Queralt Castellet: “Sabía qué es romperme huesos, pero desconocía este miedo”

No puede contener la sonrisa. Durante la Red Bull Home Run, celebrada en El Tarter (Andorra), Queralt Castellet se sienta a hablar con AS y mira por la ventana. En diciembre, se rompió seis costillas y sufrió un colapso pulmonar. Venía de una fuerte caída en Secret Garden (China) y, pocos días después, repitió en Copper Mountain (Colorado), pero con peores consecuencias. Ahora, con una pequeña y nueva cicatriz en su nariz, siente cerca esa (poca) nieve que tiene toda su atención. Habla con calma y sin prisa, reflexiva, como si quisiera sacar todos los pensamientos acumulados durante estos meses. Y, sobre todo, habla feliz. Esta semana, después de la lesión “más dura” de su vida, la subcampeona olímpica volverá a entrenar.

¿Cómo está?

Ahora mismo, superfeliz. He pasado el tramo de recuperación. Al principio, fue muy duro. Ha sido la peor lesión de mi vida. Nunca había tenido un accidente así, de sentir tanto dolor y, sobre todo, incertidumbre. Sí que me he roto huesos antes, pero nunca me había hecho algo interno. Conozco la sensación de romperme un hueso, en este caso seis (risas), pero esa sensación la desconocía. Cuando me rompo un hueso, mi cabeza tiene clara la recuperación, pero notar que no tenía hilo de aire, la parte del pulmón... ahí tuve bastante miedo. Sabes que algo no va bien dentro y eso lo desconocía totalmente. Lo pasé mal en ese sentido.

¿Cuándo dejó de hacerlo?

A partir de las dos o tres semanas, ya empecé a sentirme cada día un poco mejor. Las tres primeras semanas no notaba mejora y eso me creaba desconcierto, dudas, miedo... Pese a lo que me decían los doctores, no podría evitar pensar que algo no estaba bien. Cuando te haces daño en un órgano así, es otro proceso y el cuerpo no empieza a recuperar al día siguiente.

Y el proceso no parece sencillo.

Dormía sentada. Me costaba mucho descansar. Si puedes descansar, tienes energía para recuperarte mejor, pero si no puedes dormir se acumula todo. Ahora, cada día estoy mucho mejor y me encuentro fuerte. Hace uno o dos meses, me dolía todo, así que, viniendo de donde venía, estoy en una nube. Hay que ir con cuidado, aún no estoy al 100%.

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¿Tiene fecha de vuelta?

Para que el hueso quede soldado, son de seis a ocho semanas. Estoy ahí, pero llevo un mes y medio sin hacer nada y eso el cuerpo lo nota. Sobre todo, cuando llevo la vida que llevo, que estoy todos los días entrenando. No te das cuenta, pero tienes una intensidad física y un ritmo de vida muy alto al que te acostumbras. Cuando dejas de tenerlo, hay que volver poco a poco.

¿Y sabe cuándo volverá a los entrenamientos?

Esta semana vuelvo a Suiza (donde reside) y ahí es cuando voy a empezar a bajar en snowboard. Ya tengo el plan hecho. El primer día, sólo eso; el segundo día, un poquito más, y así. ¡Tengo unas ganas! Ya me noto con fuerza, me siento mejor, etc. Sé que cuando empiece a bajar sentiré que ya me encuentro bien, pero hay que ir con cuidado.

Es que fue estremecedor. El director general de la RFEDI, dijo que se vivieron “diez minutos de pánico”.

Es que, además, me hice un corte en la nariz (se señala la cicatriz) con las gafas. Es pequeño, pero empezó a sangrar como una manguera. Parecía mucho peor de lo que era y la gente estaba muy asustada. Daba impresión, la verdad.

¿Esta caída cambia algo en usted?

Las lesiones y los obstáculos que son parte de nuestro deporte y que ocurren sin que tú quieras son los que te hacen aprender. Te dan muchas lecciones y llegas a conclusiones a las que igual no hubieras llegado. Veo lo bueno de todo eso. Por una parte, en el ámbito físico, yo ahora sé mucho más de mí: cómo me recupero, tipos de dolor, etc. A nivel mental y psicológico, aprendes a entender cómo subes y bajas. Entiendes que te debes quedar con la imagen general, poner todos los altibajos en una misma línea, ver el dibujo en una perspectiva más amplia. Es algo que nos cuesta mucho a todos, porque hay que dejar de ser tan emocional. Pero, en este caso, hay que entender que podría haber sido mucho peor y hay que tener gratitud por todas las cosas buenas.

