Impresiones de Pentiment. La nueva locura medieval de Obsidian que apunta a ser una de las joyas del año

Muchos se echaron las manos a la cabeza cuando Obsidian Entertainmet fichó por Microsoft en 2018 y se unió a la familia de Xbox Game Studios. El currículum de la desarrolladora siempre había respirado libertad y era de lo más ecléctico. Una colección de joyas y juegos de culto pertenecientes a franquicias muy dispares. Su elemento en común siempre era el mismo: la buena mano de la desarrolladora con el componente RPG. Star Wars: KOTOR 2 (2004), Alpha Protocol (2010), Fallout: New Vegas (2010), South Park: The Stick of Truth (2014) o Pillars of Eternity (2015). ¿Iba a ser capaz Obsidian de mantener su alma e identidad al amparo de una gigante con sus propias demandas y exigencias? Dada la enorme cantidad de ejemplos fallidos del sector, la duda era razonable, pero de momento, cuatro años después de su compra, las cosas parecer ir a las mil maravillas en el seno de la compañía californiana.

Aunque no ha producido mucho desde entonces, Obsidian ha estado mudando de piel. Creciendo. Afilando las armas. La desarrolladora ha superado ya los 200 empleados y ha repetido en varias ocasiones que quiere lanzar un juego al año durante los próximos siete años. Avowed será el de 2023 y The Outer Worlds 2 el de 2024, pero el disparo de salida lo escucharemos este mismo 2022. Además se oirá por partida doble. El 27 de septiembre con la versión final de Grounded y el próximo 15 de noviembre con Pentiment, la última genialidad de Josh Sawyer. Son dos juegos pequeñitos, pero maravillosos que vienen a demostrar dos cosas. La primera, las nuevas dimensiones de una Obsidian capaz de trabajar hasta en cuatro proyectos (o más) al mismo tiempo. Ahora hay personal y recursos para ellos. La segunda, que su libertad, talento y originalidad siguen intactas.

Hecho por sólo 10 personas

En el día de hoy hemos venido a hablaros de Pentiment, prueba viviente de ello y juego que ya hemos podido ver en profundidad. Anunciado a principios de junio durante el Xbox & Bethesda Games Showcase, se trata del nuevo proyecto de Josh Sawyer, a quien debemos Fallout: New Vegas y Pillars of Eternity, entre otras muchas cosas. Con un equipo de apenas 10 personas, como él mismo nos ha contado (13 en su recta final), Sawyer ha sido capaz de erigir una experiencia narrativa que rezuma pasión y cuyo estilo visual entra por los ojos. Inspirado en las miniaturas de los libros medievales, Pentiment es una aventura gráfica con toques de RPG que se desarrolla en 2.5 dimensiones y está cargada de diálogos, decisiones y minijuegos.

El juego nos transporta a la Alemania del siglo XVI (por entonces todavía no llamada así, evidentemente, pero para que nos entendamos) y nos pone en la piel de Andreas Maler, un ilustrador y copista de la ficticia Abadía Kiersau, en la también ficticia ciudad de Tassing. Una serie de escándalos y asesinatos llevan tiempo sacudiendo esta humilde localización de la Alta Baviera, y Andreas, siempre atendiendo a nuestras decisiones, se verá inmerso en la investigación y resolución de los mismos. Cada acusación que lancemos y secreto que desvelemos, así como el modo de llegar hasta estos, afectará de una forma u otra a esta pequeña comunidad alpina. Se trata por tanto de una historia repleta de posibilidades, y aunque no han querido desvelarnos la cantidad de finales o su grado de rejugabilidad, la cosa pinta bien en dicho sentido.

Un trabajo de localización sin parangón

Aunque el juego es perfectamente disfrutable sin conocimientos de historia y se toma sus licencias, como esa localización inventada y el hecho de que en ella se practique el oficio de Andreas (por entonces ya migrado en su mayoría a las grandes ciudades), para Obsidian el contexto y la ambientación son una de las grandes claves de Pentiment. Se han empeñado en que incluso estas pequeñas licencias sean verosímiles y para ello han contado con tres figuras clave asesorándoles. Tres doctorados de renombre mundial: Edmund Kern (experto en la religión y los asuntos legales de la época, sobre todo la caza de brujas), Cristopher de Hamel (eminencia en el tema de los manuscritos) y Winston Black (equivalente a los anteriores en materia de medicina y costumbres). Todo está contrastado y no hay nada al azar.

