Guía de compras: los mejores juegos de PS4 en 2016
12 videojuegos imprescindibles de entre lo más destacado de la consola de Sony este año.
Como cada año, comenzamos nuestra tradicional MeriGuía de compras, en las que cada día os ofreceremos 12 recomendaciones para distintas plataformas. La MeriGuía se irá aumentando cada día durante esta semana, incluyendo las categorías de PC, One, Nintendo, iOS/Android y Hardware, que se suman a la de PS4 que nos ocupa hoy.
La saga que ha encumbrado a Naughty Dog tal como la conocemos ha llegado a su final esta primavera. Nathan Drake, al menos en la forma en que lo concebimos en estos días, se despide a lo grande en la actual plataforma doméstica de Sony apostando por una entrega en la que se aúnen todas las buenas ideas que se fueron fraguando desde 2007 con El Tesoro de Drake para PS3. Es este un título donde podemos ver concentrada toda la experiencia del estudio californiano para que desde el primer minuto se sienta como algo definitivo, una obra total y disfrutable por cualquier usuario. Si tuviésemos que definir el término “vende consolas” como tal en el catálogo de PS4, posiblemente Uncharted 4 se lleve ese galardón. Acción, toques cinematrográficos, cocherencia y cohesión argumental… Todo ello sumado a una espectacularidad visual que pone el techo técnico en el abanico de exclusivos de la consola y, sobre todo, la sensación de tener entre manos uno de los mejores juegos de la década. Obligatorio.
Dark Souls 3 no es solo el punto y final -en teoría- a una manera de entender los videojuegos como es la saga Souls, sino que es también la iteración más completa de las que hemos visto en manos de Miyazaki. Un Action RPG en el que la muerte es constante y en el que el jugador tiene que aprender a sobrevivir mientras traza caminos, vuelve atrás, gestiona las almas que consigue y domina un tipo de personaje personalizable según cada manera de jugar. Un mundo medieval fantástico repleto de jefes finales brutales, momentos inolvidables y esa sensación tan única que generan los Souls de empezar con cierta frustación pero que acaba siendo una de las mejores satisfacciones cuando se domina. Explorar, y sobre todo dominar el mundo creado por Miyazaki, con el sistema de combate más pulido y dinámico de los Souls hasta la fecha, es una de las mayores recomendaciones que se puede hacer en Playstation 4 para estas Navidades. Para neófitos -con paciencia- y para conocedores de la saga.
Overwatch
El juego del año escogido por los The Videogame Awards está siendo un triunfo a nivel de comunidad en todas las plataformas en las que ha salido, incluidas las consolas. La obra de Blizzard se centra solo en el multijugador pero desde un punto de vista que no se estila en Playstation 4 y que es tremendamente variado. Decenas de héroes con un rol distinto el uno del otro que permiten que todos los jugadores puedan encontrar su sitio en estas partidas cinco contra cinco. Una dirección artística de primer nivel, una banda sonora de altura y un sistema de juego que, simplemente, atrapa al jugador partida tras partida. Sobre todo si tenemos compañía con quién colaborar. La política de ofrecer contenidos totalmente gratuitos que van desde nuevos mapas a héroes, pasando por modalidades distintas o eventos temporales que explotan otras virtudes jugables del juego hacen que Overwatch sea una apuesta segura con una comunidad y un juego que están muy vivos y en constante evolución.
Respawn Entertaiment desembarca finalmente en Playstation 4 con la secuela del excelente shooter multijugador que fue el primer TITANFALL. En esta ocasión llega una fórmula que sabe evolucionar parte de las virtudes de la entrega original y que añade aportes de mucha calidad. Por un lado, una campaña para un jugador tremendamente original, repleta de momentos dignos de mención y que perdura en la memoria de los jugadores por su propuesta corta, sí, pero intensa. A ello se añade el multijugador frenético, tal vez no tan vertical, con los titanes como protagonistas. Enormes máquinas que cuando caen en combate cambian para siempre la partida. La extensa personalización y desbloqueo de todo tipo de armas, accesorios y extras, la variedad de mapas, la política de DLC gratuitos que se ha estrenado ya con novedades de peso y el frenetismo de las partidas hacen del juego de EA un imprescindible para los amantes de los multijugadores en primera persona.
