Yes, Your Grace

Gobernar nunca fue fácil

Yes Your Grace, análisis

El Rey Eryk de Davern deberá mantener un perfecto equilibrio entre el bienestar de su reinado, su autoridad y la felicidad familiar.

El interés por la fantasía medieval se ha revivido en la última década gracias al auge del grimdark, un subgénero definido por el escritor Adam Roberts (Writing Science Fiction and Fantasy) como una tradición anti-tolkiana que subvierte los conceptos de la narrativa heroica. En lugar de la eterna lucha entre el bien y el mal, junto con la idealización de un universo sobrenatural, tenemos un mundo cínico lleno de escenas tan cotidianas y naturalistas como desagradables. Dicho movimiento ha trascendido más allá de la literatura, en la que cuenta con sus máximos exponentes como La Primera Ley (Joe Abercrombie), Canción de Hielo y Fuego (George RR Martin) —con su correspondiente adaptación televisiva— y la saga de Geralt de Rivia (Andrzej Sapkowski). En caso de los videojuegos, títulos como The Witcher —basado en las citadas novelas del escritor polaco— o Dragon Age han revolucionado el medio con una nueva forma de entender la fantasía con un prisma hiperrealista y agridulce que refleja nuestra sociedad, sin renunciar a la existencia de la magia y los dragones.

En esta tónica, el estudio británico Brave At Night nos trae Yes Your Grace, su ópera prima en el ocio digital publicada por No More Robots para PC Windows, Nintendo Switch y Xbox One. En esta aventura narrativa de estrategia y gestión de recursos nos pondremos en la piel del Rey Eryk de Davern, con quien descubriremos que gobernar nunca ha sido tarea fácil, puesto que hay que mantener el equilibrio entre la autoridad, el bienestar del reino, la unión familiar y la justicia. 

¿Ser un rey bueno o justo? 

Yes Your Grace destila una fuerte inspiración en la saga Reigns, pero con un enfoque basado en un cómodo point & click y en una narrativa que rechaza el bucle del que pecaba el videojuego de cartas de Nerial. Así, el día a día de Eryk transcurre en cierta rutina palaciega interrumpida por los imprevistos. Nuestra jornada consistirá en acudir al salón de trono a atender las peticiones de nuestros súbditos y de otros señores de tierras vecinas, y valorar si debemos cumplir sus deseos. La solución a los males ajenos suele traducirse en la entrega de algunas monedas de oro o víveres, o en delegar la tarea a alguno de nuestros agentes (el general, la bruja o el cazador). No obstante, tanto si nuestro impulso es la benevolencia como el despotismo, mesurar nuestras elecciones no será nada fácil, y no sólo porque nos expongamos a la posibilidad de ser engañados por algún vasallo aprovechado. Si el pueblo no está satisfecho con nosotros, pagarán menos impuestos y, si somos demasiado generosos, nuestro reino quebrará y esto supondrá el fin de la partida. Asimismo, nuestros agentes pueden ser necesarios para otras misiones, con lo que no podemos enviarles a todos los requerimientos.

A lo largo del juego tendremos varios objetivos a largo plazo que variarán junto con el progreso del reinado de Eryk, así como acontecimientos en los que nuestras decisiones estarán sujetas a un límite de tiempo. De este modo, en la primera etapa deberemos prepararnos para una guerra contra el reino bárbaro de Radovia a la vez que resolvemos un crimen sucedido en nuestra fortaleza. En otra etapa, deberemos prepararnos para resistir una invasión con su correspondiente asedio. Por otro lado, la continuidad de cada una de dichas fases se mantiene con una coherencia excelente que añade una mayor dificultad a nuestra estrategia: con cada decisión, estaremos tejiendo una lealtad tanto en el pueblo como en nuestros aliados que puede manifestar sus consecuencias incluso horas más tarde.

Además de la atención a las peticiones, deberemos gestionar las arcas reales al final de cada turno (que comprende una semana dentro del juego). Al finalizar, veremos una lista con los gastos y las ganancias, junto con una serie de inversiones adicionales que deberemos valorar si añadir a la suma: reformas en el castillo, contratos de los agentes, abastecimiento de las tropas, etc. Asimismo, no deberemos descuidar las alianzas contra los señores de otros reinos, para lo cual debemos enviar invitaciones a nuestra corte y valorar sus requisitos, los cuales pueden entrar en conflicto con los intereses de otros posible aliados. A priori, puede sonar complicado, pero nuestro leal consejero Audry, quien hace las veces de guía in-game, siempre nos recordará nuestros objetivos presentes.