Deportivamente, estaba en un buen momento.

Sí, habían sido dos quintos puestos con dos caídas fuertes. Al final, estoy contenta, porque me siento muy a gusto, que estoy disfrutando de mi snowboard y que no puedo parar. Por eso mismo, te marcas un ritmo frenético en el que sólo piensas en cómo mejorar, pero es importante echarse a un lado en algún momento y luego volver. No hacía falta romperme seis costillas para parar (risas), pero sí, a veces es la única manera.

Además, compitiendo con riders a las que les dobla en edad. ¿Cómo es esa relación?

Está guay. Hay un respeto por parte de las chicas que entran, que son muy jóvenes, y también por mi parte, por verlas enfrentándose a una escena tan grande tan pronto. Yo lo veo como una situación muy guay, porque cada vez hay más participación femenina de la edad que sea y en todos los países. Es algo que me encanta.

Seguramente, muchas tenían un póster suyo en la habitación...

Quizás un póster no (risas), pero igual sí se han fijado en mí o me han tenido como referente. Mola. Antes, igual me molestaba que una chica que acababa de entrar hiciera la misma ronda o línea que yo hace unos años, pero ahora me encanta. Pienso: ‘Buah, esto es buenísimo’. Quiero sacar cosas nuevas para que me copien. Mi enfoque del snow es hacer un snow de calidad, fijándome en el detalle, en el estilo, en cómo quiero que se vean todos mis trucos, elementos, saltos... Si me van a copiar el snowboard, quiero que sea ese y estoy orgullosa de haberme fijado siempre en esos detalles.

Las medallas están muy bien, pero que su snowboard deje un legado debe llenar mucho.

Sí, eso es lo que me llena más. Que se me reconozca. Que la niña que se fije en mí sea porque quiere volar muy alto y hacer un snowboard de calidad. Eso es enorme.

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Todo lo que ha pasado no cambia su objetivo de estar en los próximos Juegos, ¿no?

Por supuesto. Los Juegos llegan cada cuatro años y los cuatro años vuelan. Y más ahora, que no paramos. Estaré ahí. ¡Los que sean!

Hablando de futuro, ¿cómo ve el de los deportes de invierno? Aquí, en Andorra, casi no hay nieve...

La verdad es que nunca había visto en Andorra esta imagen, pero el año pasado estuve en Estados Unidos y nunca habían tenido tanta nieve allí. Este año, en Suiza, ha nevado muy fuerte. Algunos mal y algunos bien, no lo sé.

En los últimos años, se han cancelado varias Copas del Mundo. ¿Les dice algo la FIS (Federación Internacional de Esquí)?

El problema que hemos tenido esta temporada es que el programa se ha concentrado al principio. No sé si es porque algunos resorts no quieren arriesgarse a poner la competición al final, cuando puede faltar nieve, o por intereses. Todo se ha disputado entre enero y ahora. ¡La semana que viene es la última competición de la FIS! Esa concentración de competiciones ha hecho mucho daño. No estamos en el mismo continente. Empezamos en Europa de pretemporada. La primera competición es en China y luego vamos a Colorado, con 15 horas de diferencia cinco días después. No da tiempo.

¿Eso puede influir en caídas como la suya?

Yo creo que fallé porque iba cansada. Si tienes alguna caída, como era mi caso, no te da tiempo a recuperarte al 100%. Yo no he sido la única que se ha lesionado. Esta temporada, ha habido muchas lesiones por eso, porque se ha concentrado mucho al principio y muchos de nosotros tenemos cierto número de apariciones comprometidas, pero el programa no se adapta a ello. Es imposible. Estás haciendo un deporte de mucho impacto y mucho riesgo.

¿Cree que se va a tomar nota de casos como el suyo?

Espero que sí, que lo tengan en cuenta para el año que viene y que se expandan un poco los eventos. De lo contrario, pasará lo mismo o se tendrá que cancelar alguna competición.

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