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El 'efecto Jimmy Graham' en el futuro del ataque de Seattle

Los segundos corrían inexorablemente, la Super Bowl XLIX estaba a punto de finalizar y Seattle necesitaba anotar el touchdown que le diese su segundo título consecutivo. Todo el mundo esperaba una carrera de Marshall Lynch, pero contra todo pronóstico Pete Carroll ordenó una jugada de pase que acabó siendo la tumba para su equipo.

El destinatario del fatídico lanzamiento de Russell Wilson fue Ricardo Lockette, un chico que en cuatro años ha anotado un total de tres touchdowns y ninguno desde una distancia más corta que 33 yardas. Ese dato muestra a las claras la ausencia en la plantilla de un receptor de garantías en las últimas yardas y explica al cien por cien el principal motivo del traspaso por Jimmy Graham.

En cinco temporadas en New Orleans, Graham ha pisado la end zone rival 51 veces (sólo Rob Gronkoswki ha anotado más que él). En un 78,4% de las ocasiones esas anotaciones se produjeron en la zona roja. Si Seattle vuelve a encontrarse en la misma posición, esta vez Carroll podrá mandar un pase con total tranquilidad.

Con sus 2.01m de estatura y 120kg de peso Graham es uno de los receptores con mayor radio de acción de la liga. Wilson tiene en él un objetivo con el que nunca había contado en su carrera, alguien en quien apoyarse de forma consistente para mover las cadenas por vía aérea. Su combinación de tamaño y velocidad es una pesadilla para las defensas rivales.

Graham es un tight end a efectos nominales pero no acude a Seattle para bloquear para Lynch. Eso no significa que su presencia en el campo no vaya a beneficiar al juego terrestre de los Seahawks. A partir de ahora las defensas tendrán que pensárselo dos veces antes de emplear una “Cover 0”. Eso implica cubrir 1x1 a Graham, un jugador al que simplemente puedes “colgarle” la pelota que él se encargará de bajarla como si fuera un rebote. No en vano jugó para el equipo de baloncesto de la universidad de Miami durante cuatro años.

La mayor adaptación por la que tendrá que pasar Graham en su nuevo equipo consistirá en maximizar sus oportunidades. Los Saints suelen ser uno de los conjuntos más lanzadores de la NFL, mientras Seattle es la franquicia más corredora de la liga. La media de “targets” de Graham en los últimos cuatro años es de 138 por campaña. En cambio, en la era Wilson nadie ha sido el objetivo de siquiera 100 pases en un año.

Eso implicará que tenga que ser más agresivo y físico en las recepciones duras por el medio, una faceta en la que hasta ahora no ha destacado y donde deberá progresar para sacar máximo provecho de las cerradísimas defensas que se emplean con Seattle.

Si Graham se adapta a su nuevo rol y a la realidad del equipo y la división en la que va a jugar su fichaje podrá ser uno de los más importantes de la próxima temporada en la NFL.