Hackean un servidor de Shadowbane

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Todos los mundos persistentes debido a su naturaleza tienen un enemigo en común: la posibilidad de que algún jugador se cuele en el servidor no solamente para obtener provecho propio, sino para poner patas arriba la experiencia de los demás. Eso es lo que parece le ha ocurrido al reciente juego de rol persistente Shadowbane, cuando ayer uno o varios jugadores se colaron en uno de los servidores del juego.

Como no podía ser de otra forma, cuando se trata de hacer daño, y sobre todo teniendo lo más parecido al poder de un dios dentro de estos mundos virtuales, los jugadores empezaron a notar fenómenos paranormales. Para empezar el más notable fue que todos los jugadores se teletransportaban hacia la misma localización, la segunda que se intercambiaron las zonas seguras con criaturas que no lo eran. Todo ello mientras en la confusión algunos jugadores conseguían llegar a los máximos niveles a sus personajes y los menos agraciados morían una y otra vez.

/es/node/Este ataque ha dañado seriamente la fama. No hace falta más que leer los foros especializados sobre el juego, un juego exclusivamente multijugador y de pago que intentaba hacerse un hueco en el que empieza a ser un competitivo mercado. Hay muchos jugadores que acusan a la compañía de que el juego no fue debidamente testeado en sus fases beta. De lo contrario, no se entiende cómo pudo ocurrir uno de los hechos que tendrían que ser mirados con lupa por parte de los programadores.

Falta de razón no les falta por ello. Ubi Soft junto a Wolfpack se han puesto a trabajar juntos para conseguir que todo el peso de la ley caiga sobre aquellos que han perturbado la paz de Shadowbane. A juzgar por la nota de prensa, la compañía piensa llevar hasta el final a los implicados, mientras todos los servidores de Shadowbane eran parados durante unas horas durante las cuales se procedió a tapar el posible agujero en el código que permitió hacerse con el control del servidor y por lo tanto del juego. Esperemos que la calma vuelva a Shadowbane.