Crítica La Casa del Dragón 1x03: las primeras veces no se olvidan

El simbolismo. Ains el simbolismo. Que el éxito de los Targaryen se celebre dando caza a un venado, o dicho de otro modo, dando muerte a la casa Baratheon. Que el ciervo de Viserys sea normal y el de Rhaenyra blanco. Que el rey mate al suyo y la princesa no. O que ésta diga que los jabalíes chillan como bebés y después apuñale a uno en repetidas ocasiones, como por dentro desearía hacer con su hermano Aegon. El capítulo 1x03 de La Casa del Dragón parece haberse tomado a pecho las críticas a la sutileza. No deja de tirar de metáforas visuales y hasta sonoras, pues esos acordes de Las Lluvias de Castamere también son dignos de mención y hacen que sepamos que hay un Lannister antes de siquiera verlo. La melodía de Ramin Djawadi sigue poniéndonos los pelos de punta.

Y aunque resulta gracioso (un intento de sutileza nada sutil), HBO no debería acomplejarse y centrarse sólo en eso. Primero porque ya sabemos cómo le fue cuando se puso metafísica (¿quién no se acuerda de Arya y el caballo blanco?). Segundo porque La Casa del Dragón también nos encanta cuando se desmelena y deja de movimientos timoratos. Nos gusta que no haya que esperar a los episodios finales para asistir a una batalla como la de Daemon (siempre en su equipo). Nos gusta el salto temporal que nos evita el embarazo de Alicent y nos pone en alerta en busca de pistas sobre lo ocurrido este tiempo. Otra barriguita por aquí; un rey más calvo, gordo y ajado en años; un pueblo con conatos de rebelión en sus frases e ideas. Es un juego distinto al de Game of Thrones, pero nadie dijo que tuviera que ser el mismo.

Dicen que el capítulo tres de cualquier serie acostumbra a ser de los que más abandonos provoca. En el piloto se queman un montón de naves y establecen ganchos por doquier. En el segundo la gente sigue por inercia y se les mantiene para el siguiente presentando una pregunta a contestar en el tercero. En el caso de House of Dragon, ésta es qué sucederá ahora que Rhaenyra sabe lo de su padre y su doncella, o tras el comienzo de la Guerra de los Peleaños de Piedra. Muchos terceros episodios resuelven la duda así asá y pierden a su público, pero nos cuesta creer que vaya a suceder lo mismo con La Casa del Dragon, pues hablamos de una señora hora de televisión que nos ha colmado de sangre, fuego y polítiqueo. La serie parece ir a más y sigue consolidándose como el fenómeno de la temporada. Éste ha sido un episodio de primeras veces: el primer salto tempora, la primera batalla, el primer Lannister... y las primeras veces siempre se recuerdan. Que viva Poniente y sus locos e irascibles jinetes de pelo platino. Nos vemos tras el capítulo cuatro.