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DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO

Almudena Cid, del tapiz a las tablas

Tras retirarse, la única gimnasta rítmica que ha estado en cuatro finales olímpicas ha encontrado su sitio en la interpretación. Debutó en el teatro de la mano de Peris-Mencheta.

Almudena Cid, como actriz y en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

Del tapiz a las tablas. Ocho años de transición que han hecho de Almudena Cid una de las protagonistas en este Día Internacional del Teatro. Lo es gracias a Molly, su alter ego y una de las camareras integrantes de La Cocina, la obra de Arnold Wesker que dirigió Peris-Mencheta durante los pasados meses de noviembre y diciembre en el Teatro Valle-Inclán. El vacío del deporte hizo que el gusanillo por la interpretación la picara más y más. “Al retirarme me enfrenté a ese abismo de volver a sentirse competente. Me han jubilado desde los 20 años y con 30, ya me dieron un premio por mi trayectoria profesional. He encontrado en la actuación muchos puntos en común con el mundo del deporte: la disciplina, el respeto, el trabajo en equipo...”, confesó la gimnasta durante la promoción de la obra, narrando cómo fue la llamada del director: “Iba en el coche con el manos libres y me puse muy nerviosa cuando vi su nombre. Descolgué y me dijo: ‘Almu, te quiero en La Cocina’. No sueño con Hollywood sino con los aplausos del público. Nunca pensé que esta oportunidad me fuera a llegar tan pronto”.

"No sueño con Hollywood sino con los aplausos del público"

Almundena Cid

Almudena Cid ha sido una de las mejores gimnastas rítmica de nuestra historia y la única que ha estado en cuatro finales olímpicas: Atlanta 1996, Sydney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008. Aquel beso al tapiz, aquel Nessun dorma sonando, aquel adiós, la obligó a reinventarse y así, encontró su sitio como actriz. Después de sus cameos en series de televisión como Un paso adelante, El don de Alba, Frágiles, Rabia o Gym Tony y de participar en varios cortos, Peris-Mencheta le dio la alternativa sobre los escenarios. Ya en septiembre comenzaron los ensayos de esta obra de gran complejidad por su elevado número de intérpretes (26). “Orgulloso de asistir al bautizo teatral de Almudena. A pesar del ‘cambio de superficie’ está como pez en el agua”, escribió el director en redes sociales, donde también recibió el calor de su compañero Roberto Álvarez: “En el escenario va a por otra medalla, de oro”. Pasaban los días e iba apareciendo esa sensación que ya asomó durante sus años en la élite. El momento de salir a escena. Esos instantes de prisas y nervios entre bambalinas. El debut en el teatro.

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El preestreno llenó el patio de butacas de Estrellas Michelín y después fue el público quien agotó el papel para esas 35 funciones, entre ellos los actores Javier Cámara y Roberto Álamo, que fue el boxeador Urtain en el teatro. La crítica elogió a su Molly e incluso Peris-Mencheta admitió: “Estoy arrepentido de haberle dado un papelito pequeño... porque es que es un monstruo, estamos todos alucinados con ella. Es polifacética y en una palabra… sorprendente”. Las lágrimas asomaron en sus ojos con los aplausos de su primera función, también de la última, mezcla de gratitud y emoción. La misma que le hizo recordar a una niña entre el público con su cuento de Olympia (escritos por la gimnasta y basados en su vida) en las manos. Su próximo proyecto se halla en el cine, más concretamente en la película de Paul Urkijo Errementari, aunque para Almudena el telón no ha hecho más que abrirse.