Doom
Escenarios pasilleros, jugabilidad encorsetada en la que solo hay fuegos de artificio, regeneración de salud y checkpoints continuos que convierten la experiencia en un paseo que nos hace sentir como si fuéramos Obélix en pleno asalto a un campamento romano… Call of Duty 4 y el resto de shooters bélicos que siguieron a dicho juego no han hecho precisamente bien a un género, el FPS, en horas muy bajas y completamente vendido a la autocomplacencia de la onlainada fácil y directa. Pero antes esto no era ni mucho menos así. Antes un FPS era frenético, salvaje, duro, difícil, repleto de escenarios enrevesados y enemigos que podían acabar con nosotros en cualquier momento. Antes los FPS eran como Doom, el original, el de 1993, el que lo inició todo. Afortunadamente, este Doom de 2016 no toma del primero sólo el nombre. Este Doom es un infierno, como debe ser un FPS, como siempre debería haber seguido siéndolo. Papi ha vuelto para dar una sonora bofetada a sus malcriados y perezosos hijos y recordarles cómo deben hacerse las cosas. Doom 2016 no es el FPS del año, no señor. Doom 2016 es el FPS de la década.
Deus Ex: Mankind Divided
El primer Deus Ex de la nueva era, Human Revolution, fue cogido con pinzas tanto por prensa como por aficionados. Lo fue porque el Deus Ex original, lanzado en el lejano año 2000, era grande, muy grande; demasiado grande para estos duros tiempos de mecánicas simplificadas hasta la sinvergüenza y jugabilidad reducida hasta el hastío que nos ha tocado vivir. Pero Eidos Montreal llegó, vio y venció, regalándonos un juego adaptado a los nuevos tiempos que además lograba estar a la altura de la leyenda original. Pues bien, la secuela de Human Revolution no hace sino recoger el testigo y expandirlo todo. Mankind Divided se acerca aún más a la excelencia del Deus Ex original; sin llegar a alcanzarla por desgracia (los tiempos en que vivimos hacen que disfrutar hoy día de la enormidad de un videojuego como fue el primer Deus Ex sea algo que jamás llegaremos a ver), pero rozándola en no pocos aspectos. Citius, altius, fortius; más rápido, más alto, más fuerte. Eso es Mankind Divided, y dicha razón hace de su compra una obligación para todo aficionado a los videojuegos que se precie de serlo.
En la época dorada de los plataformas tridimensionales, los 128 bits, hubo personajes como Jak, Sly o Ratchet, que se hicieron hueco en la memoria de los jugadores de PS2. Sin embargo, el dúo de Ratchet & Clank no consiguió tocar con sus propias manos la excelencia que otros como la saga de Naughty Dog sí lograron. El tiempo ha ido pasando y Ratchet ha acumulado muchas, pero muchas entregas. Curiosamente, ha tenido que ser en 2016, con su reinicio, su reinterpretación, cuando hemos visto el renacer casi literal de la saga. Esta suerte de remake se convierte en el plataformas tridimensional más recomendable de la consola tanto para los más pequeños de la casa como para aquellos que hace catorce años disfrutaron con el original. Un estilo más peliculero, maduro; el ritmo de juego se adapta a los tiempos actuales y se adereza con toneladas de contenido.
PES 2017 es la confirmación que la saga de Konami está de vuelta, al menos en lo que jugabilidad se refiere. El fútbol se disfruta como nunca en esta entrega de la compañía japonesa. Con un tempo de ritmo realista, animaciones y físicas cada vez más convincentes y sobre todo, algo imprescindible en cualquier Pro evolution: los partidos son distintos los unos de los otros. Las mejoras en los porteros, un balón que se nota real y una buena cantidad de modalidades de juego tanto para el jguador solitario como para el online hacen que sea el rey del fútbol, al menos en Playstation 4 donde tenemos la ocasión de utilizar los Option Files para importar todo tipo de equipos, fichajes, escudos y camisetas para compensar la falta de licencias. El trabajo de la comunidad en este sentido es espectacular y en pocos minutos se tienen ligas, equipaciones y jugadores tan reales como los que ya están en el juego.
