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NFL

Agencia libre y quarterbacks: una década de claroscuros

Con la excepción de Peyon Manning, los "grandes" nombres del mercado de QBs en la NFL han acabado siendo más trampa que beneficio para sus equipos.

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Agencia libre y quarterbacks: una década de claroscuros

La agencia libre de 2018 en la NFL no se parece en exceso a ninguna otra de las recientes. Y dado que la propia agencia libre en sí es un invento reciente, tenemos que este periodo no tiene precedentes. El motivo es que pulula por el mercado un tal Kirk Cousins, que ha sido el quarterback titular de un equipo decente como los Washington Redskins, así como los tres quarterbacks, Case Keenum, Teddy Bridgewater, Sam Bradford, de un equipo que ha jugado la final de la NFC, como son los Minnesota Vikings.

Y eso sin contar con que parecen disponibles ante una oferta digna el mismísimo MVP de la Super Bowl con los Philadelphia Eagles, Nick Foles, y dos tipos que han estado presentes en equipos de playoffs como son Tyrod Taylor, de los Buffalo Bills, y quizás Blake Bortles, de los Jacksonville Jaguars. Sumadle que ya hemos vivido el traspaso de otro QB de equipo de playoff, Alex Smith de los Kansas City Chiefs a los Washington Redskins, y que ya hemos visto el mayor contrato de todos los tiempos firmado por otro traspaso reciente, el de Jimmy Garoppolo en los San Francisco 49ers, y lo que nos queda es un potaje alucinante y sin parangón.

Hay equipos dispuestos a todo para hacerse con alguna de estas piezas. Los Denver Broncos y los Minnesota Vikings consideran que están a un acierto en esta agencia libre de competir por el título. Los Cleveland Browns y los New York Jets tienen tanto dinero por gastar que podrían hacer cualquier barbaridad para ganar esta carrera. El problema es que si echamos la vista atrás a los grandes fichajes de quarterbacks en la agencia libre de la última década nos encontramos con demasiados claroscuros como para pensar que esto funciona de manera tan automática.

El evidente punto álgido de la historia de fichajes de quarterbacks es el de Peyton Manning por los Denver Broncos en el año 2012. Tras varias operaciones de cuello y las dudas, legítimas, sobre su estado, los Colts decidieron pasar página y dejaron suelto a uno de los mejores que jamás han jugado a ésto. La gira de Manning fue retransmitida casi en directo. El gato al agua se lo llevó John Elway, que le convenció con su encanto, su conocimiento del juego, su proyecto... y 96 millones de dólares (por cinco años) como éstos, claro, que en su día eran lo más. Un anillo y otra presencia en la Super Bowl no sólo avalan aquel fichaje sino que le ponen el título de matrícula de honor.

Si hablamos de la mayor catástrofe hay que volver a dos años atrás, al 2016, cuando Brock Osweiler era el equivalente de este año Kirk Cousins. Se le intuía potencial, parecía increíble que pudiera salir al mercado y que los Broncos no lo renovasen (pista: no tenían espacio salarial para hacerlo), así que los necesitados se lanzaron a llorarle. Se lo llevaron los Houston Texans por 72 millones de dólares (por cuatro años). Y sobrevino la catástrofe; al punto de que tuvieron que pagar una segunda ronda para que los Cleveland Browns se quedaran con su salario el año siguiente. Este es el muy deficiente de los grandes fichajes de QBs en la agencia libre.

Y, en el medio de estos dos extremos, muchas más sombras que luces.

El año pasado, 2017, la pieza más codiciada era Mike Glennon. Firmó por 45 millones de dólares y 3 años con los Chicago Bears, para ser considerado el tapón de Mitch Trubisky durante buena parte de la temporada. ¿El resto de temporadas? Matt Flynn sacó un buen dinero a los Seahawks en 2012 antes de que se toparan, con enorme gozo, con Russell Wilson en tercera ronda del draft de aquel año; Brian Hoyer, Tyler Thigpen, Chase Daniel, Kyle Orton y Derek Anderson fueron los mejores pagados, aunque con salarios claros de suplentes muy bien remunerados. Ninguno de ellos ha dejado huella allá donde pegó el sablazo.

¿Estamos en 2018 más cerca de Peyton Manning o de Brock Osweiler? No os quepa ninguna duda de que lo segundo, aunque eso no signifique nada. A fin de cuentas, Manning es el talento único de esos que aparecen de tanto en cuando y que jamás de los jamases (je) llegan a la agencia libre, así que poner el listón ahí es una trampa argumental obvia.

Lo que sí tenemos es un mercado inmenso, probablemente como nunca ha pasado en la posición, y que eso hará a más de uno pasarse de vueltas en la negociación, en la puja. Sería conveniente bajar tanta excitación, porque los antecedentes individuales son, cuanto menos, para ser prudente.