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Repetición instantánea

Los Gigantes deben suspender a Beckham Jr. Punto

Las agresiones entre el receptor de Gigantes y Josh Norman, de Carolina, evidencian la inmadurez y egoísmo de varios jugadores en la NFL.

Actualizado a
 Odell Beckham y Josh Norman tuvieron una auténtica batalla en el campo.
AL BELLOAFP

Hace 17 años, el 16 de noviembre de 1998, Derrick Thomas, linebacker de los Jefes de Kansas City, se convirtió en el peor enemigo de su propio equipo.

Thomas, quien en ese entonces ya había construido un legado como uno de los mejores jugadores de su posición en la NFL, simplemente no pudo soportar los comentarios que un profesional del “trash talk”, Shannon Sharpe, le hizo en el campo del Arrowhead Stadium aquél lunes por la noche y dio la actuación más vergonzosa de su carrera.

Thomas cometió tres castigos por rudeza innecesaria en una sola serie ofensiva de Denver, dos de ellos en contra de Sharpe y uno por jalarle violentamente la barra del casco. Sus acciones ayudaron a los Broncos a asegurar el triunfo en Kansas City con un touchdown que puso fin a una serie de 85 yardas, de las cuales 75 fueron cortesía de cinco castigos en total, todos por rudeza innecesaria, cometidos por los Jefes.

Sin embargo, las acciones de Thomas fueron las que se tatuaron en la memoria y asombraron, negativamente a los Jefes y a toda la NFL.

¿Cómo era posible que un jugador con una carrera espectacular, con un lugar asegurado en el Salón de la Fama y cuyas acciones fuera del campo impactaron la vida de cientos de niños y jóveves perdiera la compostura y mostrara lo peor de sí?

Odell Beckham Jr. apenas está en su segunda temporada en la NFL, pero el cuestionamiento es prácticamente igual: ¿cómo un jugador que ha maravillado en tan poco tiempo a la NFL pudo perder el control de tal forma que fue protagonista de cinco castigos por acciones violentas que son injustificables y reprobables?

Sólo Beckham y Josh Norman saben qué desencadenó la serie de acciones que los llevaron a convertirse en boxeadores y peleadores de artes marciales mixtas en un campo de futbol americano.

Sus actitudes, además de evidenciar una falta de madurez total –Norman calificó así a Beckham, pero él también generó más violencia al responder a varias agresiones—evidenciaron también una clara incapacidad de los staffs de coacheo de Carolina y Gigantes para manejar la situación que puso en riesgo a dos jugadores.

Tom Coughlin, coach de Gigantes, dijo que, luego del golpe directo al casco que Beckham Jr. le dio a Norman –y por el que debió ser expulsado inmediatamente-- mantuvo al receptor en el juego para que aprendiera a manejar este tipo de situaciones.

Lo que no consideró Coughlin es que esta situación en particular ya se había salido de control con yardas perdidas por los castigos del receptor y la violencia entre Beckham y Norman.

La actitud de Beckham no puede calificarse de otra forma más que de inmadura y egoísta y dos reacciones así lo demuestran: tras tirar un pase seguro de touchdown al inicio del juego, Beckham hace ademanes hacia la tribuna para reconocer su error y enviar el mensaje de que compensará el yerro más adelante.

Tras “compensar” el error con peleas con Norman, Beckham logró finalmente vencer a su rival para atrapar el pase de touchdown con el que Gigantes empató el juego, pero su egoísmo puso en riesgo a Nueva York cuando, al iniciar su celebración, pasó por encima de Norman en lo que fue una evidente provocación que los oficiales le perdonaron.

La NFL seguramente multará a Beckham por sus acciones, principalmente por golpear a Norman en el casco, con toda la intención de lastimarlo, pero la verdadera medida disciplinaria debe venir de Coughlin y los Gigantes.

En 1998, tras su vergonzosa actuación, Thomas fue suspendido un juego por los Jefes y se disculpó por sus acciones.

“Me disculpo con los niños y jóvenes que admiran a Derrick Thomas, porque mis acciones no fueron aceptables y no representan la forma en que ustedes deben comportarse en el campo”, dijo Thomas en esa ocasión.

Beckham debería hacer lo mismo y los Gigantes deberían suspenderlo un juego para hacerle ver que, por muy espectacular y básico que sea en el funcionamiento de su equipo, sus conductas egoístas dañan el trabajo de 52 compañeros.

“Uno nunca quiere dañar a su equipo y a lo largo de mi vida he aprendido que, siempre, al que castigan es al tipo que responde (a una agresión). Es desafortunado”, dijo Beckham, de 23 años, tras el duelo ante Carolina.

Si su experiencia de vida es indicio, el problema es mayúsculo para Coughlin y compañía, pues Beckham está acostumbrado a responder con violencia a las provocaciones.

