España tutea a un ‘coco’ pero no se libra de unos temibles cuartos

“Lo que me cambiaron los Países Bajos fue que me descubrí a mí mismo”, confesaba Max Caldas hace unos días en su charla con AS. El seleccionador de los RedSticks se pasó allí cerca de dos décadas maravillosas, pero que habían comenzado con turbulencias. Nada más llegar, se divorció -normal que uno de sus referentes sea el personaje Ted Lasso-, tenía 28 años y se decidió entre volver a casa, a Argentina, o tomar las riendas de su vida.

Este viernes, con él como líder, la que quiso -y durante muchos minutos, logró- tomar el control de su destino fue la Selección española masculina de hockey hierba, capaz de tutear, de dominar de entrada, de ponerse por delante y de peleárselo todo a la ‘Oranje’, vigente campeona de Europa. Lo único que falló fue el desenlace, pues la derrota deja a España a expensas de lo que haga a lo largo de esta jornada Bélgica, el favoritísimo para el oro, de los que muy probablemente saldrá el rival en los cuartos de final del domingo.

Ya había enseñado España de lo que es capaz con su victoria ante Alemania, la vigente campeona del mundo, que le dio alas para estar matemáticamente en cuartos de final a falta de una jornada. Pero es que, con el billete guardado en la cartera, y todavía sin Álvaro Iglesias por sus molestias en una mano, se acabó de liberar para entrar por la puerta grande al choque contra Países Bajos, teóricamente muy superior, que se achicó como un acordeón en un espectacular arranque de los RedSticks.

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Tenían los neerlandeses el primer penalti córner, tan bien defendido que un especialista como Jip Janssen envió la bola directamente fuera. Era la antesala del primer gol español, todo astucia y olfato. Servía rápidamente Edu de Ignacio, se daba media vuelta, asistía, trataba de controlar sin éxito Justen Blok y olía sangre José María Basterra, Chefo, para sacar colmillo.

Pero la cosa no quedaba ahí, en unos minutos para grabar y guardar en el archivo de lo memorable. A falta de un segundo para el final del primer cuarto, dominado en el marcador, la posesión y el juego, Marc Reyné asestó un remate formidable dentro del área que significó el 0-2, frente a un porterazo como Pirmin Blaak, que nada podía hacer ante el vendaval.

Y, aunque Luis Calzado emuló en defensa lo que se impulsaba como un cohete en ataque, a la tercera pudo Janssen superarle. Fue en un penalti stroke forzado por la ‘Oranje’ en un contraataque, a los 19 minutos, lo que aplacó el vértigo inicial del equipo de Max Caldas. De ello trató de sacar petróleo el equipo dirigido por el doble campeón olímpico Jeroen Delmee, aunque fue de nuevo Basterra el que más cerca estuvo del gol, del tercero, desbaratado por Blaak al filo del descanso.

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Continuó encontrándose esa extraña pareja formada por Janssen y Calzado, que se lo detenía casi todo. Pero no así a Tjep Hoedemakers, quien empató el partido en el 40′. Y, en cuestión de ocho minutos, pasaron los RedSticks de ir ganando a perder por dos tantos de diferencia. Floris Wolterboer y de nuevo Hoedemakers tuvieron la culpa de ese 4-2 al que de todos modos reaccionaron velozmente, con un penalti stroke convertido por Marc Miralles ya en el tramo final.

Se contuvo la sangría, cierto, pero le quedaba a Janssen recuperarse de la espinita. Y, al noveno intento, Janssen convirtió un penalti córner. Un 5-3 demasiado hostil a falta de solo 7:33 para el final. Y esa ventaja la gestionaron perfectamente los campeones olímpicos en Atlanta 1996 y Sidney 2000, dispuestos a reeditar aquellos laureles. España deberá esperar, pero todo apunta a que después de dos victorias, un empate y dos derrotas, su cruce de cuartos será de órdago.

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