sea de paso, nos ofrecen una experiencia cercana a la de numerosos videojuegos de mundo abierto: tenemos unos pilares que sirven como atalayas para detectar elementos de interés desde la distancia, un poder sensorial que nos permite revelar la posición exacta de los objetivos de la misión en curso, una serie de yunques que hacen las veces de punto de control… Lo que más destaca es, sin duda, la habilidad de levantar estructuras enterradas por la arena pulsando la cruceta hacia arriba, algo que nos permite revelar cofres ocultos, escaleras que nos sirven para alcanzar nuevas zonas y otras acciones. Atlas Fallen no viene a revolucionar el género. De hecho, lo que hace es pecar de lo mismo que muchos de los que ya hicieron algo similar: la escasez de actividades y la repetición de las mismas.
Los combates brillan con luz propia
Uno de los elementos que más nos han gustado es la importancia que tiene la habilidad Piel de Arena, una especie de contraataque especial que nos permite, siempre y cuando lo ejecutemos en el momento exacto, endurecer nuestro cuerpo y petrificar a nuestro enemigo. Es algo muy útil para salir de situaciones delicadas, sobre todo cuando nos enfrentamos a grupos de varios monstruos y queremos encontrar un respiro, ya que no es fácil lidiar contra varios rivales a la vez.
También nos ha sorprendido —para bien— la manera en la que Fallen Atlas nos exige gestionar el medidor de ímpetu, ya que funciona de una manera muy distinta al equivalente en otros juegos. Para empezar, conforme rellenamos segmentos de la barra, nuestras armas espirituales aumentan su tamaño y poder, permitiéndonos atacar desde más distancia e infligir más daño. Sin embargo, el estado de ímpetu es un arma de doble filo, pues nuestro cuerpo se vuelve más frágil al mismo tiempo que disfrutamos de sus beneficios.
Estos dos elementos dan lugar a unos combates muy divertidos, exigentes pero sin abusar (además, el juego ofrece varios niveles de dificultad entre los que podemos alternar en cualquier momento), pues nos ha parecido un sistema justo, que siempre da una segunda oportunidad y que nos ofrece herramientas suficientes para encarar cualquier situación, por no hablar de las habilidades ofensivas y defensivas que podemos aprender conforme avanzamos y encontramos gemas, que hacen las veces de poderes especiales.
Hay que dar un pequeño tirón de orejas a Deck13 en lo que al bestiario de enemigos respecta, ya que la oferta no es tan generosa como nos gustaría y en nuestra opinión, el diseño de los monstruos no está demasiado inspirado. Por suerte, todo lo contrario sucede con los jefes finales, que no solo impresionan por su tamaño, sino por que la manera de pelear contra ellos cambia por completo. Lo más relevante es que sus cuerpos se dividen en varias partes y cada una de ellas tiene su propia barra de salud, permitiéndonos encarar la batalla de múltiples formas y valorar merece la pena centrarnos en acabar con él lo más rápido posible, o anular sus partes móviles para tener una pelea lenta, pero segura. En definitiva, los combates son uno de los principales atractivos de Atlas Fallen.
Bajo la arena: luces y sombras
Resulta innegable que Atlas Fallen es un título interesante, ya que su envoltorio es cautivador gracias a una fantástica ambientación, funciona realmente bien a los mandos tanto a la hora de desplazarnos por sus escenarios como en lo que a los combates se refiere y técnicamente es muy sólido, pero no es oro todo lo que reluce. Sin ir más lejos, en cuanto nos sentamos a reflexionar sobre todo lo que hemos vivido a los mandos del juego, hay un nombre que se nos viene rápidamente a la cabeza: Forspoken
El paralelismo con la obra de Square Enix es válido tanto para sus virtudes como para sus defectos, ya que si todo lo mencionado anteriormente forma parte del conjunto de elementos positivos, muy a nuestro pesar tenemos que decir que el juego peca de algo que, lamentablemente, vemos —y sufrimos— a menudo en el género. Porque, una vez más, estamos ante un mundo abierto muy bonito, pero en el que no hay demasiadas cosas que hacer. Las actividades secundarias, esas a las que habitualmente llamamos “misiones de recadero” están presentes de inicio a fin y son lo que son.
Recoger un objeto perdido, encontrar a un personaje que se halla en paradero desconocido, derrotar a un grupo de enemigos… En fin, podríamos seguir poniendo ejemplos, pero en pleno 2023 ya estamos curados de espanto y una vez vistas varias de ellas, vistas todas. Así que ya sabéis, ir de un lugar a otro barriendo áreas del mapa, engrosando la lista de encargos completados y progresando poco a poco. Lo de siempre, vamos. Eso sí, en su favor hay que decir que no estamos ante uno de esos colosos de 150 horas, sino a un juego que condensa mejor sus contenidos y no abruma al jugador, pues se puede completar en unas 20 horas, cifra que se multiplica por dos en caso de peinar cada rincón del escenario en busca del 100%. Algo es algo.
Conclusión
Después de intentar seguir la estela de Dark Souls en 2014 con Lords of the Fallen, sus creadores apuestan por un RPG de acción y mundo abierto que destaca por un interesante sistema de combate y lo divertido que resulta desplazarse por sus entornos. Sin embargo, más allá de eso no consigue ni aportar nada nuevo a la fórmula, ni mejorar lo que ya hemos visto una y mil veces en títulos de características similares. A pesar de todo, es un juego recomendable para quienes disfrutan explorando escenarios extensos, recogiendo coleccionables en ellos y enfrentándose a todo tipo de criaturas. El poso que nos deja es un tanto extraño, ya que no podemos decir que Atlas Fallen tenga demasiados defectos, pero el que tiene es el de siempre en este tipo de propuestas, así que su recomendación queda sujeta a una sencilla pregunta: ¿te gustan los juegos así?
Lo mejor
- El sistema de combate es muy dinámico y satisfactorio; la habilidad Piel de Arena es genial.
- La ambientación es fantástica y la dirección de arte se encarga del resto.
- El control es una delicia y es muy divertido controlar al personaje.
Lo peor
- El guion está lleno de tópicos; Atlas Fallen no será recordado por su historia.
- Las misiones secundarias están muy poco inspiradas.
- El mundo abierto es muy bonito, pero lo que hacemos en él no es demasiado interesante y se vuelve repetitivo tras unas horas.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.