Eso por no hablar de los licenciados en historia que hay dentro del equipo (el propio Josh Sawyer es uno de ellos). Por tanto, podéis esperar noticias del Sacro Imperio Romano Germánico y no dudéis de que asistiréis a cómo la Reforma luterana afectó y dividió a las comunidades de la región. Pentiment también cubrirá la Guerra de los Campesinos de 1525 y la introducción de la teoría heliocentrista de Copérnico. El juego abarca un lapso de tiempo de 25 años, así que no sólo iremos apreciando las consecuencias de nuestras decisiones en Tassing, sino cómo evolucionó y cambió el mundo por entonces. Demonios, la ambientación es tan importante que hasta la música corre a cargo de Alkemie, un grupo conocido por hacer “música del renacimiento moderna”. A base de reposiciones y de piezas originales, pero de clara inspiración medieval, Alkemie pondrá la guinda a una labor de localización descomunal.

La jugabilidad se sacrifica por la narración

Nuestra única pega respecto a lo que nos han contado y mostrado tiene que ver con la simpleza de sus puzles y minijuegos. Sawyer ha insistido mucho en que quieren un juego fácil con el que pueda ponerse cualquier persona, incluidas aquellas que no hayan tocado un mando en la vida. Los controles serán mínimos y permisivos, y Obsidian avisa: los minijuegos son para dar inmersión, no desafío. Por poner un ejemplo, había uno en que cierta ancianita nos pedía que le colgáramos unos cuadros en casa, pues su marido acababa de morir y ella no alcanzaba. Era tan sencillo como pinchar en el marco, arrastrarlo a la pared y soltar el ratón. No había más. La jugabilidad se sacrifica en pos de la narración y la historia. En este caso concreto, al acabar de colgar todos, la ancianita nos pedía que quitáramos también la cruz cristiana que había de lo alto de la pared, momento en que llegaba una de esas fascinantes y temidas decisiones que marcarán la aventura. Cumplir (o no) sus designios nos posicionará a nivel religioso.

No queremos despedirnos sin hacer mención al acabado artístico, joya de la corona de Pentiment. El propio nombre del juego viene del mundo de la pintura. Pentiment, o Arrepentimiento, hace mención a esas equivocaciones que cometían los artistas de la época y que corregían a base de dibujar encima. Os animamos a buscar las curiosidades que esconden, por citar algún ejemplo, los arrepentimientos de Velázquez. El caso es que, si bien pensaréis haberlo apreciado con los trailers, creednos, no os hacéis a la idea de la cantidad de detalles y decisiones de diseño que hay detrás.

Apartado artístico enfermizo

Sin ir más lejos, el modo en que aparecen los diálogos simula cómo se plasmaba la tinta en los libros y cambia en función de la personalidad de cada personaje. Existen variaciones en la forma, tamaño, presión, separación, velocidad de aparición, brillo y opacidad de las letras de cada texto. Hay una imprenta en Tassing cuyo dueño, al conversar, “plancha” sus diálogos como lo haría su imprenta. A su vez, otros muñecos más nerviosos podrán cometer erratas al hablar y corregirán su conversación sobre la marcha. Es fascinante y ha exigido el renderizado de toda clase de libros y glifos del siglo XVI. Absolutamente enfermizo. Increíble.

Pero no sólo es un alarde a nivel de grafología. Los dibujos mezclan dos estilos distintos y enfrentados, dos escuelas, los manuscritos ilustrados contra la xilografía. Nos acostumbraremos a pasar de uno a otro y a ver reflejados a los personajes de distinta manera en función de su trasfondo. Una fusión artística única que condensa el arte de la época y que resuena con identidad propia. La narración continuamente juega con Andreas caminando por las páginas del libro que conforma su historia y cuenta con uno de los mejores glosarios que hayamos visto en el medio (con permiso del de Obra Dinn). Da gusto navegar por su interfaz de nombres, caras, palabros en latín y costumbres desconocidas. ¿Para cuando una herramienta así a nivel académico?

Pentiment, ¿una de las joyas de 2022?