NEWTON Y CAROLINA PASAN LA PRUEBA, PERO…

Y ya que estamos en el duelo entre Carolina y Gigantes, hablemos de Cam Newton y las Panteras.

Es en momentos de presión en los que se ve de qué están hechos los jugadores y un equipo en lo general y Cam Newton y las Panteras respondieron con contundencia a una dura prueba.

La calma y liderazgo que Newton tuvo en la última serie para completar tres de cuatro pases y correr dos veces y ganar 10 yardas en la segunda para preparar el gol de campo del triunfo son evidencia de la madurez de un quarterback criticado, no hace mucho, por su ausencia de emoción en momentos de presión.

Si combinamos sus números (3 mil 402 yardas por aire, 33 pases de touchdown y 58.8 por ciento de pases completos) con la actitud que ha adquirido los últimos tres meses, Newton es, sin duda, candidato firme a ganar el premio de Jugador Más Valioso de la NFL en 2015.

Sin embargo, depender de Newton es jugar al filo de la navaja para Carolina. Las Panteras no pueden creer que saldrán vivas cada vez que pierdan ventajas de más de 14 puntos.

Ante Indianápolis ganaban por 17 puntos y se llevaron el triunfo, en tiempo extra, por tres; a la semana siguiente sacaron ventaja de 20 puntos ante Green Bay y ganaron el juego por ocho puntos; ante Gigantes tuvieron ventaja de 28 puntos y la perdieron.

Esas son cosas que en Playoffs no se perdonan.

LA DEFENSA ALZA LA MANO

Durante el primer medio, realmente fue una lástima ver a la defensiva de Pittsburgh ante el ataque de Denver, pero en la segunda mitad, las cosas cambiaron y drásticamente.

Un duelo que supuestamente resolverían la mejor ofensiva de la NFL, la de Pittsburgh, y la mejor defensiva de la Liga, la de Denver, fue resuelto por la defensiva de los Acereros, que demostró que sin ser el grupo dominante de hace unos años, puede ser el complemento que su ataque necesita para llegar lejos.

Si bien los Broncos experimentan problemas serios en su ataque con Brock Osweiler como quarterback titular, la defensiva de Pittsburgh bien puede aprovechar el dominio que tuvo sobre el ataque de Denver en la segunda mitad para adquirir confianza en las últimas dos semanas del calendario regular y darle a Ben Roethlisberger y compañía la confianza de que no deben anotar más de 35 puntos para ganar un partido.

Juegos contra Baltimore y Cleveland para cerrar la campaña regular son la receta ideal para que Pittsburgh afine su maquinaria y balanceé su accionar entre ofensiva y defensiva.

ESTOS JEFES ABUSIVOS

Los Jefes de Kansas City son el primer equipo en la historia de la NFL que liga ocho victorias después de perder cinco juegos de forma consecutiva. Y aún así, no están en Playoffs aún.

Una racha de ocho victorias regularmente asegura un boleto en postemporada a estas alturas del calendario, pero no para unos Jefes que, durante su racha ganadora han lucido como auténticos “bullies” o abusadores al vencer sólo a equipos a la baja.

De sus nueve victorias, los Jefes sólo suman dos ante equipos con marca ganadora, ante Pittsburgh, cuando los Acereros sufrieron la perdida de Ben Roethlisberger y pasaban un mal momento, y ante Denver, en aquèl duelo en el que interceptaron en cinco ocasiones a Peyton Manning.

Independientemente de la calidad o el momento que han vivido los rivales al medirse con Kansas City en los últimos dos meses, los Jefes han jugado con solidez y fundamentos en ambos lados del ovoide.

Prueba de ello es Alex Smith, quien ha sufrido sólo una intercepción en 11 partidos y los dos regresos de anotación de su defensiva ante Baltimore, uno de intercepción de 90 yardas del novato Marcus Peters, y el otro en regreso de balón suelto de 73 yardas de Tyvon Branch.

La derrota de Denver en Pittsburgh puso a Kansas City a un juego de los Broncos en la lucha por el título de la AFC Oeste con dos por jugar en el calendario regular, lo que debe mantener motivados a los Jefes para mantener su racha ganadora.

Será interesante ver a Kansas City ante un equipo con más juegos ganados que perdidos y eso no sucederá hasta Playoffs. Ahí veremos si los Jefes pueden con uno de su tamaño.

Y PARA TERMINAR…

Los Patriotas de Nueva Inglaterra ligaron su sexta temporada con al menos 12 victorias, pero no son los primeros en lograrlo.

El primer equipo que lo hizo fueron los Potros de Indianápolis, que no ganaron menos 12 juegos de 2003 a 2009.