Sudáfrica echa a Francia de su Mundial

Abran paso al campeón. Al tres veces campeón, de hecho, que continúa en la defensa de su tercera Copa Webb Ellis, la conseguida en Japón hace cuatro años, tras echar en cuartos de final a la anfitriona (28-29). Saint Denis, que todavía no ha visto una victoria francesa en un partido eliminatorio de un Mundial, calló este domingo en una decepción nacional. A nivel rugbístico, seguramente la más grande, porque este, el de ganar el torneo por primera vez, en casa, era un proyecto en el que se habían invertido cuatro años, los de Fabien Galthié al mando del Gallo. Un proceso en el que Francia fue cumpliendo todas las etapas hasta el que podía ser el rearme definitivo. Pero todo saltó por los aires en la noche de París, ante un equipo, Sudáfrica, hecho de otra pasta. La de los ganadores.

En la primera parte más explosiva de la historia de los Mundiales se anotaron seis ensayos en total, tres por bando. Los Springboks, entregados al juego aéreo, a lanzar los cohetes que tienen por alas en Cheslin Kolbe y Kurt-Lee Arendse. Francia, a generar balón rápido en los puntos de encuentro para que no se los ensuciara la delantera sudafricana y a partir de ahí a dejar hacer a Jalibert, por momentos majestuoso, Ntamack en el olvido.

El primer envite llegó pronto. Los locales le dieron de su propia medicina a los visitantes, pero aderezada con un toque de la casa: maul potente y combinación eléctrica entre Penaud y Baille. Poco se hizo esperar la respuesta, en una patada que persiguió con fe Arendse. El partido centelleaba con gente aún llegado a las gradas del Stade de France. Lo puso de cara el ‘factor De Allende’, que siempre aparece para Sudáfrica en las grandes noches. Le puso en juego otra patada alta, la recogió, amagó y se coló hasta la zona de marca.

Pero la ventaja era engañosa, con Francia acaparando más posesión y jugando más en territorio enemigo. Le dio aire Mauvaka en un drive largo que Dupont aceleró a su antojo para asistir a su talonador junto al banderín. Y los Bokkes volvieron a golpear acto seguido por medio de Kolbe, supersónico en otra jugada con patada de por medio, favorecido por el ‘bote Cisneros’. La última palabra del primer acto la tendría el Gallo. Baille firmó su doblete antes de que Etzebeth viera la amarilla por un contacto peligroso, que el bunker dejó en sin bin.

Por pura física la segunda parte iba a ser más cerrada, y ahí Sudáfrica disfrutó las ventajas de tener prácticamente dos delanteras de absoluta élite y dos de los mejores nueves del mundo. Salió Faf De Klerk a dirigir y empezó la Blitzkrieg sudafricana, que culminó con Etzebeth enmendando su expulsión en una percusión en la que se hizo un llavero con Jalibert. Ramos colocó a la anfitriona a un punto con siete minutos por jugarse y De Klerk, que en una pillería había malogrado lo que iba a ser un intento de drop, lanzando el balón intencionadamente contra un Woki en fuera de juego, decidió darle la almendra a Francia y oponer defensa numantina.

El último pulso lo ganó la tres veces campeona. Si Inglaterra, su víctima en la final de 2019, no lo remedia en semifinales, finalista por cuarta vez el próximo día 28. Aviso serio a navegantes, porque Sudáfrica no pierde finales.

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