La analogía en la reinvención de Monster Hunter y Fire Emblem

Lo que hemos aprendido de Monster Hunter y Fire Emblem conel paso de los años

Cuando veíamos a través del último informe financiero deCapcom que MonsterHunter World había logrado distribuir 7,9millones de unidades en todo el mundo, era inevitable pararse a pensar enlos aspectos que han elevado al último título de la saga de cacería deTsujimoto a lo más alto de los rankings históricos de la compañía.

No solo es el título individual que más ha vendido deCapcom, superando los 7,5 millones de Resident Evil 5 o los 6,3 millones delprimer Street Fighter II, sino que es también el que más rápido lo ha hecho.Sin embargo, hace tan solo cinco años pronunciar el nombre de esta saga eracosa de muy pocos en Occidente.

Porque al igual que con FireEmblem, en este caso con más de tres décadas a sus espaldas, se tratade franquicias que siempre tuvieron unagran aceptación en Japón; una gran base de seguidores, ventas aseguradasindependientemente de la plataforma o un universo expandido que se trasladaba aforos, partidas en los parques o incluso el mundo del cómic.

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El camino de Fire Emblem: dar identidad a un estilo

Todo funcionaba, pero, ¿por qué no aquí? A FireEmblem le vino bien la insistencia de Masahiro Sakurai de tratarlo conprivilegio en Super Smash Bros., no en vano hubo que hacer muchos esfuerzospara que los usuarios de Nintendo 3DS le dijesen sí a la IP de IntelligentSystems. Tras Fire Emblem: Awakening (2013, 3DS) quedó demostrada una cosa: lacalidad de ese episodio y el momento en que se lanzó –cuando la portátilestereoscópica vivía en la cresta de la ola– fueron los más propicios. Estemovimiento agitó al mercado norteamericano y europeo, así que experimentos comoFire Emblem Fates (2016, 3DS) y sus tres títulos en uno, o el consiguiente FireEmblem Echoes (3DS, 2017) fueron la gota que colmó el vaso: la saga estaba completamente consolidadaen todo el mundo. Ahora, con una entrega principal para Nintendo Switch en elhorizonte, se postula como uno de los títulos de mayor renombre para los deKioto.

Y es entonces cuando llegamos a 2018, cuando Monster Hunter y Fire Emblem, por cuyas venas corre sangre japonesa, se vuelven a encontrar a pesar devender de maneras muy distintas.

Su analogía, no obstante, ha sido la manera de reinventarse, de reinterpretarse, para salir del archipiélago del Sol Naciente conla garantía de ir con las espaldas cubiertas. Su disparidad se encuentra en laplataforma, porque mientras a Fire Emblem le fue bien en portátil, MonsterHunter no tuvo más remedio que marcharse a las consolas de sobremesa para quele fuese aún mejor. Para explotar.

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El camino de Monster Hunter: el acertado riesgo de salir delbolsillo

Con la producción de Capcom no bastó con batir récords enJapón en las épocas de PSP y Nintendo 3DS. De poco servía vender más de 4millones de copias con cada nueva generación si en Occidente solo eran decenasde miles los que se acercaban a ese juego tan poco accesible.

El ejercicio de aprendizaje realizado por los de Tsujimotono solo pasó por facilitar el entendimiento de sus mecánicas y el planteamientode su diseño, sino mantener las señas de identidad en consolas de últimageneración. La portátil de Sony se lesquedó pequeña, como también lo hizoNintendo 3DS, que sufría de lo lindo para hacer maravillas en una pantallade unas cuatro pulgadas. Pero las cifras son las cifras: casi 8 millones depersonas en un cuatrimestre han visto algo que no supieron ver en anterioresocasiones.

Por mucho que tengas un diamante en bruto listo paraarrasar, si no te ofreces en la plataforma donde se encuentra tu targetadecuado, estás perdido.

En un momento dulce para ambas, parece que las dos han encontrado su sitio, supúblico objetivo. Caminos análogos paralograr objetivos muy diferentes.