Volver a una de las sagas más recientes de Bethesda, quizá mejor juego del año 2012, era una prueba de fuego para el estudio, que se sabe ahora a sí mismo como uno de los grandes de la industria. Esta secuela, Dishonored 2, es un gesto de valentía por parte de la compañía, un ejemplo de cómo la magnificencia puede lograrse sin revolucionar una saga, sino que únicamente con pulir la fórmula se pueden lograr estos puzles, secuencias y posibilidades jugables con tan pocas cosas que achacar. Estamos ante un título más grande, más denso, con una Karnaka inolvidable y grande pero sin dar la sensación de ser inabarcable. Es más, estamos ante un título más rejugable que el primero -también disponible en PS4 de forma remasterizada-.
El primer paso en este retorno al buen camino de SNK ha sido The King of Fighters XIV, y desde luego como inicio de una nueva era no ha quedado nada mal. En la dirección de este KOF XIV se encuentra Yasuyuki Oda, uno de los grandes espadas de la edad de oro de SNK, y su veterana y talentosa mano se nota, vaya que si se nota. Se nota porque este KOF XIV rescata con increíble acierto la enorme jugabilidad de los dos mejores juegos de la franquicia, los King of Fighters ’98 y 2002. Una enorme plantilla de 50 luchadores disponible de inicio (sin DLCs ni monetizaciones de por medio), un equilibrio perfecto entre personajes, modos de juego para dar y tomar, y espíritu SNK surgiendo de todos los rincones de lo que no es sino un enorme juego de lucha a la altura de los más grandes de la actualidad. Falla el entorno gráfico, sobre todo en lo referente a los pobres modelados de los luchadores; pero SNK lanzará en breve un parche destinado a pulir dicho defecto, así que no hay excusa posible. Los Power Geysers y Rising Storms han vuelto con más fuerza que nunca.
Con Treasure desaparecida en combate, Vanillaware se ha convertido ya definitivamente en la compañía favorita de quienes amamos la antigua y artesanal forma de hacer videojuegos: mucho píxel, mucho sprite, aún más talento artístico y la bidimensionalidad por bandera. El juego que nos han regalado este año no es ese tan esperado 13 Sentinels: Aegis Rim al que aún le queda mucho desarrollo por delante, sino el remake de un título originalmente lanzado para PS2 en el ya más que lejano 2007. Pero ojo, que Odin Sphere: Leifthrasir no es un refrito cualquiera. Se ha revisado el sistema de combate, tornándolo más parecido al de un hack ’n slash de élite como God of War o Bayonetta, todo sin perder la importante porción de Action RPG que ya poseía el Odin Sphere original; además, contamos con nuevos niveles que se suman a los originales. En cuanto al apartado gráfico, teniendo en cuenta que en el Odin Sphere original se desarrolló en alta definición y fue posteriormente adaptado a la resolución 480p de PS2, tenemos un nivel visual de lujo exento de cualquier clase de reescalado, a 1080p y 60 fps en todo momento. En definitiva: belleza gráfica, grandiosidad sonora e inconmensurable jugabilidad en uno de los grandes videojuegos del año. Por cierto, si tenéis la suerte de poseer una de las primeras PSVita lanzadas al mercado, el juego luce impresionante en las 5 pulgadas de su pantalla OLED.
La espera ha merecido la pena. Al igual que hay libros que todo el mundo debe leer, gustos aparte, Fumito Ueda es uno de esos artistas del videojuego que se expresan con un estilo propio en esto del ocio electrónico. The Last Guardian es su última melodía, una nueva oda orquestada con mimo; diez años de desarrollo y dos generaciones de por medio para que, ahora sí, tengamos a nuestra disposición uno de esos juegos que bien valen la compra de una consola. No vamos a entrar en spoilers innecesarios, esto tiene que vivirse en primera persona. Si tienes que elegir y estabas dudando, deja de hacerlo: cómpralo. La carta de los Reyes Magos no puede traernos a Trico a casa, por lo que no tenemos otra que sumergirnos en la historia en la que ese joven y esta mezcla de perro y pájaro se conocen y viven juntos una huida con lenguaje propio. The Last Guardian, una de esas historias que solo unos pocos genios son capaces de crear.