Nuestra felicidad familiar también será una misión importante dentro del juego: atender a nuestra esposa e hijas será vital para progresar, y es que en muchas ocasiones deberemos hablar con ellas y solucionar varias cuestiones personales que, además, afectan a nuestro deber como rey. Así, la reina hará las veces de consejera, y la autonomía de las princesas entrará en conflicto con nuestras inquietudes como monarca. Como añadido, tendremos misiones secundarias referentes a nuestra familia, como la búsqueda de un regalo o la realización de un ritual de fertilidad, las cuales perfilarán nuestra relación.

Una historia ya contada

A nivel artístico, Yes Your Grace apuesta por una estética pixel agradable y prolífica en detalles, pero que no sobresale por encima de otros títulos indies. Sin embargo, la banda sonora sí resulta más llamativa con sus temas folk pegadizos que aportan el encanto de un cuento heroico. Destacamos, además, el idioma inventado de los personajes, donde el tono varía según la intención y estado anímico de cada uno de ellos. Lamentablemente, los textos no están localizados al castellano, con lo que sólo podremos disfrutar del juego si hablamos cualquier otro de los idiomas disponibles, como inglés o francés.

Así, Yes Your Grace resulta una aventura de gestión que ha salido airosa del escollo al que se enfrentan otros títulos del género: la monotonía de las tareas y misiones. Por otro lado, uno de sus grandes fallos es que, si fracasamos en nuestra partida, nos veremos obligados a cargar la jornada donde iniciamos nuestro error y proseguir desde allí, sin posibilidad de omitir escenas que ya hemos vivido. Con todo, corregir nuestro reinado es fácil, ya que cada turno se guarda en una ranura diferente, con lo que es imposible que nos estanquemos en una partida en la que el único guardado se haya hecho demasiado tarde.

La narrativa es otro de los aspectos mejorables de Yes Your Grace. Si bien el ritmo y desarrollo de los acontecimientos va a mantener el suspense en buen nivel, el contenido argumental roza la línea que separa el homenaje del plagio. Así, veremos muchos personajes muy estereotipados, aunque efectistas, como la princesa rebelde (Asalia) o la princesa niña adorable e inocente (Cedani). Y, por otro lado, un exceso de referencias a Canción de Hielo y Fuego y The Witcher que han anclado el título en una aventura entretenida, pero falta de personalidad y llena de giros predecibles. Así, nos encontramos en un continente compuesto por siete reinos mientras buscamos la forma de derrotar a un villano que es todo un calco de Ramsay Bolton con toques fanáticos.

Y, sin embargo, disfrutaremos de la historia de Yes Your Grace a pesar de su falta de originalidad. La incertidumbre de estar haciendo lo correcto nos acompañará a lo largo de las 8 horas aproximadas que dure la partida, y nos dejará con ganas de rejugar nuestra aventura monárquica para experimentar otras decisiones que nos lleven a otros finales. Y, al contrario que los preceptos del grimdark, es posible llegar a un final feliz que deja la puerta abierta a una posible nueva entrega que esperamos con curiosidad.

Este juego se ha analizado en su versión para PC Windows.

Conclusión

Yes Your Grace es una aventura de gestión en la que deberemos mantener el equilibrio entre nuestra autoridad como monarcas, el bienestar de nuestro reino, la justicia y la unión familiar. Su sistema de juego se va adaptando al progreso de la narrativa y de este modo huye de la monotonía de la que pecan otros títulos del género. Cada decisión tiene consecuencias a corto y largo plazo, y nos acompañará continuamente la duda de estar haciendo lo correcto. Sin embargo, su guión, aunque efectivo y entretenido, peca de excesivos giros predecibles, clichés y referencias a otras obras grimdark, lo cual le resta originalidad.

Lo mejor

  • Un sistema de gestión complejo y variante.
  • La frescura que aportan los diferentes acontecimientos.
  • Decisiones complicadas con consecuencias bien medidas.

Lo peor

  • No está localizado al castellano.
  • Si perdemos, debemos repetir varios turnos sin poder saltar acontecimientos.
  • Exceso de clichés y referencias que restan originalidad.
7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.

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