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PARÍS 2024 | NATACIÓN

Marchand, la práctica mental, 11 horas de sueño y una confesión: “Necesito vacaciones”

El propietario de cuatro oros y cuatro récords olímpicos en los Juegos de París habló de cómo gestionó la presión, de las comparaciones con Phelps, del futuro de Bob Bowman y del suyo propio.

París
Marchand, la práctica mental, 11 horas de sueño y una confesión: “Necesito vacaciones”
MANAN VATSYAYANAAFP

Ni siquiera estaba repleta la sala de prensa donde comparecía, directo en ascensor a la planta 3 de La Défense Arena, tras completar una de las mayores hazañas de la natación. Y buena parte de los periodistas presentes, además, o eran chinos y solo se interesaban por Wang Shun, medallista de bronce, o le requerían por asuntos de dopaje. Así, como un cava o un espumoso que se descorcha con rabia pero que al poco rato ya queda disipado, se apreciaba el contraste entre el fervor vivido en la piscina y la quietud, que casi hacía daño a los ojos, con la que se esperaban las palabras del nuevo rey de la natación. Del ganador de cuatro medallas de oro con sus respectivos récords olímpicos: 200 braza (2:05.85), 200 mariposa (1:51.21), 200 estilos (1:54.06) y 400 estilos (4:02.95). Y encima, en su país, algo de lo que ni siquiera Michael Phelps puede alardear. Él es Léon Marchand.

“Ha sido una locura. Algo increíble. Yo quería ganar el máximo de carreras posibles en los Juegos, está claro, pero también me lo tomaba como que debía ganar un oro y tenía cuatro posibilidades para conseguirlo”, desveló, contagiado también por ese ambiente en exceso relajado. “Mi entrenador -en referencia a Bob Bowman, quien no le ha dejado ni a sol ni a sombra esta semana- sabía que estaba preparado para estos Juegos, yo también lo sabía, y me decía que disfrutara. Por eso no ha sido estresante”, aseguraba el pupilo de quien también fuera entrenador del Tiburón de Baltimore: “Michael es una leyenda de la natación y yo me siento orgulloso cuando nos comparan. Él cambió el deporte para siempre”, resolvió.

Léon Marchand, durante la final del 200 estilos.
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Léon Marchand, durante la final del 200 estilos.Marko DjuricaREUTERS

“Estos Juegos han sido como un regalo de Navidad, con una sorpresa tras otra”, bromeó el francés, quien cambió a un tono más grave para admitir que “con 22 años no era fácil soportar tanta presión sobre los hombros. Pero ya el primer día salí relajado. Había practicado mentalmente y creo que salió bien. No estaba acostumbrado, creo que nadie lo está, a este tipo de situaciones. Así que he tratado todo este tiempo de ir cogiendo lo positivo e ignorando lo negativo”, reflexionó.

Pero no todo ha sido el aspecto psicológico. El cúmulo de series, semifinales y finales en pruebas individuales desde el domingo ha sido alucinante: 11 veces se ha tirado a la piscina Marchand con la exigencia de perseguir el mejor tiempo, la victoria, la excelencia. Y el desgaste había hecho acto de presencia a las puertas de estos 200 metros estilos que debían servir para poner la guinda.

Marchand hace el gesto de los cuatro oros.
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Marchand hace el gesto de los cuatro oros.JONATHAN NACKSTRANDAFP

“No había dormido bien en toda la semana, estaba muy cansado”, advirtió, “pero esta noche pasada logré dormir 11 horas, y por la mañana me levanté de nuevo lleno de energía”, celebró. No en vano, está previsto que el de Toulouse vuelva a lanzarse al agua en los 4x100 estilos. Y no está descartado que lo haga también en la final de los relevos mixtos. Pese a ello, que nadie se lleve a engaño: “Necesito vacaciones”, confesó.

¿Y a la vuelta? Pues le tocará una mudanza. Una vez concluida la temporada universitaria en Estados Unidos, la NCAA, que Arizona ganó por primera vez esta pasada primavera gracias a Marchand, Bowman decidió fichar por Texas. “Definitivamente, continuaré con él”, confirmó el nadador. “Hemos compartido momentos asombrosos aquí y hemos trabajado muy duro los tres últimos años. Él sabrá ayudarme a enfocar lo que viene en mi carrera”, vaticinó. Y apostilló: “Para mí es solo el principio. Mi siguiente objetivo es Los Ángeles 2028, eso seguro. Solo quiero seguir nadando”. No es mal propósito para el Léon de París 2024.

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