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PARÍS 2024 | TENIS

Carlos Alcaraz y el peaje de la Villa Olímpica: menos descanso pero mucha ilusión

El español, ante una semana “diferente” al circuito que acostumbra a hoteles de lujo, que compensa con su deseo de dar una medalla a España.

París
Carlos Alcaraz, en Roland Garros.
LavandeiraEFE

El tenis, sobre todo la élite en la que está Carlos Alcaraz, pasa el año en la burbuja de torneos que provee de hoteles de lujo a sus jugadores con coche oficial en la puerta. Comedores bien surtidos (sushi, pasta, buena proteína...) en los que no hay que hacer cola. Y de repente, cada cuatro años, las megaestrellas deben hacerse a unas rutinas totalmente diferentes en una Villa en la que 10.500 deportistas de 205 delegaciones conviven sin privilegios. En los que se comparte el bus que te lleva de vuelta al apartamento, también compartido y sin aire acondicionado (polémica decisión de París), de las famosas ‘camas de cartón’ desmontables sin colchones mullidos.

Alcaraz, como Rafa Nadal, lo aceptó. No como Novak Djokovic esta vez, que vive en un hotel. O Roger Federer, que también evitaba pisar la Villa. Y estos días ha tenido que “lidiar” con eso. “Está siendo diferente... vamos a decirlo así. No es como cualquier torneo, se vive de manera distinta pero ilusionante. El poder compartir momentos con otros deportistas y sentir un respeto mutuo. Eso lo hace especial. Pero es obvio que el descanso, la comida, el llegar tarde... No es sencillo”, responde el murciano, que tras ganar a Tommy Paul realizó su rutina de 20 minutos de bici estática para despejar el ácido láctico y tomó baños de contraste.

Aquí no están Juan Carlos Ferrero (se le espera para la final), ni su fisio Juanjo Moreno, guardián de su alimentación sin gluten. Sólo su agente Albert Molina, como técnico pero sin pase para la Villa. El jefe es David Ferrer, capitán de Davis. Las acreditaciones en unos Juegos son un tesoro escaso. En la grada, eso sí, su padre, su madre y su hermano Jaime le arropan. Pero nada de cenas en L’Avenue, el Siena o el Cafe di Roma, como durante Roland Garros. O pasear por la ciudad.

“Ha sido una semana muy, muy intensa. De muchas emociones con el individual y el dobles, de muchos momentos difíciles. Hoy (por ayer) logré recuperar muy bien, pero los días anteriores entre los entrenamientos y los dos cuadros tuve un momento de bajón físico y me costaba disfrutar”, reconoció Alcaraz, más liberado, tras derrotar a Auger-Aliassime. “Queda una montaña por delante”, advierte, sin embargo con Novak Djokovic en el horizonte. Detrás de ella, la idea de tatuarse los aros olímpicos si es oro. El US Open, Wimbledon y Roland Garros ya están en su piel.

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